AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO-El pasado  lunes 31 de agosto, para iniciar su plática en el Centro Cultural Monte Sinaí, , el Presidente de la Agencia Judía para Israel, fiel a su amor por la democracia, hizo su habitual  censo para decidir qué idioma usaría, hebreo o inglés.

Habiéndose elegido el inglés para su plática, Sharansky expresó:

“Comenzaré con una historia personal porque es un tema muy apropiado sobre la identidad.

Nací en Ucrania, en la ciudad de Donetsk, hoy todos la conocen porque es el centro del muro entre Rusia y Ucrania. Hace unos años nadie sabía de ella pero hoy es una ciudad grande, en la que vive probablemente un millón de personas y, al menos, 50,000 son judíos. Hay más judíos que en México. Y nosotros vivíamos absolutamente desconectados de nuestra identidad. No teníamos bar mitzvá y no sabíamos lo que bar mitzvá significaba. No teníamos brit milá, ni séder de Pésaj ni Purim ni nada. No había sinagoga, ni escuela, ni hebreo. Pero sabíamos que éramos judíos. ¿Por qué? Porque eso es lo que está escrito en la credencial de identidad de tus padres, así que todas las discusiones en familia son sobre antisemitismo, discriminación, restricciones, sobre qué tipo de carrera tus hijos nunca podrán estudiar, y lo que tienen que hacer para sobrevivir. Y el mensaje de los padres era muy sencillo: porque eres judío, debes ser el mejor en tu profesión, ya sea física, matemáticas o ajedrez o música. No importa qué, pero ésa es la manera en la que nosotros, los judíos, sobrevivimos.

Así que no había nada positivo sobre ser judío. Era como tener un tipo de enfermedad grave, como el cáncer, con la que naces y tienes que lidiar con ella y encontrar formas para sobrevivir.

Además, teníamos que vivir en una dictadura horrible. El régimen decidía por ti qué leer, qué escribir, qué decir. Y sabíamos que esta dictadura era muy mala para los judíos y muy mala para los no-judíos. Pero recuerdo exactamente el día en que me convertí en un leal ciudadano soviético. Fue el día en que murió Stalin. ¿Saben quién fue Stalin? Bien. Stalin fue quien mató a Trotsky pero también mató a decenas de millones de su propia gente. Entonces, el día que Stalin murió, yo tenía cinco años, regresé del kínder y mi padre me explicó, asegurándose que los vecinos no escucharan; vivíamos en departamentos comunes, donde había tres o cuatro familias viviendo juntas- y me dijo “Stalin falleció. Es muy bueno para nosotros los judíos porque vivimos en peligro y ahora, probablemente, ya no”. Así que deberé recordar toda mi vida que un milagro sucedió cuando Stalin murió. Pero no podía decírselo a nadie; tenía que hacer lo que todo mundo hacía.

Al día siguiente fui al kínder y todos lloraban por la muerte de Stalin, y cantaban canciones sobre la gran infancia que este maravilloso líder nos dio. Entonces, yo canto canciones sobre lo agradecido que estoy con Stalin, lloro junto con los demás niños, y en mi cabeza recuerdo que debo estar muy feliz porque sucedió un milagro y Stalin murió y eso es bueno para los judíos.

Ése es el estado mental típico de un leal ciudadano soviético. Como algo doble: hay una realidad en la que vives, en la que haces y dices lo que se supone que tienes que hacer y decir; y hay otra realidad que únicamente puede mencionarse en los círculos cerrados, como la familia o amigos.

Y ésa es la forma típica de vida de cientos de millones de personas en la Unión Soviética. Y es un modo de vida muy incómodo. Entonces, tal vez uno debería de luchar contra eso, contra la dictadura y por la libertad.

Pero ni siquiera lo piensas. No hay identidad en tu vida. Tú sabes que la mejor forma para sobrevivir siendo judío es ser el mejor en tu profesión.

