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Bashar Assad - Enlace Judio MexicoEl presidente sirio Bashar Assad debe agradecer a Abu Bakr al-Baghdadi, líder del Estado Islámico, por el hecho de que, debido a los asesinatos horripilantes y expansión en curso de su organización en el Medio Oriente, Estados Unidos y los países occidentales han cambiado de opinión sobre derrocar a Assad y en cambio, decidieron poner en marcha negociaciones con él para una solución diplomática a la situación en Siria.

Después de cuatro años de la sangrienta guerra civil, el Presidente Assad siente que es muy popular y se las ha arreglado para derrotar tanto a sus enemigos en el campo de batalla como a sus opositores políticos – Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudita y Qatar.

El perdedor principal en esta guerra ha sido el pueblo sirio, 200,000 de los cuales han muerto y millones más desplazados o convertidos en refugiados.

La oposición “moderada” siria ha sido duramente golpeada, y no está claro aún si se recuperará.

La organización rebelde moderada, ‘Hazzm’, ha anunciado su disolución, y es incierto lo que sucederá con el entrenamiento en Turquía y Arabia Saudita que había planificado Estados Unidos para los rebeldes moderados.

El secretario de estado estadounidense, John Kerry, dio el sello de aprobación oficial al triunfo de Assad, diciendo a CBS News el 15 de marzo del 2015 que Washington “tendría que negociar al final” con Assad para asegurar un cambio político en Siria. La portavoz del Departamento de Estado agregó, “siempre ha habido una necesidad que los representantes del régimen de Assad sean parte de este proceso.”

La escritura ha estado en la pared durante largo tiempo. Kerry fue precedido por el representante de la ONU, Staffan de Mistura, quien se reunió con Assad el 17 de febrero del 2015 y dijo que Assad era “parte de la solución en Siria”. Además, el Director de la CIA, John Brennan explicó el 13 de marzo del 2015 que Estados Unidos, Rusia, los países regionales y los miembros de la coalición contra el Estado Islámico no están interesados en el ‘colapso’ del régimen de Assad.

La principal preocupación que llevó a la coalición occidental y árabe a esta conclusión fue que la caída de Assad provocaría a la vez un baño de sangre y un vacío gubernamental que llenarían las organizaciones islámicas yihadistas.

Los ataques aéreos de los estados de la coalición contra objetivos del Estado Islámico resultaron ser ineficaces y la oposición siria ‘moderada’, que había cultivado Washington, colapsó.

Durante los últimos cuatro años, Estados Unidos ha observado la lealtad inquebrantable del ejército sirio hacia Assad, quien también ha sido ayudado por miles de combatientes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán y Hezbolá. Estas fuerzas han luchado al lado de Assad e impidieron la caída de su régimen.

El ejército sirio también ha sido apoyado con fondos y armas de Irán y Rusia, y el pueblo sirio, que está decepcionado por la debilidad e incapacidad del Occidente para ayudar a derrocar al régimen tiránico, ha comenzado gradualmente a reconciliarse con la situación.

El cambio en la política estadounidense hacia el régimen de Assad está también vinculado a las negociaciones de las potencias mundiales con Irán. El objetivo de Washington es quitar las sanciones de Irán y hacerlo parte de la lucha contra el Estado Islámico. ¿Cómo podría cuadrar eso con derrocar al régimen de Assad que está combatiendo también al Estado Islámico?

Según fuentes árabes, Estados Unidos ya está llevando a cabo negociaciones con Assad a través de diferentes canales secretos para una solución diplomática que resolvería la crisis siria y lo dejaría en el poder.

Assad, que es alentado por su éxito y apuntalado por Rusia, China, e Irán, sin dudas presentará términos rígidos para un acuerdo en Siria que asegure su continuidad en el gobierno y el control alauita en curso del país.

Aunque la crisis en Siria todavía no terminó, y las batallas siguen arreciando a través del país, es muy claro que Assad es el gran ganador en la contienda militar y diplomática hasta ahora.

Yoni Ben Menachem, analista principal en Medio Oriente para el Jerusalem Center y ex Director General y jefe de redacción de la Autoridad de Transmisión de Israel.

Traducción: Marcela Lubczanski

Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs