SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La Santa Sede rechaza a Laurent Stefanini, declarado homosexual, y da un desaire diplomático a Francia

Por Eusebio Val

Laurent Stefanini
Laurent Stefanini

El laicismo francés y el Vaticano reformista de Francisco han topado. No todo es posible todavía. El hombre elegido por París como futuro embajador ante la Santa Sede, Laurent Stefanini, de 55 años, católico practicante y declarado homosexual, no ha recibido el plácet vaticano. El episodio va más allá del inevitable desaire diplomático. Muestra los límites del nuevo talante del papa argentino, quien, en una rueda de prensa a la vuelta de Río de Janeiro, en julio del 2013, sorprendió al mundo con esta frase: “¿Quién soy yo para juzgar a un gay?”

La prensa francesa bulle con este tema y ha contagiado a los vaticanistas italianos. Los portavoces de la Santa Sede, más prudentes aún de lo habitual, se han atrincherado en el no comment oficial. Mejor el silencio que un patinazo que podría complicar las cosas. Ni siquiera está claro si el rechazo a Stefanini es definitivo. Tal vez la polémica podría provocar una intervención in extremis del propio Pontífice.

El nombramiento de Stefanini se produjo el pasado 5 de enero. Fue una decisión del presidente François Hollande. “Es uno de nuestros mejores diplomáticos y tiene todas las cualidades necesarias para desempeñar el cargo”, indicó una fuente del Elíseo al diario católico La Croix. De hecho, Stefanini fue jefe de protocolo de la presidencia de la República tanto con Sarkozy como con Hollande. Y, además, se trata de un viejo conocido a orillas del Tíber. Hace unos años fue el número dos de la embajada ante la Santa Sede. Su designación, por lo tanto, es de una coherencia total.

Fuentes de la Secretaría de Estado citadas por el rotativo turinés La Stampa aseguran que la decisión final aún no se ha tomado, pero dejan claro que su deseo sería que París pusiera sobre la mesa otro nombre para superar la situación. Del asunto se está ocupando el secretario para las Relaciones con los Estados -equivalente a ministro de Exteriores-, el arzobispo británico Paul Richard Gallagher. Parece que la incomodidad vaticana se debe, más que a la condición homosexual de Stefanini, a su abierto apoyo a las bodas homosexuales, un tabú que la Iglesia católica no prevé romper porque sería dar un giro absoluto a su doctrina.

Según la versión de La Repubblica, el tema está ya cerrado y no se prevé una rectificación por parte vaticana. Lo curioso es que Stefanini y el Papa se conocen. El diplomático acompañó a Francisco en el avión en el viaje que realizó el año pasado a Estrasburgo para hablar ante el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa. Es significativo que la jerarquía católica francesa haya dado su bendición al nombramiento.

No es la primera vez que Francia y el Vaticano chocan por la misma cuestión. En el 2008 ya fue rechazado un candidato a embajador que era homosexual. Pero entonces se sentaba Benedicto XVI en la silla de Pedro. Con Francisco las expectativas de cambio y de apertura son altas, quizás exageradamente altas.

Fuente: La Vanguardia