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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Un documental que se estrenó esta la noche del miércoles en la televisión israelí arroja luz sobre un rincón oscuro de lo que ya es el más negro de los acontecimientos históricos. “Gritando el Silencio” trata de un tema que sólo pocos, incluso entre los expertos de la Segunda Guerra Mundial, se han atrevido a abordar en público: el abuso sexual en niños durante el Holocausto.

Por Renee Ghert-Zand

Por primera vez, sobrevivientes del Holocausto que sufrieron violaciones o abusos sexuales cuando eran niños y adolescentes en guetos, campos de concentración y de trabajo hablan ante la cámara sobre sus experiencias y describen cómo esta violencia sexual ha marcado sus vidas durante los 70 años desde que terminó la guerra.

Estos individuos escondieron el abuso sexual, sin compartir lo sucedido incluso con sus cónyuges, hijos o nietos – quienes por primera vez escucharon lo acontecido a sus seres queridos en esta película.

Ronnie Sarnat dedicó seis años en la producción de “Gritando el Silencio,” decidida a hacer frente a un tema difícil que otros se han negado abrir e investigar.

“El centro de investigación del Holocausto no vincula el Holocausto con el sexo,” afirma. “Pero, ¿quién decide lo que está permitido y lo que no?”

El Profesor Gideon Greif, historiador principal de Shem Olam: El Instituto del Holocausto y Fe para la Educación e Investigación y experto en Auschwitz,coincide en que en efecto, hay una tendencia entre expertos del Holocausto de no investigar el tema del abuso sexual de niños.


La falta de información sobre este tema se debe al deseo de no dañar la dignidad de las víctimas,” señaló Greif, quien fue asesor de la película.

“Yad Vashem, por ejemplo, tiene muchos testimonios de violación y abuso sexual, pero los historiadores han evitado tocar el tema. El tema es tratado por primera vez mediante esta película,” añadió.

Sarnat dedicó mucho de su tiempo localizando sobrevivientes que sufrieron estas atrocidades de niños o adolescentes. Luego de hallarlos, tuvieron que decidir si estaban dispuestos a revelar públicamente los secretos que habían enterrado tan profundamente durante tanto tiempo por la vergüenza y el temor paralizante de ser rechazados por sus hijos al descubrir la verdad.

Un hombre de edad avanzada habla de cómo no puede revelar a su hijo lo que había sucedido.

“¿Cómo puedo dejar que piense que su padre es uno de los judíos que fueron a la masacre como ovejas’?”

Sarnat y su equipo decidieron destacar los testimonios de los sobrevivientes en primera persona. No hay narración en tercera persona ni cabezas parlantes que ofrecen contexto histórico o análisis psicológico.

“Los testigos escribieron su propio guión, por así decirlo, y determinaron los límites de lo que están dispuestos a hablar ante la cámara,dijo la productora.

Ella cree que esta técnica eleva la película, siendo más que un relato terrorífico de eventos, un trabajo más complejo en el que el tema de la violación no es necesariamente más importante que la cuestión de si una persona debe o no compartir un secreto oscuro, profundamente guardado hasta la muerte.

Resulta extremadamente difícil escuchar las descripciones de estos hombres y mujeres que sufrieron abuso sexual y violaciones, además de ser testigos de prostitución desde una edad temprana. Es aún más desgarrador escuchar cómo sus vidas quedaron rasgadas por estos actos de violencia, al igual que sus imágenes de sí mismos.

Un hombre que fue violado por un soldado alemán como niño de 13 años de edad ha luchado toda su vida con su identidad sexual.

Una de las mujeres habla de cómo ella nunca siente tranquilidad y continuamente se siente perseguida.

El hombre que tenía miedo de compartir sus experiencias con su hijo relata lo que sucedió a él como “piepel” en Auschwitz.

Según Sarnat, nadie conocía el origen del término, pero todos sabían su significado: un piepel era un muchacho adolescente o pre-adolescente que fue obligado a servir a uno de los kapos (funcionarios de prisioneros, judíos o no judíos) en campos de concentración o de trabajo. (Elie Wiesel escribió sobre un piepel en sus memorias del Holocausto y el polémico escritor israelí sobreviviente del Holocausto Yehiel Dinur, conocido por el seudónimo de Ka-Tsetnik, escribió una novela de 1961 titulada “Me llamaron Piepel”).

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Uno de los sobrevivientes relata como cuando era niño en Auschwitz, fue violado por un kapo especialmente cruel que tapaba su boca con pan mientras cometía el crimen. El hombre recuerda cómo él se moría de hambre y fácilmente comió los panes.

“Los niños víctimas de violación no son como los adultos que sufren de lo mismo,subrayó Sarnat. “Ellos piensan que el acto es un castigo por lo que han hecho.”

La reacción del hombre es comprensible desde el punto de vista psicológico, pero Greif advierte que es imperativo recordar que los perpetradores – los alemanes y sus cómplices – y no las víctimas judías – eran los culpables.

Según Greif, el abuso sexual y las violaciones de judíos, incluyendo niños, fue un fenómeno limitado debido a las leyes raciales nazis que prohibían que alemanes mantuvieran relaciones sexuales con judíos.

“El abuso sexual fue parte de la campaña de humillación por parte de los nazis, pero no existía un enfoque sistemático al respecto.

De hecho, no hay manera de saber realmente qué tan extenso fue este fenómeno por la sencilla razón que las víctimas nunca hablaron acerca de lo que les había sucedido.

Sin embargo, Sarnat considera que si otros van más allá de lo convencional en el marco de investigación del Holocausto como lo ha hecho ella, descubrirán más y más sobre el tema.

Tanto Yad Vashem como los alemanes aseguran que las mujeres judías no fueron utilizadas como prostitutas al servicio de los nazis. Pero tengo testimonios que chicas judías yacían en los burdeles de los campamentos.”

Como esclavas sexuales, algunas mujeres evitaron las cámaras de gas y los crematorios.

Gritando el Silencio” fue proyectado el miércoles en la noche en el canal 1 de la televisión israelí.

El autor no utilizó los nombres de las personas en la película o su identificación en las imágenes por respeto a que aún no han revelado su secreto a sus familias.

Fuente: Times of Israel

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