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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

El Parlamento de España aprobó el pasado 11 de junio la nacionalidad española a los sefaradíes (judíos de origen español) descendientes de los judíos que fueron expulsados de ese país en 1492, que acrediten su origen; se estima que el número de sefaradíes que fueron obligados a salir de España por no aceptar convertirse al cristianismo, osciló entre 100,000 y 200,000. Sus ancestros habían llegado a territorio español mil años antes; en ese fatídico año también fueron expulsados los musulmanes que habitaban en España a partir del siglo VIII; con la expulsión de ambos grupos comenzó la declinación de España, en virtud de que eran el motor de las finanzas, las artes, y las ciencias.

Los judíos partieron expoliados de sus bienes y lastimados en su dignidad y autoestima; los que se quedaron “sufrieron siglos de sospechas, persecuciones y estigmas”; los afectados nunca olvidaron su tierra, sus costumbres y su lengua.  Tampoco se fueron resentidos a pesar de que su expulsión fue violenta y rapaz, sus descendientes tampoco abrigaron sentimientos de odio, por el contrario, cultivaron un profundo amor hacia la tierra de sus antepasados, han mantenido una intensa fidelidad hacia la tradición y la lengua que recibieron de sus mayores, que al ser expulsados se establecieron en el Norte de África, los Balcanes, Francia e Italia, principalmente o en diferentes ciudades de Europa, entre otras, Amberes (Bélgica), Ámsterdam (Holanda) y Hamburgo (Alemania).

Durante 513 años apenas hubo presencia de judíos en España en virtud de que ésta estuvo vetada; los que permanecieron se vieron obligados a convertirse al catolicismo. En el presente la comunidad judía en España asciende a cerca de 50,000 almas; el gobierno español, con base al número de expedientes que posee, estima que entre 90,000 y 200,000 sefaradíes en el mundo podrían acogerse a la Ley que les daría la ciudadanía española. En teoría un universo de varios millones de descendientes de los sefaradíes expulsados podría acreditar el derecho de obtener la ciudadanía, aunque ya no sean judíos y se hayan convertido a otras religiones, incluso a la musulmana. No todos los habitantes de España ven con buenos ojos que se les otorgue la ciudadanía a los descendientes de los sefaradíes, entre otros, los antisemitas católicos que después de cinco siglos no han logrado desprenderse de sus prejuicios nacidos en las arengas de los pulpitos; también los grupos islámicos fundamentalistas que residen en territorio español, para los que el otorgamiento de la ciudadanía española a sefaradíes será un buen pretexto para desestabilizar al país. Las organizaciones neonazis de ultraderecha y la de la nueva izquierda, ven en los españoles sefaradíes elementos para reforzar su irracional antisemitismo.

La disposición para obtener la ciudadanía española será vigente desde el primero de octubre próximo hasta tres años después, con posibilidad de que se amplíe otro más; se estipula que la condición de sefaradí podrá ser certificada por el Presidente de la Comisión Permanente de la Federación de Comunidades Judías de España o de una autoridad rabínica o comunitaria competente, sin la necesidad de que los candidatos residan en España. Hasta ahora los sefaradíes, al igual que los latinoamericanos, podrían obtener la nacionalidad española tras residir dos años en España. El proceso para obtener la nacionalidad será electrónico, con un costo de cien euros y se podrá hacer en los consulados españoles, sin la necesidad de desplazarse a España.

Con la nueva Ley no habrá necesidad de renunciar a la nacionalidad anterior. Cabe destacar que ser sefaradí y originario de España, “es un requisito compuesto, en virtud de que en el mundo judío, el término sefaradí se utiliza con frecuencia para referirse a los judíos que nada tienen que ver con la expulsión de 1492, y se engloba a todos los judíos que no son ashkenazi (origen centro-europeo) con lo que se incluye a los judíos orientales (sirios, persas, armenios, yemeníes, e incluso de la India). Este uso extendido del concepto sefaradí se debe a similitudes en el empleo de la lengua hebrea o en un rito religioso. Se calcula que en el presente existen 3.5 millones de judíos sefaradíes en el mundo.

No obstante la reparación de los daños a los judíos sefaradíes expulsados de España y a sus descendientes con la aprobación de la Ley que posibilita que tengan hoy día la nacionalidad española; aún queda pendiente hacer justicia a los judíos que se dispersaron en el mundo árabe y musulmán y, que con la creación del Estado de Israel en 1948 fueron expulsados de sus lugares de residencia: 851,000 en 1948 y otros 470,000 que habían permanecido en estas naciones y también tuvieron que salir diez años después. El grupo más numeroso fue el que abandonó Marruecos: 265,000 en 1948 y 200,000 en la década posterior, seguido por el de Argelia 140,000 y 130,000, respectivamente en cada año.

De acuerdo a Radio Jai, con la partida forzada de los judíos de las naciones árabes y musulmanas desaparecieron instituciones religiosas y edificios comunitarios; sus bienes fueron incautados y muchos judíos detenidos y torturados solo por el hecho de pertenecer a esa fe. La mayoría de los refugiados judíos, que la ONU no los evalúa como tales, llegaron a Israel en donde fueron admitidos como ciudadanos. Los refugiados judíos del mundo árabe tendrán que ser considerados en futuras negociaciones de Paz entre palestinos e israelíes; y si es difícil que pudieran retornar a sus lugares de origen, sí deberían de ser indemnizados por la apropiación que los gobiernos árabes y musulmanes hicieron de sus activos.