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BENHAM BEN-TALEBLU Y MERVE TAHIROGLU

 

Ahmadinejad asistió el viernes a la ciudad occidental de Bursa a una ceremonia recordatoria  para Necmettin Erbakan, el primer Primer Ministro islámico de Turquía (1996-1997),  fundador y líder del movimiento islámico más popular de Turquía: Visión Nacional (Milli Görüş).
El 26 de febrero, un vuelo de Iran Air aterrizó en Estambul llevando a un importante pasajero en el asiento 19F: el ex presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad. Viajando a la República Turca como un ciudadano privado, a Ahmadinejad se le unió una pequeña comitiva que incluía a dos clérigos de nivel medio, y a un amigo de largo tiempo y confidente político. El Ministro del Exterior de Irán buscó hacer hincapié en la naturaleza no oficial de la visita de Ahmadinejad, pero el viaje golpea más cerca de casa de lo que Teherán puede imaginar.

Como Primer Ministro, el primer viaje al exterior de Erbakan fue a la República Islámica, donde firmó un acuerdo de 25 años para gas natural iraní. Visto como una amenaza para el laicismo turco, Erbakan fue depuesto del poder en un golpe “posmoderno” en 1997. Entre las transgresiones de Erbakan hubo un evento llamado “noche de al-Quds” en 1996, que incluyó al ex embajador iraní Mohammad-Reza Bagheri, quien defendió un modelo de República Islámica para Turquía en un discurso que alarmó al ejército laico y a la Corte Constitucional. Más tarde, como ex primer ministro, el último país que visitó Erbakan antes de su muerte fue también Irán. La invitación a este recordatorio a Ahmadinejad sólo pone de relieve la dirección en la cual podrían querer que vaya Turquía algunos de los seguidores de Erbakan.

Ahmadinejad fue uno de los mayores admiradores de Erbakan, y el colmó de elogios al fallecido primer ministro durante la ceremonia recordatoria de la semana pasada. Durante su discurso en Bursa, el dijo con efusividad: “El fallecido Erbakan era un gran hombre … los imperialistas primero debilitan a las naciones y luego las dominan. Pero los verdaderos políticos tratan de reforzar las relaciones entre las naciones. El fallecido Erbakan trabajó para fortalecer a las naciones. Dios lo bendiga.”

Hablando a los periodistas antes de la ceremonia, Ahmadinejad promovió el potencial de Turquía e Irán para desafiar conjuntamente el orden mundial: “Estoy seguro que si Turquía e Irán están completamente unidos, la situación del mundo cambiará por completo… cuando las naciones están juntas, Satán no puede hacer nada. Quiero darles la buena nueva que el día de la muerte de Satán y la unidad de las naciones está cerca.” El léxico político de Irán, por supuesto, etiqueta a menudo a los Estados Unidos como el “Gran Satán.”

En Bursa, el ex líder iraní rindió homenaje al que fue una vez hogar del Ayatollah Khomeini, donde el teólogo pasó muchos meses en el exilio antes de hacer su camino a Francia, donde vivió antes de regresar a Teherán para liderar la Revolución Islámica. Durante su visita, Ahmadinejad también se reunió brevemente con el ex Presidente Abdullah Gül y discutió las relaciones turco-iraníes.

No obstante, la competencia y colaboración intermitentes de Irán y Turquía, la visita de un ex presidente populista persa para elogiar al padre del Islam político en Turquía no debe ser pasada por alto. A pesar de lo que puede bien ser una táctica mediática por parte de un ex líder hambriento de atención, el viaje de Ahmadinejad pone de relieve los vínculos transnacionales duraderos entre los islámicos en el Medio Oriente moderno.

 

 

Fuente: Informe Político de la Fundación para la Defensa de las Democracias

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México