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AHMAD EL-ASSAAD

Un acuerdo con Irán sería una bendición para Hezbolá y un desastre para mi país.

Desde que ingresó a la guerra civil siria, la organización terrorista chiita libanesa Hezbolá, financiada por Irán, ha sufrido tremendamente y en muchas formas diferentes. Durante los últimos dos años, han muerto más de 1000 de sus combatientes y ha aumentado el resentimiento del pueblo libanés hacia el grupo. Los chiitas libaneses, que no pertenecen a  Hezbolá,  también han sido tomados como blanco para desdén por parte del resto del país, aun cuando muchos de nosotros nos oponemos a sus prácticas feroces.

Los días en que una gran parte de la población libanesa creía que Hezbolá estaba allí para protegerlos a ellos y a Líbano se han ido hace mucho. Ha caído la máscara. La mayoría de los libaneses ahora ven a Hezbolá como lo que es: una milicia que trabaja para el régimen iraní y debe obedecer por lo tanto a las órdenes de Teherán. Y para silenciar a las voces desencantadas, para hacer que no se atrevan a expresarse, especialmente en las zonas chiitas, Hezbolá se ha vuelto más opresivo que nunca.

La guerra en Siria ha sido también una gran carga financiera sobre Hezbolá. El dinero en efectivo que llega desde Teherán no es lo que solía ser. En muchos barrios chiitas, Hezbolá está solicitando donativos a la gente. Esto ha debilitado su imagen, ya que la gente ve que sus cofres ya no están más llenos como estuvieron una vez.

La mayoría de los hombres jóvenes que se unen a Hezbolá no es debido a que creen en su discurso sobre “resistencia,” sino simplemente porque es la única opción para que los chiitas pobres, desempleados y no educados ganen algunos cientos de dólares al mes.

La fuente de los problemas financieros de Hezbolá es obvia: El régimen iraní ha gastado sumas exorbitantes tratando de apoyar y sostener al régimen de Assad en Damasco. Con una población de aproximadamente 80 millones, el producto bruto interno de Irán es apenas u$s369 mil millones. Los Emiratos Árabes Unidos, por comparación, con una población de nueve millones, tienen un PBI de u$s402 mil millones.

Sin embargo, a pesar de su situación penosa, Irán continúa ignorando sus problemas internos y sociales. En cambio, así como la vieja Unión Soviética, está extendiendo su influencia a lo largo del Medio Oriente como si fuera una central de energía económica, no un desastre económico.

Además, Teherán ve los resultados de Hezbolá durante los últimos 33 años como un éxito,  de tal forma que ahora está franquiciándolo. Desde Hamas en los territorios palestinos a los sadristas en Irak y a los huzíes en Yemen, estas organizaciones terroristas satélites son una réplica exacta de Hezbolá.

Ahora el gobierno de Obama está negociando un acuerdo nuclear con el régimen iraní que verá a Teherán obtener una ganancia inesperada de hasta u$s150  mil millones. Con tanto dinero en efectivo a la mano, Teherán seguramente crearía franquicias de Hezbolá en otras partes en el Medio Oriente y ordenaría a estos grupos radicales satélites librar aún más guerras en la región.
Al menos, Teherán estaría dispuesto a dar un buen impulso a su orgullo y alegría—Hezbolá—y a ayudarlo a comprar su escape a los problemas que está enfrentando ahora en Líbano.

Hace poco me reuní en Washington D.C. con senadores, miembros del Congreso y analistas de institutos de consulta. Cuando compartí mis inquietudes con aquellos cercanos al gobierno de Obama, la respuesta fue, “Obtengamos ahora un acuerdo sobre la cuestión nuclear y luego daremos forma a un plan sobre cómo hacer frente a esta invasión iraní del Medio Oriente.”

Cuando los presioné más sobre la cuestión, no obtuve ninguna respuesta. ¿De qué tipo de plan estamos hablando? ¿Quién implementaría tal plan y confrontaría a los distintos grupos satélites iraníes? ¿Estados Unidos estaría dispuesto a poner el ejército estadounidense en el terreno?

Se ha vuelto claro para mí que no hay ningún plan. Como mucho, si alguna vez habrá un plan, será tan exitoso como el que vemos hoy desplegarse contra el Estado Islámico. No hay duda alguna que un acuerdo nuclear con Irán sería una pesadilla para mi amado Líbano y para todos los otros países en el Medio Oriente que son controlados, o podrían ser controlados, por grupos representantes de Irán.

Con este acuerdo, mi Líbano no podrá liberarse en el futuro cercano del control de Hezbolá. Nunca más será la Suiza del Medio Oriente, nunca prosperará y volverá a prosperar como lo hizo en las décadas de 1960 y principios de la década de 1970. A los que dicen que este acuerdo nuclear es una receta para la paz, yo les digo que este acuerdo es una invitación a más guerras en el Medio Oriente.

* El-Assaad es presidente del partido libanés Opción.

 

Fuente: The Wall Street Journal-

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México