AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

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La pregunta fundamental planteada por la diplomacia hacia Irán del Presidente Obama siempre ha sido si puede impedir un Medio Oriente armado nuclearmente—tanto en Irán como en Turquía y en los estados árabes sunitas. El Sr. Obama develó un acuerdo “marco” el jueves que, según él, hizo precisamente eso, pero las afirmaciones justifican gran escepticismo, debido a que llegan con tantos asteriscos.

El marco es apenas un “entendimiento” entre Irán y las seis potencias porque muchos de los detalles específicos están siendo negociados todavía. Pero el Sr. Obama quiso anunciar un acuerdo al estar cerca de su fecha límite auto-impuesta del 31 de marzo, para que el Congreso no aumente las sanciones contra Irán, y ahora el Secretario de Estado John Kerry regresará para negociar la crucial “letra chica”.

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El esquema general del acuerdo incluye algunos límites útiles con respecto a Irán, si éste elige acatarlos. A Teherán se le permitirá operar un poco más de 5000 de sus centrifugadoras de primera generación en su planta de Natanz, y sólo allí. No enriquecerá uranio por encima de los niveles de grado civil por al menos 15 años, aunque retendrá algo de sus reservas actuales innecesarias.

Aún mejor, el reactor de Arak será reestructurado para hacerlo incapaz de producir plutonio en grado de armas. La planta nuclear subterránea en Fordo permanecerá abierta pero será convertida en un “centro de investigación nuclear, físico y de tecnología” sin material fisible presente- y las centrifugadoras estarán bajo vigilancia por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica.

Todo esto sería en cierta forma tranquilizador si Estados Unidos estuviera negociando un acuerdo nuclear con Holanda o Costa Rica—o sea, un estado que acata la ley sin ninguna historia de engaño en acuerdos nucleares. Pero ése no es Irán.

Consideren el Protocolo Adicional, un agregado de 1997 al Tratado de No Proliferación Nuclear que estaba dirigido a expandir la capacidad de la AIEA para detectar y monitorear las actividades nucleares clandestinas. Irán firmó el Protocolo Adicional en diciembre del 2003, aproximadamente la época en que Saddam Hussein fue retirado de su agujero de araña. La firma no significó nada: Para septiembre del 2005 la AIEA informó que Irán no estaba cumpliendo con sus compromisos, e Irán abandonó la pretensión de cumplimiento para febrero del 2006.

Ahora Irán ha prometido firmar nuevamente el Protocolo. Pero como observó hace poco Olli Heinonen, ex subdirector de la AIEA, en un documento reciente para la Fuerza de Tareas para Irán, “contrariamente a lo que es observado comúnmente, el Protocolo Adicional no ofrece a la AIEA acceso irrestricto.” El Sr. Heinonen agrega que la agencia ‘necesita acceso ‘en todas partes y todo momento’ a sitios, material, equipo, personas, y documentos.”

El marco carece de esta provisión crucial de “todo lugar, todo momento”, aún cuando el Sr. Obama llama a sus inspecciones las más “interruptoras” en la historia. En su lugar, él dice que la “AIEA tendrá acceso regular a todas las plantas nucleares de Irán.” ¿Significa eso que los inspectores tienen que agendar una cita? ¿Con cuánto tiempo de anticipación? La forma obvia de evadir las inspecciones es comenzar una planta nueva y secreta que no es parte del acuerdo. Esto es exactamente lo que hizo Irán con las operaciones en Fordo.

Otro asterisco gigante concierne el levantamiento de sanciones, que es la principal razón por la que Irán aceptó negociar. El marco sugiere, sin ser explícito, que las sanciones más duras serán levantadas inmediatamente cuando se cierre un acuerdo final. El Sr. Obama habló mucho de una provisión de “fast rewind” que volvería a imponer las sanciones si Irán es atrapado engañando. Pero eso es muy vago. ¿Podrían Rusia y China vetar eso en Naciones Unidas?
¿Qué tal si Irán es sospechado de engaño? El marco dice que “será especificado un proceso de resolución de disputas” que permitiría que cualquiera de los firmantes del acuerdo “busquen resolver desacuerdos”. Eso suena sospechosamente como un Comité de Naciones Unidas, tal vez de los pares y protectores de Irán. Y eso sucede antes que las sanciones pudieran ser “devueltas de inmediato”.

Explicamos el monitoreo y aplicación porque estos son precisamente las lagunas legales que permitieron que Corea del Norte realice pruebas de armas nucleares después de alcanzar sus acuerdos diplomáticos con la O.N.U. y E.E.U.U. de la década de 1980 en adelante. Irán es probablemente el mejor amigo de Corea del Norte y Teherán ha tomado prestado gran parte de los programas nuclear y balístico de Pyongyang. Queda claro que también ha estudiado su record de trucos diplomáticos.

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El marco tiene otros asteriscos, los cuales ofrecerán examinará el Congreso. Y en ese contexto, fue desalentador escuchar al Sr. Obama recurrir a su acostumbrada estrategia de falso dilema que dice que los estadounidenses tenemos sólo dos opciones: su acuerdo o la guerra. El afirmó “dar la bienvenida a un debate robusto” mientras casi declaró que una diferencia de opinión era ilegítima.

Obama también dejó en claro que planea luchar con el Congreso al advertir a los “críticos” que este es un “acuerdo entre Irán, Estados Unidos de América, y las principales potencias del mundo— “incluyendo algunos de nuestros aliados más cercanos”.

Agregó que “si el Congreso mata este acuerdo”, entonces Estados Unidos “será culpado por el fracaso de la diplomacia.” El primero irá a la O.N.U. para aprobación, y luego retará al Congreso a discrepar. Bravo por dar la bienvenida al debate.

Aún así, el Presidente dio una muestra de sus propias ansiedades cuando dijo que invitaría a los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo—Arabia Saudita, Bahrein, Qatar, Omán y los Emiratos Arabes Unidos—a discutir el acuerdo en Camp David. Después de Israel, estos países son los más amenazados por el ascenso nuclear de Irán, al cual podrían corresponder con programas nucleares propios.

Quizás el Sr. Obama ofrecerá extender el paraguas nuclear de Estados Unidos para cubrirlos. Pero dudamos que la mayoría de los estadounidenses estén entusiastas con respecto a colocarse frente al gancho nuclear de Irán para la seguridad de, digamos, Qatar.

La verdad, a pesar de lo que diga el Presidente, los críticos de su marco para Irán no quieren la guerra. Pero tampoco quieren una paz falsa que lleve a un Medio Oriente a nuclearizarse y resulte en una guerra más horrorosa dentro de una década. Ése es el motivo por el cual este acuerdo necesita una investigación minuciosa de antecedentes y un debate genuino.

*Detalles a ser divulgados, e incluso negociados, más tarde.

Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México