AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO.

El nuevo gobierno liderado por el Likud se enfrentará a una serie de desafíos. Debe desbaratar el programa nuclear de Irán e impedir que Teherán obtenga el control dominante de la región. Los líderes de Israel deben preparar a las FDI para las peores situaciones del amenazante panorama estratégico.

Netanyahu1 - Enlace Judio MexicoUn nuevo gobierno del Likud asumirá el cargo en Jerusalem en las próximas semanas. El gobierno tendrá que enfrentar muchos desafíos de seguridad que surjan del turbulento entorno estratégico.

La cuestión más importante es Irán. Estados Unidos está apresurándose hacia un acuerdo que legitimará la condición de umbral nuclear de Irán. Muchas potencias cruciales del Medio Oriente han señalado su disgusto con el acuerdo naciente, así como su deseo de desarrollar capacidades de enriquecimiento de uranio a la par de Irán. El intento estadounidense por ofrecer un paraguas nuclear para bloquear la proliferación nuclear regional– que es una pesadilla estratégica – está condenado a fracasar. Ningún líder árabe confía en el Presidente Obama. Por lo tanto, solo un ataque militar para destruir la capacidad iraní de producir el material fisible necesario para bombas nucleares puede detener la proliferación nuclear en la región.

El único país con ‘agallas suficientes’ para hacer esto es Israel. Esta decisión debe ser asumida por el próximo gobierno israelí. El calendario para tal ataque no debe ser determinado por el progreso iraní adicional en el camino nuclear, sino por las percepciones de los líderes regionales de las ambiciones y poder iraníes. La expansión de la influencia iraní a Irak y Yemen, además de su control sobre Siria y Líbano, ha elevado las percepciones de amenaza. La voluntad estadounidense de aceptar un rol iraní regional mayor socava la credibilidad estadounidense y pone de relieve la necesidad de acción israelí en el futuro cercano.

Se necesita un ataque israelí para evitar la proliferación nuclear y para impedir que el Irán imperialista e islámico adquiera hegemonía en el Medio Oriente. La historia indica que tales acciones israelíes no son bienvenidas por los gobiernos estadounidenses, pero son altamente apreciadas más tarde. En este caso, es Israel el que tendrá que salvar a los estadounidenses de sí mismos.

El principal reto de Israel es mantener su libertad de acción, mientras está en un curso de colisión con la política estadounidense actual. Esta no es una tarea fácil, pero Israel tiene grandes reservas de buena voluntad en los Estados Unidos que deben permitir actuar a Israel bajo sus intereses cardinales de seguridad contra la voluntad de un presidente estadounidense impopular.

A pesar del hecho que algunos de los ejércitos árabes que presentaban una amenaza para Israel se han desintegrado en gran parte y la fuerza diferencial entre Israel y sus vecinos árabes crece constantemente, el estado judío todavía enfrenta gran hostilidad de grupos armados islámicos subestatales. Hezbollah, Hamas y la Yihad Islámica no pueden conquistar Israel, pero han adquirido capacidades impresionantes para causar daño masivo a Israel. Todavía son necesarias grandes formaciones blindadas para abordar esos desafíos. Además, deben aumentarse las capacidades de defensa misilística activas de Israel.

Desafortunadamente, las FDI tienen pocos fondos, lo que ha llevado a recortes en las fuerzas terrestres y en entrenamiento para el ejército regular y sus reservas. Quien sea el nuevo ministro de defensa tiene la tarea de asegurar un presupuesto militar mucho mayor y por varios años sobre el cual las FDI puedan planificar en forma definitiva una acumulación de fuerza sostenida. La economía fuerte de Israel puede sostener definitivamente diseños de defensa más grandes.

Otra área que necesita atención es la armada. Más del 90% de las exportaciones de Israel viajan a través del Mediterráneo Oriental. Además, esta área es rica en recursos energéticos que son vitales para la prosperidad futura de Israel. Sin embargo, el Mediterráneo Oriental se está volviendo cada vez más un lago islámico.

Turquía bajo Erdogan se vuelve más hostil cada mes. Siria es un aliado iraní, y su guerra civil ha provocado el surgimiento de milicias islámicas de todo tipo. Líbano es gobernado en gran medida por Hezbollah – una organización chiíta radical alineada con Irán. Hezbollah perpetra ocasionalmente ataques contra Israel y ha amenazado con atacar las plataformas de gas de Israel en el mar. Hamas, un grupo terrorista sunita radical vinculado con Irán, ha tomado el control de Gaza. Ha lanzado miles de cohetes dentro de Israel y escenificó ataques contra instalaciones de gas israelíes en el Mediterráneo. En el Sinaí, una plétora de grupos armados islámicos está desafiando la soberanía de Egipto e incluso atacó objetivos junto al Canal de Suez. Libia ya no es un verdadero estado y las milicias islámicas están luchando para extraer áreas de influencia. En resumen, podemos ver pronto piratería verdadera y ataques terroristas en el Mediterráneo Oriental.

Las respuestas de Israel deben incluir una armada mas grande y fuerte. Este es un proyecto costoso que ya ha comenzado. Con suerte todos los problemas presupuestarios serán superados. Afortunadamente, algunos de los buques necesarios para esto son adquiridos en Alemania (no en Estados Unidos), mientras que otros pueden ser construidos en Israel si es asignado dinero suficiente.

El panorama estratégico del Medio Oriente está engendrando nuevos líderes y nuevas élites gobernantes. El aparato de inteligencia de Israel enfrenta una tarea difícil en identificar a los actores importantes y su modus operandi. Muchos de los demonios que conoció Israel ya no están más en el poder. Esto significa mayor incertidumbre y mayores posibilidades de sorpresas. Como Israel no puede prevenir todas las sorpresas (esa es su naturaleza), debe prepararse para las peores situaciones en vez de ser tentada por las mejores situaciones y los sueños color de rosa.

Efraim Inbar, profesor de estudios políticos en la Universidad de Bar-Ilan, es director del Begin-Sadat Center for Strategic Studies, y un becario Shillman/Ginsburg en el Middle East Forum.

Traducción: Marcela Lubczanski

Fuente: The Begin-Sadat Center for Strategic Studies.