SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Aun siendo brillante, no habríamos oído hablar de Israel Robert Aumann (85), si no fuera por el Premio Nobel que recibió en 2005 por su trabajo en la resolución de conflictos a través del análisis de teoría de juegos.

Israel Robert Aumann Premio Nobel
Premio Nobel Israel Robert Aumann

Uno podría creer que después de que su excepcional logro fuera galardonado con el más alto honor, los israelíes tratarían a Aumann con un nivel correspondiente de respeto. Pero Aumann es religioso y conservador, dos rasgos detestados por la mayoría de los periodistas israelíes.

Sin embargo, dado que ignorar a Aumann después de su reconocimiento en 2005 ya no es una opción, los medios de comunicación permiten a regañadientes que su voz sea escuchada. Así uno puede casualmente encontrar una entrevista que le dio a David (Dudi) Goldman en 2014, quien simplemente no podía ocultar su desprecio por las opiniones políticas de Aumann.

El párrafo destacado establece el tono para toda la entrevista:

“El verdadero peligro”, dice Aumann, “no es Hamas, ni lo es el aumento del odio europeo hacia Israel, sino nuestra capacidad de recuperación, y cuanto más aumente el número de antisionistas más se debilitará nuestra resistencia”.

Goldman cree que el líder de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, ha agitado el “derecho de retorno” de los refugiados palestinos a Israel como condición para la paz, convirtiéndolo en la esperanza de que el conflicto podría resolverse si Israel estuviera de acuerdo en la solución de dos estados.

Para Aumann, esta es una ilusión delirante:

“Tonterías”, replica. “Ni un solo palestino reclama el derecho al retorno. La posición de Abbas”, alerta a Goldman, “es una táctica de distracción. Entre ellos, los palestinos continúan hablando de regresar a Haifa, Jerusalén, Ramle [un pueblo cerca del aeropuerto Ben Gurion]”.

Goldman también apoya la actitud negativa de Europa hacia Israel derivada de la opinión de que los palestinos son “nativos” bajo el pulgar de los israelíes “colonialistas”.

Esta visión desconcierta al profesor.

“Lo que está diciendo es horrible”, vuelve Aumann. “Su enfoque es desastroso, ya que significa que somos colonialistas, y no lo somos. ¿Sabe usted que en 1885 los judíos en Jerusalén eran la gran mayoría? La tragedia es que todavía hay israelíes, como usted, que piensan en términos de nativos. Si de eso se trata, no tenemos nada que hacer aquí”.

Los post-sionistas como Goldman, insiste Aumann, “son extremadamente peligrosos porque debilitan la justificación moral de nuestra existencia. Si los post-sionistas tienen razón, entonces [la gente como] Helen Thomas [quien se hizo famosa por decir  a los judíos ‘lárguense de Palestina’] tienen razón, y debemos comenzar a embalar y entregar las llaves a Abbas y [el líder de Hamas Ismail] Haniya”.

Tras las elecciones más recientes de Israel ha quedado más claro que nunca por qué los “Goldman” nunca marginarán a los “Aumann”.

No importa lo brillante que el último pueda ser, los sionistas o pro-sionistas son percibidos por un número creciente de personas como primitivos y perezosos mentales.

Los post-sionistas, por otro lado, son vistos como racionales, educados e iluminados. Posicionándose como tales, los post-sionistas, junto con los musulmanes radicales y los liberales occidentales, han logrado justificar el odio hacia Israel y enmarcar el conflicto en términos cosmológicos de una batalla entre la luz y la oscuridad.

Aumann, sin embargo, insiste en que esta imagen de los “ángeles de luz” esconde una agenda siniestra que no tiene nada que ver con la paz o la luz.

Infinidad de personas en todo el mundo no tienen el tiempo o los conocimientos para decidir quién está diciendo la verdad, quién tiene razón y quién está equivocado. Por lo tanto, se basan más que nada en la reputación de los contendientes.

En la escaramuza Aumann-Goldman, la reputación se inclina fuertemente hacia el galardonado con un Premio Nobel, por lo que su voz debe presentarse como intrusa en un paisaje de medios liberales.

Fuente: Israel Today

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