Obama_Iran-Enlace-Judio-Mexico

THE WALL STREET JOURNAL

 

La Casa Blanca quiere que Naciones Unidas vote, pero no el Congreso de Estados Unidos.

Un desafortunado efecto secundario de la carta de la semana pasada, de 47 senadores del Partido Republicano a Irán, es que ha ayudado a la Casa Blanca y a sus amigos en los medios de comunicación a ocultar una historia mucho más importante—el grado en que el Presidente Obama está tratando de impedir que el Congreso desempeñe cualquier rol significativo al evaluar su acuerdo con Irán-.

Los funcionarios de la administración están resoplando por la carta “inconstitucional” del Senador Tom Cotton de Arkansas, pero es apenas una carta y el Congreso tiene el derecho a la libertad de expresión. Si una mera carta de una minoría del Senado tiene el poder de echar por tierra un acuerdo con Irán, como el Sr. Obama sugiere que podría ser , entonces tal vez el acuerdo es muy frágil como para ser digno de hacerse.

La verdadera excepción constitucional aquí, es el intento de Obama por obstruir al Congreso para que sea irrelevante. Eso queda claro a partir de un destacable intercambio de cartas entre el Presidente de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Corker, y el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Denis McDonough.

El Sr. Corker escribió el 12 de marzo pidiendo que el Presidente aclare comentarios del Vicepresidente Joe Biden y otros de que un acuerdo con Irán podría “entrar en efecto sin aprobación del Congreso.” Él también preguntó por informes de medios de comunicación de que “su gobierno está contemplando llevar un acuerdo ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para una votación”, mientras amenaza con vetar la legislación que requeriría que el Congreso vote.

El Sr. McDonough respondió por el Presidente el fin de semana en una carta que sólo puede ser descrita como una afrenta a las prerrogativas constitucionales del Congreso. El jefe del gabinete pidió al Sr. Corker que retrase más la legislación bipartidista que requeriría que el Senado vote dentro de los 60 días sobre cualquier acuerdo con Irán.

“La legislación impediría potencialmente que cualquier acuerdo tenga éxito al sugerir que el Congreso debe votar para ‘aprobar’ cualquier acuerdo, y al quitar  a las autoridades de exención de sanciones existentes que ya han sido otorgadas al Presidente”, escribió.

Entonces, el Sr. McDonough dice que el Congreso tiene “un rol que desempeñar”, cualquiera sea, en tanto no interfiera con lo que quiere el Sr. Obama. Y una vez que el Congreso otorgue una exención al Sr. Obama, nunca puede quitarla aún si el Congreso concluye que el Presidente está haciendo mal uso de ella.

El contexto más largo aquí es que el Sr. Obama está tratando de hacer de su acuerdo con Irán un hecho consumado antes que el Congreso tenga algo que decir. Su plan es lograr un acuerdo y enviarlo para aprobación al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, encerrando al Congreso. Entonces él eximirá de algunas sanciones a Irán por su cuenta, mientras argumenta que cualquiera que se opone al acuerdo quiere guerra.

La carta del Sr. McDonough incluye una larga lista de acuerdos previos que “no requieren aprobación del Congreso.” Pero los ejemplos que cita son, o acuerdos menores,  o que han tenido apoyo bipartidista sustancial. No hay precedentes en la era nuclear de un presidente de que esté negociando tan importante acuerdo de control de armas sin consentimiento del Congreso.

El Sr. Obama podría haber evitado este enfrentamiento con el Congreso de no haber tratado a los representantes electos de Estados Unidos como poco más que una molestia pública. Sus secuaces han divulgado más detalles de las conversaciones con Irán a los medios de comunicación que al Congreso. Es poca sorpresa que algunos miembros de cualquiera de las partes confíen en su habilidad negociadora o juicio de seguridad.

El Sr. Corker tiene 65 partidarios para su legislación, la que  ha retrasado hasta el 24 de marzo a solicitud de los demócratas. Si él la retrasa más, se arriesga a conceder el deseo del Sr. Obama de hacer del Congreso el equivalente del parlamento iraní.

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México