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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Israel se preocupa por la invasión de rebeldes hutíes apoyados por Irán a Adén pero Arabia Saudita está ardiendo de ira, y no por Teherán.

Por Avi Issacharoff

Hace unos meses, cuando la resistencia hutíe del Yemen iniciaba su levantamiento, Israel ya se preocupaba por el avance de las fuerzas rebeldes en la península.

No es de extrañar que el grupo haya llamado la atención de Jerusalem. En casi cada manifestación realizada por los hutíes en los últimos meses, las consignas escuchadas parecían ser tomadas directamente de la Revolución Islámica de 1979 en Irán: “Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel, maldición a judíos, victoria al Islam.”

Al-Houthi Zaidiyyahs son una rama del chiísmo, distinta a las creencias de los chiítas en Irán, pero que actúan de conformidad con el régimen de Teherán, que suministra a los rebeldes yemeníes equipo avanzado, permitiéndoles librar batallas contra las fuerzas del presidente Abed Rabbo Mansour Hadi.

Luego que los rebeldes saquearon gran parte de la ciudad portuaria de Adén, empujando a El- Hadi fuera de su casa el miércoles y provocando ataques aéreos saudíes, las preocupaciones del lado israelí son claras.

En primer lugar, una toma del poder iraní del estrecho estratégico Bab el Mandeb y la posibilidad de que buques israelíes sean atacados sin que nadie tome responsabilidad oficialmente de este tipo de ataques no augura nada bueno para el Estado judío.

Pero aparte de la amenaza de ataques a buques, la toma del poder iraní-hutíe en el Yemen plantea otra gran preocupación para Israel, es decir, la creciente influencia de Irán en la región, que permitirá a la República Islámica mejorar su posición en las negociaciones sobre su programa nuclear.

A medida que aumenta la intervención de Irán en países como Irak, Siria y Yemen, incrementa su capacidad de negociación con estadounidenses y europeos sobre el número de centrifugadoras que mantendrá y la naturaleza de las inspecciones realizadas por funcionarios de la ONU en sus plantas nucleares.

Los encargados de la toma de decisiones en Israel han llegado a la conclusión que los estadounidenses no tienen intención de exigir a Irán que detengan sus operaciones militares e incluso ataques terroristas en otros países como parte del acuerdo sobre el programa nuclear de Teherán.

Pero las preocupaciones de Israel con respecto a las acciones militares de los rebeldes hutíes en el Yemen son insignificantes en comparación con el profundo descontento de Riad y otros países árabes, ante la destrucción provocada por Irán en todo Oriente Medio y la flagrante inacción de Estados Unidos.

El resultado de la operación militar saudí puede ser no decisiva, pero refleja la gran frustración de Arabia Saudita, Jordania y Egipto. La ira de estos regímenes no está dirigida contra Irán, que más o menos demuestra la hostilidad que se espera de ese país, sino principalmente hacia Washington.

Es difícil creerlo, pero mientras que la Casa Blanca está intensamente negociando con Irán a fin de lograr un acuerdo sobre el programa nuclear de ese país en los próximos cinco días, los chiítas de Teherán ayudan a derrocar a un régimen de mayoría sunita, logrando avances territoriales significativos. Yemen es un país que tiene una larga frontera con Arabia Saudita, el primer rival regional de Irán y, sin embargo, Washington se mantiene en silencio.

Sí, Arabia Saudita y Estados Unidos afirmaron que la operación durante la noche en el Yemen se llevó a cabo con la asistencia de inteligencia estadounidense, pero los líderes árabes y los encargados de la toma de decisiones en Israel aún luchan contra la insistencia de la Casa Blanca de mostrar una debilidad excepcional en su diálogo con Teherán.

Los árabes sunitas e Israel tienen la expectativa que las principales potencias mundiales al menos intenten presionar a Teherán detener sus operaciones militares en una variedad de localidades de Oriente Medio, como parte de cualquier futuro acuerdo sobre el programa nuclear de Irán.

Presiones contra Teherán por su participación en el Yemen o en Irak como la continuación de las sanciones económicas, podrían inspirar a los ayatolás a reconsiderar sus avances en la región.

Pero por ahora, en virtud de la política de cero acción de la Casa Blanca, Irán puede seguir haciendo lo que le plazca sin preocuparse de sus repercusiones.

Fuente: Times of Israel