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SARA CORIAT

 

Zambúllete en las cristalinas aguas que bañan la ciudad de Eilat, en Israel, para descubrir un hermoso jardín de arrecife de coral y peces que llena de vida el fondo submarino de este destino en Oriente Próximo.

Es un mar. Y es azul. Pero ni es cualquier mar, ni es cualquier azul. El intenso color de las aguas del mar Rojo, el mismo que según los textos sagrados un día Moisés abrió en dos para cruzar hasta la tierra prometida, va cambiando su tonalidad de un azul turquesa a otro más oscuro. Contrasta con el paisaje polvoriento y rojizo de las montañas que lo rodean, que se alargan desde el desierto del Negev en Israel y las de Áqaba en la costa jordana, conformando un paisaje de color inigualable.

La ciudad costera de Eilat, un pequeño pedazo de tierra al sur de Israel que comparte frontera al este con Jordania y al oeste con Egipto, es uno de los principales destinos turísticos del país y el favorito para los amantes del buceo. El centro de la ciudad es un auténtico conglomerado de hoteles, apartamentos y resorts de lujo, sin embargo, a pocos kilómetros en dirección a la frontera con Egipto el paisaje cambia, el desierto vuelve a ser desierto y los hoteles dejan paso a playas coralinas y hippies que forman parte de la reserva natural que domina el fondo submarino.

Peces loro, león y payaso

Poco más que unas gafas, unas aletas y un tubo de snorkel (que se pueden alquilar en cualquiera de los puestos de la zona) hace falta para poder recorrer a nado desde la orilla las decenas de metros que bordean una de las zonas del arrecife de coral y que una multitud de peces de colores se acerque a nuestros pies. Es fácil ver peces aguja  nadando a ras de la superficie, peces payaso entre anémonas o pulpos que se mimetizan con las rocas del fondo arenoso.

Pero el espectáculo de vida y color comienza cuando nos enfundamos el traje de buzo, nos echamos la botella de aire a las espaldas y nos alejamos hacia las profundidades. Las aguas cristalinas del mar Rojo dejan que la luz del sol alcance grandes profundidades permitiendo que crezcan corales hasta casi los 60 metros. Siente la gravedad cero bajo el mar y déjate impresionar por el arcoíris de turquesas, verdes y morados sobre el lomo del pez loro, los diminutos caballitos de mar, las morenas moteadas y los venenosos y llamativos peces león.

También puedes apuntarte a una de las excursiones para inspeccionar los barcos hundidos que se encuentran a pocos metros de la costa, encallados sobre el espectacular arrecife de coral. Merecen la pena unos días de desconexión para conocer la increíble vida submarina del mar Rojo, esa que nadie se acordó de mencionar cuando nos contaron la historia del Éxodo.

@saracoriat

 

 

Fuente:ocholeguas.com