AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Imagínense un viaje a lo largo de la historia de la Comunidad Judía, narrado por seis personas que cargan una vela a lo largo de sus cavilaciones. Como la sede es la Comunidad Sefaradí, el relato inicia en Salónica, Grecia, y el guía es Benito Revah, docente e historiador, quien nos lleva a lo largo de las callecitas y hacia la sinagoga. La Comunidad judía de Salónica compartió el terrible destino de los judíos de Europa y sus cenizas se esparcieron en los gélidos parajes de Polonia.

Sigue el viaje hasta Veracruz, donde Miriam Levy recuerda la llegada de los abuelos a las hospitalarias costas mexicanas. La segunda vela ha sido prendida cerca del majestuoso Monumento a la Inmigración Judía que se yergue cerca al mar.

Orly Vinitzky, a su vez, lleva el lema “Yo no olvido” a los pasillos de las sinagogas de las distintas comunidades de México. Recuerda la probable emoción de los primeros constructores, al poder llevar a cabo los rituales tan cercanos al alma, en su nuevo hogar. Conocemos allí los distintos centros de culto que abrigan nuestras alegrías y nuestros consuelos; nuestras plegarias y nuestra identidad.

El recorrido pasa por la casa de un sobreviviente del Holocausto, Meyer Brzezinski, quien, rodeado de hijos y nietos, rememora su historia personal dentro de la tragedia de la Shoá, y nos muestra que la venganza más poderosa contra el terrible destino es seguir vivo. Más adelante, las hijas de Brzezinski nos recuerdan que Enlace Judío fue el primer medio en sacar al sobreviviente de su silencio.

Una mexicana camina a lo largo de las vías del tren que traía a los reos a su destino final,  Auschwitz- Birkenau. Pero no está sola: Alicia Steinerova está acompañada de su padre, Bedrich Steiner, fallecido en noviembre pasado: a las letrinas del campo, donde su padre le diera la última bendición, en las barracas. La vela apenas si titila, falta luz y calor en las tinieblas de la historia.

Jonathan Mendelsberg, a su vez, está mirando al Pueblo Judío desde el Monte de los Olivos. La vela llega al Muro de los Lamentos fortalecida, pues representa la esperanza de una nación “nacida de las cenizas”.

El coro retoma melodías cercanas a nuestros corazones. En la pantalla, las seis velas han llegado a la Comunidad Sefaradí. De pronto, se abren las puertas del salón y aparecen sus respectivos portadores., a tiempo para cerrar el evento y cantar el Hatikva, el himno de Estado de Israel,  con voces entrecortadas y lágrimas atoradas en las gargantas.

Felicidades a la Comunidad Sefaradí por esta superproducción. Y a tres personas excepcionales:  Isaac Nissan y sus hermosas palabras; Ruben Bross, y su impactante producción ejecutiva; así como Guillermo Treisman por la producción escénica y de video.