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RODICA RADIAN GORDON

 

La Torá es, en primer lugar, un código legal, que fija normas jurídicas y éticas para el pueblo de Israel y para toda la humanidad. La ley judía constituye una parte fundamental de la sabiduría de Israel.

Esta semana el pueblo judío celebró la fiesta de Pentecostés o Shavuot,  fecha en la cual, según la tradición, el pueblo de Israel recibió la Torá —o Pentateuco—de manos de Dios, en el desierto del Sinaí.

La Torá es, en primer lugar, un código legal, que fija normas jurídicas y éticas para el pueblo de Israel y para  toda la humanidad. La ley judía constituye una parte fundamental de la sabiduría de Israel y de su enseñanza, transmitida a través de sus generaciones. Además, se distingue por la riqueza de sus fuentes, su diversidad y su pensamiento agudo, así como por la brevedad y claridad de  estilo.

Desde tiempos antiguos una de las costumbres de Shavuot es el estudio de la Torá en las sinagogas desde la víspera de la fiesta y durante toda la noche, como un modo de preparación para el momento cúspide en la madrugada, en el cual —según la tradición— Dios nos la otorgó. El estudio incluye capítulos del Antiguo Testamento, así como comentarios y pasajes del Talmud. En Israel, en las últimas décadas dicha costumbre ha asumido nuevas formas, volviéndose más común también en públicos no necesariamente religiosos, que están interesados en acercarse a la tradición de otra manera. Así, encuentros organizados en espacios públicos y dedicados a temas relacionados con el significado universal, ético y moral de Shavuot han ganado popularidad entre públicos de variadas edades en las principales ciudades, tales como Jerusalén y Tel Aviv, así como en Kibutzim o en localidades con una mayoría no-religiosa.

El tema central en estos estudios nocturnos es la identidad judía israelí a la luz de sus raíces culturales y de valores judíos, con énfasis en el análisis de nuestros valores sociales. El valor de la inclusión del “Otro” ocupa un lugar especial, ya que en Shavuot se lee el Libro de Ruth, que narra la historia de una mujer gentil que adopta la religión y la identidad de la familia de su fallecido esposo y se incorpora a la vida del Pueblo Judío (dando nacimiento luego a los descendientes del Rey David).

De esta manera, una tradición en esencia religiosa ganó nuevas facetas, ampliando su alcance y relevancia en la sociedad actual. Para la sociedad israelí moderna, que se basa en un mosaico de identidades y costumbres —dado que muchos de sus ciudadanos emigraron de más de 70 países— tópicos relacionados con la identidad nacional, así como las relaciones entre la mayoría y las minorías, son temas vivos que nos llaman la atención y no dejan de remodelar la realidad en la que vivimos.

Fuente:excelsior.com.mx