SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Análisis respecto al programa de ayudas económicas a terroristas establecido por la Autoridad Palestina.

Héroes Estudiantes Palestinos
“Héroes” palestinos.

La Autoridad Palestina recompensa a terroristas en función del número de judíos que asesinen. Sólo el pasado año realizó pagos mensuales de entre 3 y 7 millones de euros en concepto de salarios y otros beneficios económicos a los terroristas y sus familias.

El dinero se canaliza a través del Ministerio de Prisioneros de conformidad con el Derecho del Prisionero. Dicha regulación establece una escala gradual, vinculando esos salarios a la duración de las penas de prisión en Israel, que en líneas generales refleja la gravedad del delito y el número de personas muertas y / o heridas.


Estos pagos no son automáticos para toda la población reclusa de origen palestino. Más bien, los altos funcionarios de la Autoridad Palestina, hasta el presidente Mahmoud Abbas, examinan los detalles de cada caso, la carnicería específica causada, y los datos personales de cada acto terrorista antes de aprobar los salarios y otorgar rangos honoríficos, ya sea en el gobierno de la Autoridad Palestina o el ejército. El Portavoz del Ministerio de Prisioneros, Amr Nasser lo explica vehementemente: “Estamos muy orgullosos de este programa y no tenemos nada que ocultar”.

La Autoridad Palestina recibe de los países donantes extranjeros un presupuesto anual que ahora supera los 4.300 millones de euros al año. Alrededor de un diez por ciento del presupuesto de la AP, más de 400 millones, se aporta anualmente por la ayuda exterior de la Unión Europea. En la propia Unión y sus países miembros existen leyes que prohíben cualquier pago cuando esos fondos, directa o indirectamente, apoyen o fomenten el terrorismo.

Sorprende que la burocracia sea incapaz de detectar casos obvios como el de, por ejemplo, Ahmad Talab Mustafa Barghouti, quien personalmente coordinó numerosos actos terroristas. Entre ellos se incluye un tiroteo en Jerusalén en enero de 2002, matando a dos personas e hiriendo a cuarenta; el asalto a un restaurante de Tel Aviv, matando a tres personas e hiriendo a 31, o en marzo de 2002, cuando intentó detonar un cinturón bomba en una ambulancia. El 30 de julio de 2002 un tribunal militar concluyó que era responsable del asesinato de 12 israelíes, siendo sentenciado a 13 cadenas perpetuas.

Según la revisiones de seguridad de la Autoridad Palestina sobre presos, la compensación económica a Barghouti comenzó con carácter retroactivo al 1 de julio de 2002, el primer día del mes en que se impusieron las 13 cadenas perpetuas. En el momento de su detención, Barghouti era sargento de la policía palestina. Como recompensa, mientras cumplía pena en una prisión israelí, recibió un salario anual de 12.953 shekels israelíes y fue ascendido diversos grados en la escala ejecutiva.


Otro caso notorio es el del terrorista Said Ibrahim Said Ramadán. El 22 de enero de 2002 disparó indiscriminadamente en una concurrida calle de Jerusalén. Dos personas fueron asesinadas, y decenas resultaron heridas. La policía pudo abatir a Ramadán antes de que pudiese proseguir el tiroteo.


Sólo cinco días después, el 27 de enero de 2002, el caso de Ramadán fue revisado por el Ministerio de Asuntos Sociales de la Autoridad Palestina, otorgándole la categoría de mártir y determinando los beneficios económicos que se derivarían a la familia. Esa revisión se llevó a cabo por el “Comité de ayuda a las familias de los mártires y heridos”, una organización originalmente creada en 1969 por la OLP con el objeto de sistematizar indemnizaciones a los heridos o muertos en ataques terroristas.


Esa compensación por “Martirio” se dispensa en todo el mundo, dondequiera que el acto terrorista se lleve a cabo, de acuerdo con un informe de la Autoridad Palestina en 2010. El informe señala que en 2009, más de 66 millones de euros se pagaron en el programa, de los cuales 22 millones salieron fuera de Israel y la región palestina para recompensar el yihadismo internacional.

La semántica utilizada por dicho Consejo para otorgar estas ayudas económicas es cuanto menos preocupante. Por ejemplo, en el caso de Ramadán, el relato es como sigue: “Adquiere la condición de mártir ejecutando una operación en Jerusalén occidental. La operación llevó a la muerte y lesiones a varios israelíes. Él (Ramadán) era conocido por ser una persona tranquila y fiel a su país. Fue martirizado en el desempeño de su deber nacional”. El director del Comité apostilla: “recomendamos que sea considerado como uno de los Mártires de Al Aqsa”. Algunas semanas más tarde, un documento de seguridad interna de la Autoridad Palestina otorga su refrendo a la recomendación del comité, concluyendo que “el Sargento Said Ibrahim Said Ramadán, de la Policía Marítima, queda designado como un mártir por la Autoridad Palestina el 23 de enero de 2002, ya que fue martirizado en el desempeño de su deber nacional“.

Los casos Barghouti y Ramadán son sólo dos de los cientos de terroristas recompensados por sus acciones. No es un programa automático y uniforme, sino más bien un exigente y meticuloso proceso donde el grado de perversión cotiza al alza. Dicho dinero parte de la ayuda internacional, y desde la Autoridad Palestina se informa a los países donantes que son “los salarios del gobierno.” La mayoría de los contribuyentes de los países donantes no tienen ni idea de que su dinero, otorgado sin mala intención, en realidad está avivando las llamas del terrorismo yihadista.

 Fuente: ACOM – Acción y Comunicación en Oriente Medio