R’ DAVID BEN ISRAEL

Prácticamente todos los padres del mundo, envían a sus niños al colegio, cuando estos están en condiciones de poder captar las enseñanzas de un maestro.

jewish-education-resourcesLos distintos colegios tienen cada uno su propio sistema de enseñanza , pues siguen una línea que se adapta al acervo cultural al que pertenecen. Nosotros, que pertenecemos al pueblo judío, nos abocaremos a explicar el sistema de enseñanza de tales colegios.

El niño llega al jardín de infantes por lo general a la edad de tres años. Desde ese momento, comienza a recibir las primeras enseñanzas de sus maestros. Luego, a la edad de cinco años, o en otros casos seis, el chico pasa a la escuela primaria, y estudia allí hasta alcanzar los trece años de edad. Posteriormente ingresa a la escuela secundaria, llamada Yeshivá.

Los primeros años de aprendizaje, aun en el jardín de infantes, el niño aprende versículos de memoria, y recibe instrucción sobre la pronunciación y vocalización de todo el alfabeto Hebreo. Posteriormente, aprende gradualmente los cinco libros de Moshé, o sea el Pentateuco, y también los profetas. El primer libro que estudian es el tomo de “Vaykrá”. La razón es, porque los infantes que se inician son puros, y el citado libro habla sobre las ofrendas, las cuales también son puras, entonces: “que vengan los puros y se ocupen de los puros”.

Cuando ya adquirieron bases sustanciales, los jóvenes pasan a estudiar la Mishná, y luego, ya en la Yeshivá, aprenden el Talmud. Éste último es un compendio de enseñanzas elaborado por nuestros sabios, que contiene el caudal más completo que existe de explicaciones sobre la Torá escrita.

El Talmud es una obra monumental, que fue compilada por Rabina y Rab Ashe, a la cual culminaron en el año 4265 desde la creación del mundo (año 505 de la era común). Los textos que estos dos sabios han ingresado en la obra, no fueron escritos por ellos de acuerdo a sus propias interpretaciones, o ideas, sino que antes de colocar cada sentencia debían asistir al “Beit Din Hagadol” (Tribunal Supremo), y allí recibían las instrucciones correspondientes. En ese lugar los sabios más importantes de la época discutían sobre las distintas preguntas que se formulaban, y daban su veredicto. (Mabó HaTalmud)

Como se escribían los textos del Talmud:

Rab Ashe tomaba esos veredictos y los transcribía, siempre con la autorización previa del Tribunal Supremo. Si los bourke-white-margaret-children-learning-in-the-jewish-grade-schoolintegrantes del citado tribunal no estaban de acuerdo en algo, él no lo podía escribir. Y cuando a Rab Ashe le parecía que la interpretación de tal sentencia era de cierta manera, y la proponía delante del Tribunal Supremo, y estos no compartían esa idea, no podía escribir tal cosa y debía copiar la sentencia tal cual era dictaminada.

Esta es la razón por la cual el Talmud es una enciclopedia que contiene palabras medidas y justas. Es una obra meticulosamente precisa, que no presenta palabras de más. Por ello, es necesario estudiarla primeramente de un maestro, pues él será quien disipe las dudas del alumno, y lo conducirá por el camino acertado.

En muchas ocasiones, se encuentran a lo largo de las páginas, disputas entre sabios. Uno dice que tal cosa es permitida, mientras el otro sostiene que eso es prohibido. Sin embargo, un tercero pretende que no sólo es eso algo permitido, sino que es obligación realizarlo.

¿Cómo puede ser que haya tanta divergencia de opiniones en el más grande de los libros que explican la Torá escrita, y contiene solo sentencias minuciosamente seleccionadas?

Lo que ocurre es, que cada una de esas opiniones tienen una utilidad diferente. Es por esta razón que hace falta estudiar de un maestro para que nos aclare las dudas, y nos explique para que sirve cada cosa.

