MAY SAMRA Y MIRIAM BALEY PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – “Un día, vio a su padre entre los muertos’”.

¿Quién fue Sioma Neiman? Sioma Neiman Z”L fue sobreviviente del Holocausto; llegó a México a los 18 años, se casó a los 20 y murió un mes antes de cumplir 85 años.

Enlace Judío entrevistó a Eva Neiman y a Meyer Brzezinski, hija y amigo de Sioma Neiman, quienes,entre ambos, entretejieron los detalles de la vida del hombre que, por milagro, se salvó de los nazis.

Meyer Brzezinski también es sobreviviente del Holocausto. Su historia se puede leer aquí.

“Sioma tenía cerca de 18 años cuando salió de Auschwitz. Nos conocíamos desde antes, pero nos volvimos a ver cuando, al salir del campo, no sabía adonde ir y tocó a la puerta de nuestra casa. Llegó usando todavía su traje rayado. Lo vi delgadito y apenas podía hablar. Yo digo que lo conocí el día que llegó del campo porque para mí fue el día en que volvió a nacer”, dijo Brzezinski.

La hija de Sioma, Eva, comenzó el relato de sus tribulaciones explicándonos que “una bomba cayó en su casa y mató a su mamá. Tenían una fábrica enorme de textiles, la cual ahora es un campo de futbol.  Cuando venían los alemanes, se escondían todos en una especie de búnker. Una tía escondió al hermano de mi papá- que tenía 8 años- en una cloaca; los alemanes lo descubrieron y aventaron una granada al agujero; pero cuando volvieron y vieron que no había muerto sino que había quedado lisiado (para ellos ‘inservible’), lo ejecutaron”.

“Cuando se llevaron a la familia, mi abuelo siempre estuvo con mi papá; no se separaba de su lado. Le decía ‘si quieren carpinteros, somos carpinteros; si quieren plomeros, somos plomeros. Lo que sea’”.

Según el relato de Eva, su papá, Sioma, estaba trabajando y le dio tifoidea. Una de las kapos se enamoró de él y lo ayudó: no lo denunció cuando se quedó dormido en la fábrica. Al día siguiente de no presentarse a filas, se dieron cuenta que había faltado el día anterior. Volvió con la espalda marcada por latigazos.

“Cuando fui por primera vez a La Marcha (de la Vida), mi papá me preguntó ‘¿Qué campo te impresionó más?’”, dice Eva. “Le respondí que  Treblinka. Dijo: ‘¿Cómo te puede impresionar un campo que está lleno de piedras?’ y le contesté:  ‘Por eso. Está vacío, con una paz sepulcral y huele a muerte; creo que si empiezas a escarbar, sacas huesos’. Cuando visitamos Auschwitz, fuimos a donde hacen las ceremonias y mi papá se detuvo, se quedó viendo el suelo y dijo ‘hace 62 años estuve aquí y no vuelvo más’”.

Eva Neiman también relató la siguiente historia relacionada con su visita a Auschwitz. “En una ocasión, estaba yo ensimismada viendo los catres y me preguntaba ‘¿en cuál de estos ha de haber estado mi papá?’. Cuando salimos del campo, los camiones estaban lejísimos y empezó a lloviznar, así que pensé ‘de aquí a que llegue hasta allá…’ Y, entonces, sentí una presencia a mi lado; un hombre con traje de rayas gris azulado con blanco que me dijo ‘tú, bien vestida y con esos zapatos… ve mis zapatos, mira lo que estoy comiendo. ¿Crees que no puedas llegar [a los camiones]?’. Mi corazón se aceleró y corrí como loca.

Eva le contó a su padre lo sucedido; ella no sabía que había uniformes verdes, guindas y rojos. Sin embargo, cuando los guías abrieron el cuarto de los trajes, ella vio el uniforme en cuestión y lo señaló a su padre. Él respondió: ‘Es el traje que yo usaba’”.

Dos milagros para Sioma

Eva relata: “le pregunté ‘¿cómo te salvaste?’ y me dijo que todo era cosa ‘de dedo’. Me dijo ‘yo nunca supe cuál fue la línea de la muerte. Decían ‘tú, para acá; tú, para allá’. Cuando llegaron a Treblinka, los nazis dijeron ‘estos dos convoyes se regresan a Auschwitz’ y por eso se salvó”.

Aún así,  Sioma Neiman sí llegó a Treblinka. Es posible que fuera parte de los Sonderkomando, pues se encargaba de recoger los cadáveres de las cámaras de gas. Un día, reconoció a su padre entre los muertos.

Sioma Neiman se salvó por segunda vez porque, cuando venían los aliados, los llevaron al bosque y él, junto con otros tres hombres, pensó que era mejor salir corriendo que esperar la ejecución. Huyeron, se escondieron debajo de unas tablas y ahí fue donde Sioma encontró unas cajas de piedras para encendedor, las cuales empezó a vender. Regresó a Bialistok y luego se fue a Francia. Ganó tanto dinero que empezaron a buscarlo, así que una de sus tías le dijo que dejara Europa y se fuera con su hermano a México. Llegó a Nueva York y luego a Laredo. Ahí fue donde hizo toda su fortuna.

El Sr. Brzezinski dijo que, una vez en México, Sioma y él continuaron su amistad; fue una relación más de hermanos que de amigos y mucho más cercana que cuando vivían en Bialistok.

Historias de campos y de Méngele

Alguna vez, estando de visita en Israel, Sioma estaba con su tía, y una señora se le acercó para preguntarle si se llamaba Peta, a lo que él respondió que sí. La señora le contestó inmediatamente ‘ella nos salvó a mí y a mi hermana de morir en las cámaras’.

La mujer reveló que tenía una hermana gemela; ambas fueron capturadas y enviadas a Auschwitz , donde el tristemente famoso Dr. Méngele- el “ángel de la muerte”- conducía experimentos con gemelos. La tía de Sioma, Peta Fuchs era médico y por ello, la había seleccionado para trabajar en dichos experimentos.

Un día, el cuerpo de las gemelas se llenó de ronchas. Méngele, preocupado por el contagio, pensó en eliminar a las hermanas. Peta intentó convencerlo de que sólo eran piquetes de chinches y que se curarían al ponerles pomada por la noche. Éste respondió:  ‘Bueno, pero si mañana todavía tienen las ronchas, se van ellas y tú a la cámara de gas’. “Por la duda del contagio, el monstruo no realizó experimento alguno sobre ellas”, acotó la entrevistada “y las gemelas se salvaron”.

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