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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Por Peta Jones Pellach

Una vez más, las tres semanas de semi-duelo coinciden con el mes musulmán del Ramadán. Para ambas comunidades, estos son tiempos de auto-reflexión sobre nuestro comportamiento con el fin de mejorarlo. Un período de contención lleno de esperanza. Tenemos poder sobre nuestro destino. Al reconocer nuestros defectos podemos corregirlos. Al cambiar nosotros mismos, podemos cambiar el mundo.

Mientras que el mes musulmán se basa en un calendario lunar, lo que significa que puede ocurrir en diferentes momentos del año solar y es meta-histórico, el calendario judío es una combinación del solar y el lunar. El ritmo del año está conectado con el cambio de las estaciones; también está profundamente conectado con la historia.

El período de las tres semanas comienza el 17 de Tamuz, fecha en la que Moisés rompió las tablas en las que fueron grabados los Diez Mandamientos, como consecuencia del pecado del becerro de oro. Moisés estaba tan enfadado por la falta de fe del pueblo judío y su necesidad de una representación física de la presencia divina que no podía entregar el regalo sagrado que sostenía. Mientras las tablas se hacían añicos, algo celestial se destruía también. El día fue ‘dañado’.

Fue el 17 de Tamuz cuando los romanos comenzaron el asedio final de Jerusalem que tres semanas más tarde conduciría a la destrucción del Segundo Templo. Según la creencia, el Primer Templo fue destruido a causa de la idolatría y el segundo debido a la división interna o ‘el odio infundado‘. Según la visión judía de la historia, todo está determinado por la respuesta divina a la conducta humana: cuando somos sensibles a nuestro entorno, D-os responde con misericordia y bondad.

Tishá Beav (9 de Av), el último día del período de tres semanas, es un día aún más dañado, a causa del rechazo de la Tierra Prometida, cuando los espías enviados a Canaán desde el desierto volvieron con un informe negativo. Este fue un acto de cobardía y traición al pacto de Abraham. En consecuencia, este día marca la destrucción de ambos templos, así como la expulsión de los judíos de España. Además, en este mismo día comenzaron las primeras deportaciones desde el ghetto de Varsovia a Auschwitz.

Estos dos días pueden repararse mediante un cambio en el comportamiento humano. A través de la lealtad y la fe, el coraje, el amor al prójimo y nuestra conexión con el Todo Poderoso. Estos son los objetivos del ayuno del 17 de Tamuz y Tishá Beav.

Esto coincide con los objetivos del Ramadán. ¿Por qué ayuno 12 horas el 17 de Tamuz y 24 horas en Tishá Beav? ¿Por qué los musulmanes ayunan durante el mes de Ramadán? ¡Porque el ayuno nos recuerda que no somos ángeles! Somos humanos, con todo lo que ello implicatenemos necesidades corporales y defectos morales. Como seres humanos, tenemos libertad de elegir; desafortunadamente, con frecuencia abusamos de este poder y tomamos malas decisiones. Somos arrogantes, creyendo que sólo somos responsables de nosotros mismos y no tenemos obligaciones hacia los demás.

Al privarnos un poco y cambiar nuestra rutina, reflexionamos sobre nuestras debilidades y esto nos podría inspirar a hacer pequeños cambios. Somos humanos, al igual que otras personas que conocemos. Debemos tener una actitud positiva hacia ellas, tratarlas con amabilidad y respeto. Al ayunar, reflexionamos sobre quienes somos. Podemos darnos cuenta de nuestro poder pese a nuestra fragilidad física. Podemos reparar tanto a nosotros mismos, como a nuestra comunidad y el mundo, e incluso cambiar el curso de la historia.

Times of Israel

Traducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico