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BRET STEPHENS

 

Estamos lidiando con un caso de Ofuscación Mutuamente Asegurada.

 

“Entonces cuando ustedes escuchen disertar a los críticos inevitables del acuerdo, háganles una pregunta simple: ¿Realmente usted piensa que este acuerdo verificable, si es implementado totalmente, respaldado por las principales potencias del mundo, es una opción peor que el riesgo de otra guerra en el Medio Oriente?”

Ese fue Barack Obama el jueves pasado, defendiendo su diplomacia con Irán mientras trataba a sus opositores con el tipo de desprecio simplista que es la marca de la mente progresista. Como yo soy uno de esos críticos inevitables, permítanme responder a su pregunta.

Sí, es peor. Mucho peor.

Sí, porque lo que el presidente llama “este acuerdo verificable” no pasa la primera prueba de verificación—acuerdo mutuo y claridad en cuanto a qué hay en él exactamente.

Consideren las sanciones. Irán insiste en que todas las sanciones—económicas tanto como nucleares—serán “revocadas de inmediato” y que “los países miembros del P5+1 están comprometidos a abstenerse de imponer nuevas sanciones relacionadas con lo nuclear.” Pero el gobierno de Obama afirma que Irán sólo obtiene alivio “si acata en forma verificable sus compromisos.” La administración agrega que “la arquitectura de las sanciones de Estados Unidos relativas a lo nuclear con respecto a Irán serán retenidas durante mucha de la duración del acuerdo.”

Entonces, ¿quién está mintiendo? ¿O estamos tratando con un caso de Ofuscación Mutuamente Asegurada?

Sí, también, porque el acuerdo no pasa la segunda prueba de verificación: No puede ser verificado.

Aquí nuevamente hay discrepancias significativas entre las versiones estadounidense e iraní del acuerdo. La administración afirma “Irán ha aceptado implementar el Protocolo Adicional”, una referencia a una adición al Tratado de No Proliferación Nuclear que permite inspecciones intrusivas. Pero Teherán promete meramente implementar el protocolo “sobre una base voluntaria y temporaria”, en espera de la ratificación final por parte de su parlamento, inshallah.

Nosotros hemos visto antes esta película. Irán aceptó implementar el Protocolo Adicional en el año 2003, sólo para renunciar a el a principios del año 2006, después de bloquear a los inspectores de armas.

Pero incluso el Protocolo es inadecuado, ya que no permite inspecciones sin aviso, y “en cualquier momento y cualquier lugar.” “Un acuerdo verificable requeriría acceso irrestricto a todas las plantas, personal, documentación y otra información crucial que está siendo buscada”, destaca Olli Heinonen, un ex inspector nuclear de alto rango para la Agencia Internacional de Energía Atómica. El Protocolo, agrega, “no obliga plenamente a esto.”

Sí también, porque la advertencia de Obama, “si es implementado totalmente”, es alimento para los gobernantes de Irán. ¿Qué sucede si Irán cumple con todo aspecto del acuerdo, salvo uno—por ejemplo, si comienza a acumular centrifugadoras más avanzadas?

“El régimen iraní engaña en forma gradual, no en forma notoria, aun cuando la suma total de su engaño incremental es notoria”, dice Mark Dubowitz de la Fundación para la Defensa de las Democracias. ¿Alguien piensa que el Sr. Obama se retirará de su acuerdo ante el primer caso de incumplimiento iraní? Este es un presidente que falló en informar al Congreso de las presuntas violaciones de Rusia de un tratado de control de armas nucleares de 1987 para que él pudiera obtener su propio tratado ratificado por el Senado en el año 2010.

Sí, además, porque un acuerdo que es “respaldado por las principales potencias del mundo”, como dice el Sr. Obama, está también en deuda con esas potencias.

Incluiría a los europeos, que reingresarán al mercado iraní con los espíritus animales de perros hambrientos. Incluirá a los chinos, ansiosos por extender su nueva “ruta de la seda” económica a lo largo de Persia. Incluirá a Rusia, que invertirá incluso más fuertemente en Irán—piensen en reactores nucleares y sistemas de misiles tierra-aire avanzados— mientras mantiene rehén a la política de Irán de sus propias demandas en Ucrania y otras partes. De todos los defectos en este acuerdo, ninguno es tan fatal como la subordinación de Estados Unidos a las Naciones Unidas en el acuerdo diplomático más importante hasta ahora en el siglo XXI.

Es típicamente estúpido de parte de Obama que él deba tratar de justificar su diplomacia fallida con la alternativa falsa de una guerra hipotética. Si John Kerry fuera la mitad de astuto como negociador que Javad Zarif, tendríamos un mejor acuerdo en mano.

Pero aceptemos la premisa del presidente. En caso que el acuerdo actual se sostenga, Irán podrá desarrollar toda la infraestructura nuclear que quiera para la época en que mi hijo más chico esté en la facultad. Y lo hará no por sobre las objeciones de Washington, sino con nuestra bendición.

Quizás para entonces el régimen iraní habrá cambiado para mejor. Muy probablemente no. Su economía habrá revivido gracias al fin de las sanciones. Su posición geopolítica será más fuerte gracias a las convulsiones internas de algunos de sus vecinos. Y ellos tendrán una infraestructura nuclear capaz de producir muchas bombas en corto plazo—demasiado corto como para que Estados Unidos haga algo acerca de ello-. Lo mismo sucederá probablemente con respecto a Arabia Saudita y Turquía.

Así que permítanme reformular la pregunta del presidente: ¿La acción militar dirigida contra las plantas nucleares de Irán—con todas las consecuencias imprevistas que podría conllevar—es una opción mejor que un futuro previsible sombrío de un Irán nuclear amenazando a sus vecinos y un Medio Oriente proliferado amenazando al mundo?

Yo conozco mis respuestas. ¿Cuál es la de ustedes?

Fuente: The Wall Street Journal

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México