MAY SAMRA DESDE JERUSALEM ISRAEL PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
No se puede entender la fuerza de la solidaridad israelí sin haber ido al cementerio del Monte Herzl, Jerusalem, en Yom Hazikaron. Como parte de la delegación mexicana de Keren Hayesod, acompañando al Rabino Tobal, subimos las laderas del monte, sorteando las tumbas, todas iguales, de los héroes de Israel, con cuya sangre se elevaron las estructuras del Estado judío.
Cientos de personas entraban al cementerio, cargando flores, muchos de ellos soldados en uniforme. Venían a abrazar a los familiares, a estar presentes junto a quienes nunca encontrarán consuelo: me impactó en especial la vista d un hombre, quien, la mirada perdida en el vacío, estaba sentado en una silla casi sobre la tumba, con un libro de rezos y unos niños pequeños. En nuestro camino, varios grupos de jóvenes mexicanos, quienes acababan de volver de la Marcha de la Vida estaban reunidos alrededor de la tumba de “su” soldado, cubierta por la bandera blanquiazul; el Rabino les dedicó unas palabras y pronunció el Kadish, después de prender una vela.
Las banderas de Israel estaban izadas en todos los postes, y el día soleado destacaba los colores de las flores. Miramos las secciones: jardín de los soldados con lugar de entierro desconocido, soldados del submarino “Dakar”, soldados de la guerra de Independencia, paracaidistas en Europa… una verdadera lección de la historia del Pueblo Judío. Al mismo tiempo, la corresponsal de Enlace Judío, Esti Peled, había ido, en Haifa, a presentar sus respetos a la familia de un compañero de su hijo Sagi, caído en batalla.
Éste es un país construido con sangre de sus hijos. “El mensaje es muy claro” , dijo el Rabino Tobal, “no existiría Yom Haatzmaut si no hubiera , primero, Yom Hazikaron, con los sacrificios que exigió el nacimiento de esta nación”.
Al salir, nos dirigimos a la calle Ben Yehuda. Mientras caminamos, la sirena de las 11.00 interrumpe los ruidos de la calle, dejando a todos los transeúntes y los coches paralizados, suspendidos en el tiempo y en su andar. El minuto de silencio es largo y doloroso.
Unas horas después, Israel se prepara para su principal festividad, la celebración del milagro concedido al Pueblo Judío: una tierra propia, un hogar nacional.
La fiesta está en las calles, que se llenan de transeúntes, de canciones, de fuegos artificiales, de espectáculos, de alegría. Cualquier rincón es pretexto para bailar y celebrar. Los más jóvenes suelen rociar a los transeúntes con crema de afeitar o les dan golpecitos con martillos de juguete.
Inicia de forma oficial con la tradicional ceremonia del encendido de antorchas en el Monte Herzl, en Jerusalem.
La ceremonia estuvo encabezada por el presidente de la Knesset (Parlamento israelí), Yuli Edelstein (Likud), quien se dirigió a la multitud y llamó al pueblo de Israel a dejar de lado sus diferencias después de la tensa temporada de elecciones y afirmó: “¡Me encanta esta nación. Me encantan los residentes del centro de Israel y de la periferia, el pueblo de los kibutzim y moshavim, los colonos en Judea y Samaria, las minorías, los intelectuales, los académicos y los artistas; somos todos iguales!”.
Durante la ceremonia hubo desfiles de soldados portando la bandera de Israel y actuaciones de artistas.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dio un discurso especial por el Día de la Independencia, mismo que fue televisado, en el que agradeció a los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), ya que “sin ellos no estaríamos aquí”.
KH México celebró la Independencia de Israel con un grupo de jóvenes cantantes, terminando un día lleno de emociones con una explosión de felicidad en un lugar por demás emblemático: Jerusalem.
