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THE WALL STREET JOURNAL

Teherán tendrá mucho tiempo y muchas lagunas legales que explotar.

“Monitoreo de las plantas nucleares cruciales de Irán a lo largo del día.” “Acceso a la cadena entera de suministro nuclear de Irán.” “Acceso [a] cualquier lugar sospechoso.” “Acceso donde sea necesario, cuando sea necesario.” “Verificación sin precedentes.”

Estas, entre otras,  son las afirmaciones que está haciendo el Presidente Barack Obama acerca de las inspecciones y aplicaciones contenidas en el acuerdo con Irán, las cuales tienen la intención de garantizar a los estadounidenses que Teherán no engañará—o al menos que será prontamente atrapado y castigado si lo hace. Una mirada más de cerca cuenta una historia diferente.

Consideren esa frase emitida en forma cuidadosamente sutil, “donde sea necesario, cuando sea necesario.” Se supone que esta es la versión de inspecciones “en cualquier momento, en cualquier lugar” de la administración, que los expertos han insistido durante mucho tiempo tienen que ser una condición de cualquier acuerdo.

Pero lo que especifica el acuerdo—Anexo Uno, Sección Q—es que los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica primero tendrán que pedir permiso a Irán para visitar un lugar sospechoso: “La AIEA ofrecerá a Irán las razones para el acceso por escrito y pondrá a disposición la información pertinente.” Después de eso, Irán tiene la posibilidad de proponer “medios alternativos” para abordar las sospechas de la AIEA. Todo lo cual llevará algún período de tiempo no especificado.

Sólo entonces, presuntamente, comienza a andar el reloj con respecto a los 14 días especificados en el acuerdo para que la AIEA e Irán discutan la solicitud de inspección. Si las dos partes no pueden concordar después de dos semanas, el asunto pasa a una “Comisión Conjunta” de ocho miembros que incluye a Irán, Rusia y China, y que votaría sobre “los medios necesarios para resolver las inquietudes de la AIEA.” Se supone que ese proceso no lleve más de una semana, después de la cual Irán tiene tres días para implementar cualquier decisión.

Barack Obama afirma que esto es más que adecuado, ya que da a Irán no más de 24 días para mentir antes que la AIEA logre inspeccionar, y debido a que estaremos vigilando desde satélites para asegurar que Irán no está cargando cajas sospechosas en camiones. Pero dependiendo de cómo Irán interprete cláusulas tan ambiguas como “información relevante” y “medios alternativos”, este proceso podría extenderse a bastante más de 24 días. Inclusive 24 días no es exactamente una inspección al instante, ya que gran cantidad de trabajo nuclear—como una bomba misma—no necesita de vastos espacios.

“Hay mucho que puede hacer el régimen [para ocultar material] en algunas horas, por no hablar de días,” dijo la semana pasada Charles Duelfer, el ex inspector de armas en Irak. “Así que esto permite espacio para que Irán maniobre y oculte potencialmente mucho de lo que está haciendo con respecto a diseño de armas o prueba de componentes.”

Esto supone que todas las partes adhieran al calendario prescrito—dudoso, dada la naturaleza de todas las burocracias multinacionales—y que la Comisión Conjunta, la que incluye también a Estados Unidos y a los europeos occidentales, siempre votará para dar acceso total a los inspectores, en vez de llegar a alguna falta de concreción del denominador común mínimo. En el interín, Irán buscaría averiguar las fuentes y métodos de la AIEA mientras recopila la información de la agencia y saca conclusiones sobre qué más podrían saber los inspectores.

Luego están las afirmaciones del Presidente sobre vigilancia “a toda hora, todos los días” de las “plantas nucleares cruciales.” Todas esas plantas fueron escondidas y no declaradas una vez—un recordatorio de que el sentido entero del régimen de las inspecciones es descubrir las plantas no cruciales donde Irán podría estar haciendo trabajo ilícito.

La administración está también haciendo alarde de que el acuerdo establece un “canal de adquisición” dedicado, a través del cual se solicitará adquirir todo su material relativo a la tarea nuclear. Se supone que esto impida a Irán comprar repuestos nucleares en forma ilícita—lo cual ha sido sorprendido haciendo repetidamente  durante los 18 meses de las negociaciones.

Pero a medida que son levantadas las sanciones sobre Irán y las empresas iraníes (o sus intermediarios) ganan acceso comercial al Occidente, se volverá casi imposible impedir que Irán compre lo que quiera, cada vez que quiera. “El canal de adquisición podría funcionar en un mundo donde las instituciones financieras, empresas comerciales y comerciantes fueron atemorizados por la aplicación agresiva de las sanciones”, dice Mark Dubowitz de la Fundación para la Defensa de las Democracias. Pero él dice que el acuerdo hace imposible en la práctica tal aplicación.

Los defensores del acuerdo también dicen que aun cuando ningún proceso de inspecciones es perfecto, este es el más fuerte que hemos tenido alguna vez. Nuevamente falso. Como dice el Sr. Duelfer, “la actividad de inspección forense seguida en Irak fue mucho más agresiva que lo que será en Irán.” Esas inspecciones llegaron sólo debido a que el Occidente utilizó diplomacia coercitiva para extraerlas—lo opuesto de nuestro enfoque hacia Irán.

Todo esto suma a un acuerdo que parece tener bastantes más baches de inspección, y mucho mayores, que lo que está afirmando Obama. El Congreso debe localizar, inspeccionar y luego transmitir estos baches para educar al público.

Fuente: The Wall Street Journal-

 Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México