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Una nueva investigación ha desvelado además que miles de soldados nazis se volvieron adictos a la metanfetamina de cristal durante la guerra.

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Desde semen de toro, hasta metanfetamina. Durante años, los historiadores han afirmado que Adolf Hitler tomaba todo tipo de drogas «duras» recetadas por su médico personal, Theodor Morrel para superar sus diferentes problemas de salud. Sin embargo, ha sido necesario esperar hasta el 2015 para que el escritor e investigador Norman Ohler haya dado un paso más al determinar que el líder nazi estuvo drogado durante la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial al ingerir hasta un total de 74 sustancias estupefacientes distintas por prescripción médica. Una afirmación que ha realizado en su nuevo libro, «Der Total Rausch».

Sin embargo, Ohler no se detiene en este punto, sino que dice haber corroborado también que el nazismo utilizó en masael Pervitín (un derivado de la mentafetamina de cristal) para drogar a sus soldados y lograr así que se mantuvieran despiertos durante muchas más horas de lo humanamente posible en pleno combate. Una teoría sostenida desde 2005 y en la que ya indagó ABC en el reportaje: «Metanfetamina, el arma secreta de los soldados nazis Durante la Segunda Guerra Mundial».

Hitler, un adicto por prescripción médica

En su nuevo libro, Ohler corrobora algunas partes de una teoría que ya fue explicada en 2014 por el coleccionista Bill Panagopoulos. Este señaló que había encontrado una serie de documentos de la Segunda Guerra Mundial en los que se señalaba que el médico personal de Hitler, el doctor Morrel, había prescrito al líder nazi la friolera de hasta 74 sustacias estupefacientes durante la contienda. Entre ellas destacaba la metanfetamina de cristal, una droga que se suele introducir en el cuerpo por la nariz y puede provocar desde pérdida de memoria, hasta comportamiento psicótico. Esta podría, en palabras del investigador, haber provocado severos cambios de humor en el «Führer».

Aunque Ohler incide en que no está seguro de que Hitler tomara metanfetamina, lo que sí afirma es que no ingería Pervitin como tal, lo que contrasta con los informes presentados en un documental elaborado para la cadena «National Geographic» por Richard Evan, de la Universidad de Cambridge. Y es que, este experto sostiene que no faltaban en su armario las píldoras de la susodicha sustancia. Sea como fuere, si el escritor está en lo cierto estas pastillas fueron de las pocas que no tomó, pues Morrel solía atiborrarle de todo tipo de venenos peligrosos afirmando que le ayudarían con sus diferentes problemas de salud.

La metanfetamina, el secreto de los soldados nazis

Por otro lado, el autor también afirma en su libro que muchos soldados alemanes fueron adictos al Pervitin, una forma de metanfetamina de cristal que fue entregada en masa a los combatientes con el objetivo de que se mantuvieran despiertos durante horas y horas para enfrentarse al enemigo. Ohler también explica que, en base a una serie de informes hallados en Estados Unidos y Alemania, ha podido corroborar que estas píldoras se distribuían en las farmacias de toda Europa y eran tan sencillas de adquirir que los militares consideraban que eran similares al café.

Todo ello, a pesar de las dificultades físicas que podía traer consigo. «En personas jóvenes, de 18 años, pueden provocar trastornos severos que se pueden materializar de diferentes maneras. La primera es con alucinaciones visuales (en el caso de los soldados en la Segunda Guerra Mundial,ver por ejemplo a un enemigo que no estaba allí). Por otro lado, también están las alucinaciones auditivas internas (oír, por ejemplo, una voz en tu cabeza que te dice que mates a tu teniente) oexternas (escuchar a alguien a tu alrededor, pero mirar y no ver nada», explicaba hace unos meses a ABC Emiliano Corrales, director de la clínica Cazorla (especializada en salud mental y adicciones) y responsable de la unidad de conductas adictivas del hospital Vega Baja.

Al parecer, el Pervitín se generalizó después de que un estudio realizado por los médicos militares nazis determinara que era una sustancia idónea para ganar la guerra. Sin embargo, con lo que no contaban era con que los soldados se iban a volver adictos a ella, como así sucedió. De hecho, Ohler se hace eco de una carta en la que un combatiente de las fuerzas armas germanas (presumiblemente de la «Wehrmacht» envía a su familia solicitando que le envíen esta droga: «Os escribo para pediros Pervitin, aquí es difícil de encontrar». El mismo combatiente volvía a solicitar más drogas pocos meses después.

El fármaco se habría utilizado principalmente durante las invasiones de los Sudetes, Polonia y Francia, pues permitía a los soldados andar más de 60 kilómetros al día. Con todo, Ohler sostiene que su uso nunca fue un secreto. De hecho, los británicos llegaron a decir que el Pervitin era una «píldora milagrosa».

Fuente:abc.es