MAY SAMRA Y MIRIAM BALEY PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – “Nosotros escapamos el 2 de noviembre de 1942 y, tres o cuatro meses después, se llevaron a Treblinka a todos los de nuestra ciudad y alrededores de Bialistok. Lo que hemos pasado… no puedo creer que hayamos sobrevivido”.

Meyer Brzezinski, un sobreviviente de la Shoá (Holocausto), platicó con Enlace Judío respecto a su experiencia durante la época nazi.

“El 22 de junio de 1941 empezó la guerra. Los alemanes atacaron nuestra ciudad. Cayó una bomba en mi casa y murieron mi mamá, una abuelita y una prima pero logramos sacar a mi hermana y a mi papá de los escombros”. Según la narración del Sr. Brzezinski, ellos vivían en su shtetl porque en su ciudad no había guetos.

“El 2 de noviembre de 1942, los alemanes atacaron toda la ciudad y nos llevaron a Bialistok pero pudimos escapar antes de entrar al campo porque brincamos de la carreta. Eran como las 5:00 de la tarde; estaba medio obscuro y los alemanes estaban disparando. Caímos al piso y pensaron que estábamos muertos. Después, caminamos en la obscuridad y encontramos a un polaco que nos ayudó y nos llevó al día siguiente por un camino hacia Krischin”.

Unos polacos muy pobres los ayudaron a esconderse: les construyeron un hoyo a seis metros bajo tierra, que no tenía agua ni luz y que se encontraba debajo del establo. En las noches, les pasaban un poco de comida, lo que pudieran darles. De esa forma, Meyer Brzezinski, su hermana, su hermano y su papá permanecieron escondidos desde noviembre de 1942 hasta agosto de 1944, cuando fueron liberados. (Sin embargo, la guerra continuaba y Auschwitz no fue liberado sino hasta el 27 de enero de 1945). “Yo salí con 39 kilos”, continúa Brzezinski. “No había piel, estaba como un esqueleto; puro hueso y nada de piel ni nada”.

El hombre que los ayudó, Dionizy Mozolewski, fue reconocido por Yad Vashem (Museo del Holocausto en Israel) como Justo entre las Naciones; aún viven su hijo y su nieto. Después de la guerra, Meyer Brzezinski y los suyos mandaron dinero a la familia para que comprara una casa en Varsovia. Más adelante, le compraron también enseres domésticos; actualmente, siguen mandándole dinero cada seis meses.

“Vivimos un tiempo en Krischin pero todavía había polacos que querían matar a judíos, como sucedió en Kielce, así que nos fuimos a Bialistok, donde se juntaban todos los sobrevivientes de los alrededores. Como vivíamos en países comunistas, no nos dejaban salir; pero, desde Estados Unidos, llegó un equipo especial a Polonia que ayudaba a los sobrevivientes y ellos mismos nos ayudaron a llegar a París. Nos quedamos ahí unos meses, recibiendo ayuda y comida de dicho grupo. En julio o agosto de ese mismo año, la familia Liwerant nos envió los documentos para emigrar a México ”.

El Sr. Brzezinski comentó que casi nunca quiso hablar sobre lo que vivió. Llevó a sus hijos, yernos y nietos a Polonia para que vieran el lugar en donde habían estado bajo tierra.

Haciendo una lista, su papá contó a 305 familiares, entre primos y tíos. Después de la guerra, solo quedaron ellos cuatro.

“Nosotros escapamos el 2 de noviembre de 1942 y, tres o cuatro meses después, se llevaron a Treblinka a todos los de nuestra ciudad y alrededores de Bialistok. Lo que hemos pasado… no puedo creer que hayamos sobrevivido”.

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