Las cosas cambiaron para mí después de 1967 por la victoria de Israel y la humillación de la Unión Soviética- la dictadura más poderosa fue humillada por el país más pequeño– pues la Unión Soviética había enviado mucho dinero, armas y oficiales a Egipto y a Siria para garantizar su victoria. Y los israelíes entraban en nuestra realidad, entendiendo que todos a tu alrededor, amigos o enemigos, te conectan a Israel. Y queríamos entender por qué. Y leíamos en secreto libros que trajeron otros judíos sobre nosotros, nuestra historia de miles de años, sobre la vida moderna, filosofía, tradición y la historia del Estado de Israel. Había dos grandes libros, uno sobre el éxodo de Egipto y otro sobre el éxodo para la creación del Estado de Israel. Y, de repente, entiendes que, si realmente lo quieres, puedes tener una identidad real y puedes ser parte de esta historia. Vas a ser parte de todos estos turistas que vienen de todas partes del mundo, y todos te dicen “ah, tu papá es de ; yo soy de ahí”, o de Kiev. “Si mi padre se quedara, te [construiríamos] tu casa. Queremos ayudarte”. Ésa es la historia de la que quieres ser parte. Hay judíos que te dicen que eres parte de ellos. Y luego está el Estado de Israel, listo para mandar aviones a, como en la Operación Entebbe para ayudarte a estar a salvo. Eso es lo que yo llamo “descubrimiento de identidad”. Y después descubrimos que si quieres vivir plenamente esta identidad, tienes que pelear. Y empiezas a pelear por tus derechos y los derechos de otros judíos, y luego por los derechos de muchos no-judíos.

Yo me convertí en vocero de dos [organizaciones]: la organización sionista y la de derechos humanos. Y mucha gente decía que tenía que escoger entre ambas. “O peleas por tus derechos o por el bienestar del mundo”. Y a mí me pareció un sinsentido. ¿Cómo podía escoger? Si tengo la fuerza para luchar por los derechos humanos en este planeta es sólo porque ya descubrí mi propia identidad. Porque ahora ya tengo raíces, ya tengo fuerza para luchar.

Así empezó nuestra lucha y luego la de muchos judíos de la Unión Soviética que descubrieron su identidad, y de millones y millones de judíos alrededor del mundo que pelearon con nosotros solidariamente y se venció a la Unión Soviética. Y, entonces, muchísimos judíos avanzaron hacia la libertad. Más de un millón se mudó a Israel, y otros más se fueron a otros países. Y la Unión Soviética se desmoronó simplemente porque no podía sobrevivir sin tener a la gente bajo su control.

Ahora vayamos a nuestros días. Tenemos ahora un buen programa llamado Taglit o Birthright, en el que los padres mandan a sus hijos o ellos mismos van a Israel durante diez días. ¿Quieren saber cuántos judíos van? Yo he estado en ese programa desde que inició.

En Estados Unidos, los judíos están muy asimilados, más que en México pero no tanto como en la Unión Soviética. Después del bar mitzvá, no vuelven a ir al templo ni se acercan a la comunidad. El bar mitzvá es como la forma de saldar la deuda hacia los abuelos y, una vez celebrado, ya son libres nuevamente. Y luego [la persona] va a la [universidad] y escucha mucho sobre Israel y quiere ir de vacaciones a París pero no tiene dinero y algunos le dirán “ah, tienes suerte, eres judío y te puedes ir gratis a Israel”. Y piensa, “bueno, iré, sufriré un poquito en Israel y tal vez el siguiente año tenga la oportunidad de ir a un mejor lugar”. Entonces, él o ella va a Israel por diez días y las estadísticas nos muestran cómo ese viaje le cambia la vida por muchos años, por ejemplo, en la forma en que se casan, como es su trato hacia la comunidad, como participan y defienden a Israel y el tipo de educación que le darán a sus hijos.