Esas tres posturas que mencionamos como ejemplo, son parte de los extractos sentenciados por el Tribunal Supremo, y las tres son verdad irrefutable, pues el tribunal jamás hubiese permitido ingresar al Talmud conceptos erróneos.

¿Cómo es posible afirmar eso, dado que hallamos una clara divergencia de conceptos entre las partes?

Sucede que cada uno analiza y ve el estudio desde un ángulo diferente, resultando las tres posturas estrictamente verdaderas.

Un ejemplo práctico

Situémonos en una mesa, alrededor de la cual se sientan tres jóvenes practicantes: uno en el lado Norte, otro en el Sur, y el tercero en el extremo Oeste. Además, es dispuesto en el centro de la mesa un florero de considerable tamaño, que contiene gladiolos.

Llega un cuarto hombre, que es el maestro, y se sienta en el extremo Este. El docente extrae tres hojas en blanco, también bolígrafos y reparte el material a sus alumnos. Les solicita que se concentren en el florero, y lo describan en breves palabras.

Tras unos minutos, el maestro solicita los trabajos, y lee lo que cada uno escribió: El que se sentaba en el extremo Sur destaca la hermosa flor roja tallada en la parte central del Jewish-Educationflorero, y las otras azules, de tamaño más pequeño que se ubican a los lados de la misma. El joven que se situaba en el extremo Norte, menciona que la superficie del florero es totalmente lisa, sin ninguna decoración. El tercer individuo, hace alusión a una línea vertical color violeta de un centímetro de ancho, que va desde la base hasta el borde superior del florero.

Tres opiniones dispares sobre el mismo florero que tienen frente a sus propios ojos. ¿Quién dijo la verdad y quién mintió?. ¿Hay entre ellos acaso alguno que ve alucinaciones y divaga?

Nada de eso, los tres tienen razón y dijeron la verdad. ¿Por qué entonces hay tres opiniones totalmente opuestas en las planas que presentaron? Simplemente porque cada uno de ellos vio al florero desde un ángulo diferente.

Inmediatamente después, el maestro invitó a sus alumnos a levantarse, y cambiar su asiento por el del compañero, y fue en ese momento cuando cada uno pudo comprender la veracidad de lo que el vecino había declarado haber visto.

Este es el motivo por el cual en el Talmud constan divergencias de opiniones entre los sabios. Sin embargo, todos tienen razón, y sus declaraciones pregonan la verdad absoluta. Lo único que al momento de establecer una ley, se optó en cada ocasión, por la opinión que a criterio de la junta del Tribunal Supremo era apropiada para implantar en el grueso del pueblo. Eso no significa que las opiniones que fueron descartadas sean erróneas, solo que se eligió la más indicada acorde a la situación.

De esta manera se puede comprender la veracidad de todas las divergencias que constan en el Talmud. Y si no contamos con la orientación de un maestro debidamente capacitado, podemos caer fácilmente en el error de pretender que alguno de los eruditos se equivocó, descalificándolo injustamente.
La ausencia de alguien competente para que nos guíe y enseñe, puede llevar fácilmente a la persona a cometer severos errores. Por ejemplo: ¿Qué sucedería si nos topamos con nuestro vecino, y advertimos que está actuando exactamente de acuerdo a la sentencia de aquel sabio que no fue escogida por el tribunal? Pensaremos que nuestro vecino es un infractor.

Sin embargo, la conclusión a la que hemos llegado no es correcta. Lo que sucede es que él padece un problema de salud, y no puede cumplir con la opinión que fue elegida por ley. Éste hombre expuso su problema a su rabino, y le preguntó si en su caso es posible actuar acorde a la sentencia de tal erudito que no resultó legislada. El rabino le respondió que en su caso la ley indica que debe actuar acorde a tal opinión, dado que no le es posible tomar la primera.

Este tipo de respuestas es la que pueden aportar los maestros debidamente preparados e instruidos, quienes han aprendido a su vez de sus propios maestros, y son ahora profundos conocedores del contenido del Talmud.

Fuente:judaismovirtual.com

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