ELENA BIALOSTOCKY PARA LA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

Para recordar Tishá B´av,  fecha en que, hace 1947 años, se destruyó el Segundo Templo de Jerusalén, el Rabino Ezra Nakach y el historiador Alejandro Rubinstein exploraron, el domingo 26 de Julio en el Templo Shaaré Shalom, el concepto de la supervivencia de Israel.

“El principio de nuestro pueblo empieza con la Emuná (fe). ¿Qué fue lo que le hizo cambiar a Abraham Avinu? Tener una fe inquebrantable. No existe otra realidad que la de acercarse y apegarse a Di-s, eso es la fe. Uno de los puntos más difíciles de llevar en la vida, es aceptar, vivir y aprender distinto a los demás, el pueblo de Israel no es igual a los demás, nosotros somos distintos, hay que aceptar la realidad.

 Algo nos caracteriza y nos hace diferentes. Pero hay que vivir también diferente. La Torá es la que marca la brújula de la vida: Emuná es aprender y aceptar que soy distinto. Lo distinto se marca acorde a lo que la Torá nos enseña.

Lo que hace al judío distinto es la conciencia y la humanidad. El judío nunca va en favor de la destrucción humana y sí está presente en él la conciencia de reflexionar. Todos tenemos errores, pero la conciencia nos va a ayudar a tratar de ser cada día mejores, explicó.

“El pequeño santuario de todos es nuestra  casa. De casa en casa se hace un pueblo. Cada una de las parte del Bet Hamikdash representa una parte de la casa de ustedes. La Menorá es la luz, el shuljan representa la cocina, misbeaj, representa la mesa y el kodesh a kodashim (lo más sagrado), la recamara es donde los hijos ven los sagrado de la casa, donde están los padres.

¿Dónde está la kedushá (santidad) de los judíos?  No podemos dejar que penetre a nuestros hogares la parte de afuera, los ejemplos negativos.

La Torá está llena de conceptos acerca de la importancia de la unión de la familia, ese es el secreto de la supervivencia. Tenemos que darnos el tiempo para cuidar eso tan hermoso que se llama “familia”: ése es el secreto de nuestra supervivencia”, concluyó el Rabino Nakach.

Por su parte, el historiador Alejandro Rubinstein habló acerca de la supervivencia del pueblo judío y comentó que la familia es el sistema operativo del Judaísmo.

El Padre representa el sacerdocio y el servicio diario a H’. (Cohanim); la Madre representa a los ministros, quienes hacen que el servicio sea posible y quienes mantienen el orden del Pueblo. (Leviim). El Hijo representa al Pueblo (Israel).

El quinto hijo es el que no va a venir a la mesa porque no encontró en su casa a un Padre que le guíe, a una Madre que le eduque, a hermanos a quienes o con quienes compartir y perfeccionar el aprendimiento y el amor”, dijo.

Forjar una familia requiere mano firme- continuó diciendo-, a veces hay que emplear la fuerza de las palabras (no de las manos). La familia se construye en una casa, como aquella a la que Itzjak llevara a Rivka para amarla…para ser mejor…para estar con Di-os en el más íntimo de sus entornos.

La familia solo puede ser fundada con el ejemplo y la enseñanza de tus padres, con lágrimas ante las difíciles lecciones. La casa, esa en la que puedes convertir en amor, agregó.

“Un solo D-os, es la finalidad humana, el Tikun Olam (reconstruir el mundo) y el permanente enfoque hacia la reconstrucción del Bet Hamikdash (Gran Templo de Jerusalén), es el verdadero misterio de los judíos.

Construyamos, cada uno, el Beit Hamikdash de nuestras familias para alcanzar, en nuestros días, ver su reconstrucción”, puntualizó.

 

 

 

 

 

#TisháB´av