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LEE SMITH

Lo que él dijo, lo que ellos dijeron y lo que Estados Unidos está diciendo ahora al mundo sobre el antisemitismo de exterminio.

Imaginen si en el apogeo de la locura del apartheid en Sudáfrica, el presidente de los Estados Unidos hubiese decidido colaborar con el régimen racista blanco en Pretoria, levantar las sanciones, y poner al programa nuclear ilegal de ese país en una trayectoria de planeo hacia obtener una bomba nuclear. ¿Sudáfrica tendría elecciones democráticas libres y abiertas? ¿El continente africano sería un lugar mejor y más seguro hoy? ¿Y cómo se vería Estados Unidos en casa? ¿Seríamos un país más igualitario con un presidente afro-americano, o seríamos algo más malvado y espantoso? Quien sabe. Pero parece seguro decir que en vez de honrar a Nelson Mandela, los estadounidenses estarían escuchando probablemente bastante más de David Duke, o peor. Durante 36 años ya, los funcionarios iraníes han amenazado con aniquilar a Israel. Como dijo hace poco el comandante de los Basij, Mohammad Reza Naqdi, “Destruir a Israel no es negociable.” Puede haber diferentes centros de poder a través del régimen, como postulan los expertos en Irán, pero todos concuerdan con el Líder Supremo que Israel—el “Cáncer Sionista”—tiene que irse. Los expertos en Medio Oriente y observadores experimentados de Irán en el Occidente menoscaban típicamente tales amenazas como discurso instrumental con el propósito de conmover a los intolerantes locales y separar a las masas árabes y persas de sus gobernantes.

¿Entonces por qué tomar seriamente tal discurso? Los iraníes jamás usarían realmente la bomba. De hecho ellos son gente muy astuta y racional.

Por supuesto, si eres un líder en la comunidad judía estadounidense, no puedes evitar escuchar el discurso de exterminio de Irán en un marco diferente. Entonces tal vez el legado del Rabino Stephen Wise estuvo en la mente de los líderes judíos estadounidenses el lunes cuando el Presidente Barack Obama los llamó para una reunión en la Casa Blanca. Siendo la Semana de Recordación del Holocausto, ¿quién quiere ser recordado como la versión contemporánea de Wise, que eligió proteger su relación con Roosevelt en vez de criticar a un presidente que no hizo nada por salvar alos judíos europeos del exterminio?

“Fue una de las reuniones más tensas que pueda recordar alguna vez”, dijo un participante que ha sido invitado a muchas reuniones en la Casa Blanca a lo largo de los años y pidió anonimato. “El presidente habló durante 25 minutos, sin notas,” me dijo. “Fue muy impresionante. Algunas personas dijeron cosas muy lindas, otras expresaron preocupaciones, y hablaron sobre el rol del Congreso, y él habló sobre la prerrogativa presidencial, y citó otros precedentes para eso. Gran cantidad de personas lo objetaron muy fuertemente, como sobre tomar seriamente las amenazas de dictadores cuando Khamenei dice muerte a Estados Unidos, muerte a Israel y muerte a los judíos. El presidente dijo que él sabe lo que es el régimen, lo cual es el motivo por el cual está tratando de quitarle sus armas. Él no descartó lo que dicen los iraníes, simplemente no lo abordó realmente.”

El Rabino Marvin Hier, decano y fundador del centro Simon Wiesenthal, quien también asistió a la reunión, estuvo dispuesto a hablar para Tablet. “Hablando por mí mismo”, dijo Hier, “no estuve satisfecho.” Hier se negó a describir los comentarios del presidente pero me dijo el planteo que él hizo en la reunión. “Sr. Presidente,” dijo, “en algunas semanas, usted y otros estarán yendo a Alemania para conmemorar el 70º aniversario de la liberación de los campos de concentración. ¿Qué significado tiene eso cuando mientras negocian por el tratado nuclear con Irán, ninguna de las seis potencias dijo una palabra cuando el ayatolá tuiteó sobre aniquilar al Estado de Israel, o un general prominente en el CGRI dijo que esta es la razón de ser del régimen? ¿Qué significado tiene el 70º aniversario? Hitler dijo que iba a asesinar a todos los judíos en una carta de 1919, y terminó haciéndolo. Si usted escucha al ayatolá diciendo eso, todo líder mundial debe repudiarlo de inmediato.”

