ADRIÁN FIGUEROA

Producir ópera para niños implica tener una planeación como si fuéramos arquitectos, para de esta manera lograr que confluyan los intereses de los menores y de los adultos en una partitura que los emocione. “Y eso no es fácil”,  asegura Sylvia Rittner.

La directora artística de Arpegio Producciones Arte y Entretenimiento AC, organismo que  cumple este año una década de realizar montajes operísticos para niños, señala que hoy inicia su sexta temporada de bel canto en El Lunario con el estreno en México de Livietta y Tracollo, de Giovanni Battista Draghi, (Pergolesi), una obra, como la define, “muy divertida y adecuada para acercar a los niños a éste que es el arte total”. Además también se presentará Bastián y Bastiana, de Wolfang Amadeus Mozart.

En entrevista con Crónica, la también promotora cultural hace un repaso de estos 10 años de producir óperas para niños. Un camino lleno de aprendizaje y ajustes en el que, al final, dice, “logramos entender qué es lo que debería presentarse”.

De esta manera, recuerda que las interrogantes que se plantearon en Arpegio fueron cuánto debería durar una ópera para niños, qué debíamos incluir y qué debíamos quitar de las obras originales. “El punto fue que deberían durar 50 minutos y para esto tendríamos que reducir las obras con cortes a la música, al libreto y adecuar las escenas”.

“Entonces, lo primero que hicimos fue hacer una revisión de la partitura. La música de las óperas es muy bella y debíamos reducirla, es como sangrar la partitura para dejar lo que más interese a los niños”.

Y esto es importante, añade, porque hay que dejar en claro que hacemos reducciones de la obra, “no las reinventamos”. Entonces, dice, lo hacemos con el criterio de que  las personas tienen un oído y recuerdos melódicos, es decir, conocen fragmentos de algunas óperas y fueron las referencias para hacer la reducción.

Pero también está ese conocimiento natural que los niños y adultos tienen de la música popular, señala Sylvia Rittner, la cual está en muchas de las óperas. “Por ejemplo, Hansel y Gretel, de Engelbert Humperdinck , tiene canciones de la tradición popular alemana. Y lo mismo se repite en obras de Mozart, Rossini, Verdi…

Y así trabaja el director de orquesta para reducir la música y, al mismo tiempo, para que acompañe al libreto y sea comprendido, añade  Sylvia Rittner.

Con esto, agrega, ya tenemos lo que le interesaría musicalmente a los niños. “Éste es nuestro primer recorte, en el cual trabajamos mucho, porque el foco de atención de los menores cambia súbitamente”.

En el segundo corte, añade la directora de Arpegio, “nos enfocamos al interés de los niños y de los adultos. Por ejemplo, si los papás, tíos o abuelos están esperando el aria, porque ya la conocen y les gusta, a lo mejor los niños no la ven atractiva. Entonces, tras el aria, buscamos retomar la atención del niño con una escena que les resulte divertida. Así jugamos para que confluyan los intereses de niños y adultos”.

Por eso, dice, “tenemos que hacer un trabajo como si fuéramos arquitectos, hay que planificar la ópera para niños de esta manera para lograr montajes de calidad que puedan formar públicos para el bel canto”.

Programa

Hoy y el 12 de junio se presenta a las 13:00 horas la ópera Livietta e Tracollo, de Giovanni Battista Draghi. La dirección es de Antonio Zuñiga, con la soprano Denise de Ramery (Livietta) y el barítono Alberto Albarrán (Tracollo). La música es del ensamble Arte Barroco.

Los días 19 y 26 de julio se presenta Bastián y Bastiana, de Amadeus Mozart, dirigida por Jaime Matarredona. Participan la soprano Irasema Terrazas, el tenor Hugo Colín y el bajo Charles Oppenheim.

Fuente:cronica.com.mx