gilbbos11-06-22-14

“Me llevaron a la cancillería del consulado mexicano y tras una mesa enorme estaba sentado mi cónsul, un hombre bajo con los ojos más vivaces del mundo. En cualquier consulado uno tenía la impresión de no ser nadie, aquí ocurría lo contrario.” (Sobreviviente)

Anna Seghers

 

“Esa época fue un drama intenso. Agradezco a mis padres el habernos hecho, a mis hermanos y a mí, sensibles al sufrimiento. La guerra fue una cosa tremenda que no debe volver a ocurrir, aunque la violencia continúe en el presente”

Laura Bosques

 

THELMA KIRSCH PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

En las últimas semanas se ha escuchado el nombre de este gran héroe mexicano en casi todos los noticieros y revistas.

Finalmente México se da cuenta que durante la Segunda Guerra Mundial un cónsul mexicano apenas conocido en el país, participó salvando miles de vidas, logrando que saliesen de Europa una gran cantidad de españoles perseguidos por Franco, franceses condenados por la Francia de Vichy, además de ciudadanos mexicanos  y muchos judíos que llegaban de todas partes de Europa solicitando visas para entrar al país.

¿Cómo lo lograba? Su estrategia era rentar un castillo y como cónsul mexicano, llevar a cabo grandes fiestas, teniendo a los refugiados viviendo en barracas y trabajando como meseros, cocineros, etc. sin que nadie se diese cuenta.

Más tarde, no pudo continuar con esa tarea y fue hecho prisionero por Hitler y llevado al Castillo de Bad Godesberg, donde el bombardeo era constante y la idea de Hitler era que quizás, por error, una bomba destruiría el palacio. Allí mantenían a toda la cancillería formada por 43 asistentes del cónsul, además de su familia. Escaseaban los alimentos, apenas les alcanzaba para comer gracias a lo que recibían de la Cruz Roja, pero el peligro era constante e inminente. Sin embargo, Gilberto Bosques se sentaba noche tras noche para escribir al gobierno mexicano y pedir ayuda para los refugiados, su familia y el resto de los prisioneros.

México, en esos momentos, aún se mantenía al margen de la guerra y no contestaba a las súplicas del Cónsul.

¿Podemos llamarle “el Schindler Mexicano”? Nombre que se le ha dado estos días, en los que finalmente se le reconoce.

Personalmente me opongo.

Considero que cada hombre o cada mujer que ha sido nombrado “JUSTO SOBRE LA TIERRA” tiene un lugar especial en la historia.

El hecho de que se haya producido una película acerca de un gran hombre, Oscar Schindler, que puso su vida y la de su familia en peligro para salvar judíos del régimen nazi, debe de ser respetada como “UNA sola historia” y no enmarcarla en un sinónimo o grupo de historias que se produjeron, (Gracias a D-s), en varias partes de Europa. Oscar Schindler no fue un hombre común, así como no lo fue Gilberto Bosques y cada uno tiene un sitio en la historia.

Schindler no es una marca registrada, no es un nombre que deba usarse para compararse con nadie más. Así como no lo son ninguno de los nombres que se encuentran bajo los árboles  sembrados en la Calzada de los Justos en Yad Vashem.

De igual manera, Bosques expuso a su familia y toda la comitiva del consulado a este peligro, y expidió todas las visas que pudo hasta que el mismo país que representaba, México, le puso un alto.

¿Qué sucedió con este gran hombre? ¿Cómo se salvó de morir durante los bombardeos a los que estaban expuestos día y noche él y toda la comitiva?. ¿Qué sucedió con su obra escrita?

Gilberto Bosques fue poeta y escritor. Su obra, desde hace muy poco tiempo, está guardada y catalogada en la Biblioteca de la UNAM, ya que su familia hizo entrega de este invaluable tesoro Mexicano al pueblo, y aunque gran cantidad de sus escritos se perdieron, ya que cuando era prisionero cada noche un guardia entraba a la oficina del cónsul y robaba sus escritos sin saber lo que contenían, sólo algunos fueron rescatados y otros guardados por su mujer.

Su esposa, María Luisa, aceptó viajar a Francia con grandes ideales. Traer a México las nuevas teorías de Piaget relacionadas con el desarrollo de los niños y planear nuevas estrategias educativas que ayudan a mejorar los programas educativos. Sin embargo esto tampoco sucedió. Fue una gran mujer que apoyó a su marido y lo acompañó siempre además de ayudarle a salir triunfante con sus planes.

Toda la comitiva del consulado mexicano en Francia, durante esa época, merecen ser mencionados uno a uno, pero no como si fuesen una marca comercial cualquiera, sino como individuos que estaban dispuestos a dar su vida por salvar a otros que sinceramente no tenían otra forma de salir adelante.

Siendo prisioneros, seguían festejando el Día de la Independencia de México, cantaban viejos corridos revolucionarios y las canciones mexicanas que escuchaban con mucho retraso en una radio que poseían. Mientras tanto, se daban a la tarea de entregar cartas de tránsito y visas mientras les fue posible, ya que el nuevo  presidente de México, Plutarco Elías Calles, mantenía una amistad muy cercana con Helda Kruger, quién tenía gran influencia sobre las decisiones de Hitler.

Por fin, les llegó una carta desde Nueva York. Las organizaciones sociales demócratas habían reunido los fondos necesarios para que todos escapasen en el barco llamado  “El Lyassa”. Mientras preparaban su salida, avisaban a la Resistencia francesa para que buscasen a los judíos escondidos en los bosques.

Un comité americano, había reunido fondos para ayudar a los refugiados, había conseguido dinero para ayudarles. Irónicamente, un país que  mantenía cerradas sus fronteras, abría caminos hacia otros países.

Diciembre de 1943

El asunto de la delegación mexicana no fue igual al de los otros países latinoamericanos. La cancillería mexicana entregó el asunto a los Estados Unidos, ellos se harían cargo del regreso a México de la delegación.

La Casa Blanca negoció sus vidas. ¿A qué precio? ¿Cuánto valdrían para la historia? El monto está registrado en los libros de historia.

Después de su regreso a México, Bosques siguió sirviendo a su país como lo hizo siempre. En su juventud perteneció a los revolucionarios que buscaban un México más justo.  Después fue gobernador de puebla, nunca resintió la falta de ayuda de su país al verse prisionero y siguió adelante como lo que fue: Un hombre con visión y esperanza por una vida mejor.