ENRIQUE RIVERA PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Ignoro si a Jerónimo Reider le dieron el título oficial de héroe. Lo cierto es que estar encargado de la ametralladora de un Bombardero B-24 de la Segunda Guerra Mundial y ser derribado en dos ocasiones en alta mar, para ser rescatado igual número de veces, debe de tener un valor.

La historia de este hombre judío nacido en México, de padres norteamericanos un 1º de julio de 1925, era de un joven promedio. Hasta que su padre, junto con toda la familia, tuvo que salir de México, tras haber protestado por la expropiación petrolera que perjudicó sus intereses.

De esta manera la familia Reider Williams se estableció en Estados Unidos y al comenzar la guerra, su madre llevó a sus dos hijos, Erik y Jerry a una base en San Diego. Jerry tuvo que esperar 2 años, hasta cumplir los 18, para poder ser enviado a una base en el Pacífico. Durante ese tiempo el Sr. Klein, el del Restaurante del mismo nombre, lo protegió y le ayudó.

Siendo encargado de la metralla, las naves de Jerry fueron derribadas por los japoneses. En una ocasión estuvo perdido en alta mar durante 3 días y, la segunda vez, durante 10 días. Lo cierto es que, además de haber contado con una balsa con su correspondiente Kit de Supervivencia, Jerry tenía un “As bajo la manga”: una moneda de plata que era su amuleto de la buena suerte y que en una ocasión olvidó antes de salir a una misión. Corrió hasta su barraca por ella; cuando regresó, ya habían partido los soldados a una misión, de la cual nunca regresaron.

La Dra. Denisse Reider y el Ing. Eli Anderman Skromny, hija y yerno respectivamente de Jerry Reider, nos abrieron su casa para platicar sobre la vida militar de este hombre, afable, callado y muy querido por quienes lo conocieron. Nos comentaron que cuando estalló una de las bombas atómicas, el portaviones de Jerry se encontraba anclado en las Islas Salomón, a unas 600 millas de Japón. “Mi papá decía que sintió que se acababa el mundo”, comenta la Dra. Denisse.

Una peculiaridad del Jerry, que obtuvo el grado de Sargento, es que no podía oler ni comer pescado, ya que en las ocasiones que naufragó debió pescar, filetear y poner a secar lo que sacaba del mar y con eso tuvo bastante de pescado.

Durante la guerra Reider aprovechó su tiempo y estudió por correo. Regresó a México como ingeniero en Aire Acondicionado y como ingeniero electromecánico, carreras que no le revalidaron en México, por lo cual tuvo que volver a estudiar aquí.

Denisse lo recuerda con gran cariño, por todo el amor que le prodigó, en tanto Eli expresó: “Me trató como un hijo”.