Así que la cuestión es ¿qué tipo de lavado de cerebro les estamos haciendo a estos chicos que van a Israel por 10 días y les cambia la vida? Y les diré que lo que les sucede a ellos es lo que nos pasa a nosotros en la Unión Soviética después de la Guerra de los Seis Días. Porque, créanme, hablé con miles, miles de judíos que estaban bastante distraídos de todo lo referente a la vida judía. Y en Israel se dan cuenta de que… en Israel es muy fácil sentir que hay raíces, que hay miles de años de historia. Se dan cuenta de que es genial ser parte del pueblo judío. Miren cuántas personas de todas partes del mundo y provenientes de distintas culturas van a Israel, y qué tan interesante es todo eso. Y, como Estado, no es como lo que escuchan todo el día en las campañas anti-Israel. Es un Estado interesante, emocionante, moderno y desarrollado.

Así que, de forma concentrada, es como un redescubrimiento de tu identidad. Y ésa es una de las cosas más poderosas que le pasa o le tiene que pasar a las generaciones judías jóvenes. Y, de hecho, la pregunta a la que siempre nos enfrentamos es “¿eres parte de tu tribu o de todo el mundo? ¿Te interesa la libertad para tu familia o los derechos humanos para toda la gente?”. Y el momento en el que un joven o una joven judíos sienten que tienen que escoger, casi siempre escogerán los derechos humanos y un mundo mejor. Porque ésa es la esencia de nuestro judaísmo. Pero la cuestión es que está mal escoger porque si tienes la fortaleza para mejor al mundo es porque tienes una conexión con tu historia, tus raíces y tu gente.

Ahora, ¿cuál es el desafío en cuanto a identidad? Mantener el sentimiento de conexión de los judíos jóvenes con su comunidad, su familia, su gente, y el Estado de Israel. Y, desde este punto, no hay diferencia.

Por supuesto que cada movimiento tiene su propio carácter- además su propio problema y su propio desafío. Pero la idea es cómo hacer que cada nueva generación judía continúe teniendo una fuerte conexión con su identidad.

Aquí en México ustedes están en una mejor etapa, tengo que decirlo. La comunidad judía de México es algo increíble. Más del 95% de los niños judíos asiste a escuelas judías. Es increíble. Debo decir que de todas las comunidades judías del mundo no existe una igual. En comparación, en los EE.UU., el 12% de las familias judías envía a sus hijos a colegios judíos. En Australia, que está también en una buena etapa, el 65%. Así que su etapa es única.

Por el otro lado, he escuchado que muchos jóvenes van a universidades estadounidenses o de otros países y estarán expuestos a esta horrible propaganda anti-Israel, y eso hace que ellos piensen “¿deberíamos estar orgullosos o nos debería de dar pena nuestra conexión con Israel?”. También escucho que hay muchos no-sionistas; que cada vez hay más. Muchos no-sionistas que también son parte de la comunidad. Y está bien, ¿cuál es la diferencia? No todo el mundo tiene que hacer aliyá y no todo el mundo tiene que ser sionista. Se los puedo decir por las estadísticas que he revisado de todas las comunidades judías del mundo. Las únicas dos cosas que protegen a los jóvenes judíos de la desaparición o la asimilación son el sionismo y la fe. Tradición y conexión con el Estado de Israel. Si tienes ambas, estás perfecto. Si tienes una, tienes una buena posibilidad de continuar siendo judío. Si no tienes ni una ni la otra, no hay posibilidad de que tus nietos sean judíos.

Así que el sionismo y la conexión con Israel no solamente es importante para continuar formando el Estado judío. Pero Israel es importante para que los judíos sobrevivan como judíos en todos lados, incluyendo México. Entonces, ése es el desafío que enfrentan los movimientos juveniles. Especialmente en México, donde hay tantos jóvenes judíos en los grupos. Y nosotros en la agencia ayudamos a aquéllos que quieren hacer aliyá- la aliyá está aumentando mucho, desde Francia, Rusia, Ucrania, y otras partes del globo- pero no es menos importante ayudar a fortalecer la identidad judía.

Uno de los encuentros más esperados de Nathan Sharansky en México era el que llevaría a cabo con las Tnuot (movimientos juveniles). Decenas de jóvenes aplaudieron al héroe del Gulag y un representante de cada uno de los 8 movimientos presentes  le obsequió su “tilboshet” (camisa distintiva), los cuales modeló con humor.