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ANNE BAYEFSKY

 

En el mundo retorcido de la política estadounidense, el Presidente Obama ha pasado años dando poder a regímenes iraníes, brutales y xenófobos, después de elecciones fraudulentas. Y sin embargo critica a los congresistas republicanos — quienes están tratando de evitar las consecuencias letales – por facilitar a los “intransigentes” iraníes.

En el mundo retorcido de la política de derechos humanos, Irán ha pasado años patrocinando terrorismo alrededor del mundo. Y sin embargo el ministro del exterior, Zarif, subió al podio del Consejo de Derechos Humanos de la ONU la semana pasada y dijo “es atemorizante que terroristas de Da’esh [ISIS] hablen idiomas europeos con acentos nativos.”

No es de extrañar que necesitemos relacionistas públicos. En el mundo retorcido de los derechos de las mujeres, las mujeres iraníes han pasado una generación viviendo bajo un sistema judicial bárbaro que incluye muerte por lapidación por presunto adulterio. Y aún así Irán es electo miembro del más alto organismo de derechos de las mujeres de Naciones Unidas, la Comisión sobre la Condición de las Mujeres.

El propósito de todo el doble discurso y comportamiento deshonesto en la política exterior estadounidense es lo suficientemente claro: impedir que los honestos sepan adonde apuntar.

La jerga de los iraníes, las Naciones Unidas y el gobierno de Obama de “causas de origen” se tratan de buscar a los criminales mirando a todas partes menos a la escena del crimen.

En Ginebra, Zarif apuntó a la “alienación y privación de derechos en las ‘democracias occidentales.'”

La Sección 1 de la “estrategia global anti-terrorista” de Naciones Unidas comienza con “medidas para encarar las condiciones conducentes a la propagación del terrorismo”, y se centra en el “desempleo juvenil… y la consiguiente sensación de victimización que impulsa el extremismo y el reclutamiento de terroristas.”

De igual manera, el Presidente Obama usó su conferencia sobre extremismo violento en febrero para enumerar gran cantidad de “quejas económicas y políticas” contra Estados Unidos como parte del “suelo desde el cual ellos [ISIS] crecieron.”

Dirigirnos en las direcciones erradas tiene dos consecuencias. Quita nuestros ojos de los verdaderos perpetradores y de su odio e intolerancia inexcusables e imperdonables. Y entrena nuestra atención en un chivo expiatorio conocido – los judíos y el estado judío.

El socio negociador del Secretario Kerry, Zarif, no parpadeó ni un ojo con esta mentira al consejo de derechos humanos: “comiencen con los derechos humanos resistiendo la urgencia de politizar todo. Para este fin… deben ser terminadas de inmediato las violaciones groseras y sistemáticas de los derechos humanos de los palestinos por parte del régimen de Israel.”

Y aquí está el manual del Presidente Obama. Después del discurso del primer ministro israelí Netanyahu ante el Congreso — al que a pedido de Obama no asistió ni un solo miembro de su gobierno — el presidente dijo: “es muy importante para nosotros no politizar la relación entre Israel y los Estados Unidos.”

Aparte, aun cuando el presidente dijo a los estadounidenses en respuesta a Netanyahu: “es muy importante no distraerse por la naturaleza de las ambiciones de los regímenes iraníes en lo que hace a territorio o terrorismo”, el no tuvo problemas en enviar en forma simultánea a las embajadoras Susan Rice y Samantha Power a la conferencia del AIPAC para acusar a Israel de arrojar “obstáculos a la paz” que “erosionan la confianza.”

Las contradicciones y las incongruencias del gobierno de Obama, las autoridades iraníes y las Naciones Unidas son suficientes para mantener girando tu cabeza. Afortunadamente hay un antídoto. Sentido común.

Un ayatollah responsable por secuestrar y matar estadounidenses, reprimir impiadosamente a su propio pueblo y a aquellos en los estados a su alrededor, comprometido con matar judíos y adquirir armas de destrucción masiva, ¿merece un apretón de manos?

Fuente: PJ Media

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México