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Sólo permanece aquello nacido en el camino de la verdad.
Teresa de Jesús

Ser maestro es el oficio más grande del mundo. La base de la educación es la creencia en el otro.

Tú no crees en tí, pero yo sí.

Jean-Pierre Améris

ANTONIO ESCUDERO RÍOS

Un bosque ignorado dedicado a los justos, como un lugar alto de Israel, está situado en el barrio de la Estación de las Navas del Marqués, la maravilla de Castilla, allí donde los pájaros —que bien lo saben— se toman las vacaciones. La naturaleza es santuario cuyos altares sin número son los árboles, y la arboleda recuperada, convertida en otro santuario paralelo es lugar de peregrinación de amigos y espíritus nobles.

El centro de este jardín lo ocupa una preciosa casa con vistas de una extraordinaria belleza. Una selecta biblioteca nutre el alma de sus moradores, y en los alrededores, rodeados por un recinto tapizado por un verde muro, hemos plantado y cuidado en los últimos quince años, Rufino González, Carlos Revilla, yo mismo y otros voluntarios más de trescientos árboles y arbustos —larga es su enumeración—: cipreses, tejos, un abedul, un haya, un avellano, un acebo, un frambueso, un níspero, un cedro, abetos, pinos, castaños, un lagerstroemia índica, palmeras, bambiles, ciclamores, thuyas, higueras, almendros, enebros, parras, olivos, moreras, laureles, espinos blancos, robles, encinas, acacias, hiedras trepadoras, fresnos, ginkgos, álamos, chopos, madroños, una secoya, pruneos persas, una acacia, photinias, ailantos, frutales varios: manzanos, ciruelos, melocotoneros, perales, albaricoqueros, membrilleros, cerezos, que, votivos, dedicamos a los amigos —justos ellos— que ayudaron a los judíos y armenios en tiempos difíciles, y a los seres queridos que nos dejaron recientemente como mi dulce madre Isabel Ríos, que descansa ya en el regazo del Eterno.

También sembramos plantas y fibras aromáticas, sándalo, mejorana, jazmines, tomillo, lavanda, menta, romero, artemisa, madreselva, salvia, santolino, menta, tomillo, lilos, lirios, narcisos, ginerios, formios, deutzias, jacintos, petunias, boj, hortensias, begonias, espireas, forsythias, pitosporos, celindos, rosales, claveles, adelfas, dracenas, escalonias, abelias, azaleas, fucsias, verónicas, pasifloras, mahonias, nítidas, agnocastos, costoneaster, siemprevivas, uflas de gato, escaramujos, budleyas, agaves, un cactus, hipericum, zarzamoras, nardos, jacintos, azucenas, violetas, dondiegos, crisantemos, rododendros, dalias, peonias, margaritas, anemonas, primulas, tagetes, melisa, manzanilla, ruda, hierbaluisa, perejil. Y no hemos dejado de plantar un fragante jazmín de Madagascar en honor y agradecimiento a Selena Simonatti —ella hermosa como una rosa— que vino de la Toscana, y que ha trasvasado a la melosa lengua de su tierra natal algunos de nuestros humildes escritos. Y ahora en esta deliciosa primavera, estos árboles, plantas y flores permanecen lozanos, erguidos, exuberantes y perfumados como prueba de la resistencia, fortaleza y buen olor de Israel.

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