¿Qué otra cosa puede decir el director del Centro Simon Wiesenthal? ¿Pero quién sabe con seguridad si los iraníes realmente quieren cumplir sus amenazas contra Israel? Después de todo, los expertos dicen que Irán no es irracional.

Por supuesto que Irán es irracional. Es irracional en su esencia misma, porque el antisemitismo es la forma que toma la sinrazón en la vida política moderna. Ignorar el antisemitismo del régimen no es una forma de tapar educadamente el discurso extraviado o una superstición apenas relevante que no es de ninguna relevancia concebible para las grandes cuestiones de estado. Es ignorar deliberadamente la naturaleza del régimen. Vista desde esta perspectiva, la iniciativa clave de política exterior de la Casa Blanca—lograr un acuerdo con tal régimen—es deliberadamente perversa, y está condenada al fracaso.

La pizarra de puntaje de Washington en el acuerdo nuclear iraní es clara—hay ganadores y hay perdedores. De un lado están los que se oponen a cualquier acuerdo que no impida que Irán adquiera un arma nuclear, pero sólo pospone una fuga nuclear. Esa parte incluye al AIPAC y al CUFI y a la vasta mayoría de la comunidad pro-Israel, tanto judíos como evangélicos, la corriente principal del partido republicano, y una cantidad de voces demócratas claves, desde el Senador Robert Menendez a Alan Dershowitz. Esta parte perdió. Fue llevada en esa dirección porque el Presidente de los Estados Unidos quería un acuerdo con Irán—incluso un mal acuerdo.

El equipo ganador incluye no sólo a la Casa Blanca, sino también a los defensores del acuerdo, desde periodistas y expertos en Medio oriente a grupos de presión y ex elaboradores de políticas. Sin dudas muchos de ellos sinceramente no quieren otra cosa que cortesía con la República Islámica, reconciliación histórica después de casi cuatro décadas de enemistad.

El problema, sin embargo, es que el gobierno no está logrando un acuerdo con los moderados iraníes o con las buenas personas de Irán que frecuentemente se nos dice aman a Estados Unidos y no tienen ninguna cuestión con Israel, a pesar de las masivas concentraciones de “Muerte a Estados Unidos, Muerte a Israel.” En su lugar, la Casa Blanca está llegando a una acomodación con un régimen enfermo.

Y en la medida en que la Casa Blanca está proporcionando miles de millones en alivio de las sanciones, y colaborando con el régimen en Irak, Siria y Líbano mientras le ofrece un camino hacia obtener una bomba nuclear, está recompensando efectivamente a Irán por su comportamiento y su discurso. En vez de alejarse de la mesa de negociación o decir a Khamenei que se vaya al infierno cuando el amenazó con eliminar a Israel, Obama duplicó sus esfuerzos por obtener un acuerdo. Después de todo, dicen los expertos, el antisemitismo exterminista no es lindo, pero no debe ser tomado realmente con seriedad.

Los ganadores entonces incluyen no sólo a la Casa Blanca y a las voces estadounidenses de la razón que quieren la paz con Irán, sino también a los personajes marginales, quienes ahora son bienvenidos para transmitir sus opiniones sobre el pulpo con tentáculos del poder judío en conferencias y paneles aquí en casa, porque, después de todo, el antisemitismo no es gran cosa. La parte ganadora es una gran tienda de locos—los obsesivos que dan diatribas sobre el dinero y control mental judíos, y sobre los judíos enviando a los estadounidenses fuera para morir por las causas judías. La Casa Blanca ha abierto la puerta a este espectáculo de fenómenos al llegar a un acuerdo con un régimen que encarna el antisemitismo del tipo más virulento, en un momento en que los judíos están siendo abusados y abatidos a tiros en las calles de Europa. ¿A quién envalentona ese tipo de mensaje?

Roosevelt nunca levantó un dedo para salvar a los judíos europeos, pero derrotó a los nazis. Obama escribe cartas al hombre que amenaza con exterminar a los judíos y le promete paz. Los líderes judíos estadounidenses tienen mucho por lo que preocuparse. El costo para la vida política estadounidense de legitimar el antisemitismo exterminista puede resultar ser una de las peores partes de un mal acuerdo.

Fuente: Tablet

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México