Challah, apples, pomegranate and bowl of honey

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

Queridos amigos:

Ya es tradición saludarnos al comienzo del año con el trivial “Shaná Tová umetuká”, “que tengamos un año bueno y dulce”. ¿Acaso conocemos la profundidad de este deseo?

Los maestros jasídicos nos enseñan que éste contiene un desafío espiritual muy grande.

Cuando deseamos un año bueno, no hacemos referencia a que se cumplan nuestros deseos o que objetivamente en este año ocurran cosas buenas como paz, prosperidad, salud, etc. El deseo es que todo lo que D-os nos mande, podamos apreciarlo como algo bueno, incluso que no obtengamos nuestros deseos y no veamos objetivamente lo bueno del año. Como dijo Rabí Akivá en el Talmud: “Todo lo que hace D-os es para bien”. (Tratado de Berajot)

Siendo así, ¿por qué entonces pedimos además un año dulce?

Muchos aceptan lo que D-os les ha dado sabiendo que D-os quiere lo mejor para sus hijos, pero lo reciben con amargura, las limitaciones materiales o de salud, la inestabilidad política y la imposibilidad de cumplir las metas dejan un mal sabor de boca.

Pero si verdaderamente creyéramos que todo lo que D-os hace es para nuestro bien, entonces pudiéramos recibirlo con dulzura, con una sonrisa, con integridad de corazón.

Imaginemos una mujer que hace muchos años que no puede quedar embarazada. Visita a un médico que le garantiza que tendrá un hijo, pero su embarazo y su parto serán con mucho sufrimiento.

Después de quedar embarazada, cada vez que la mujer siente dolor se sonríe. Si le preguntaran de qué se ríe, contestaría: de dolor. Si no le doliera sería razón para preocuparse, pero el dolor augura que el proceso va por buen camino.

Este es el gran desafío de la vida, sentir que lo bueno que D-os manda también es dulce.

Comenzando el nuevo año 5776, les deseamos que podamos apreciar a este próximo año y todos los años como BUENOS y DULCES

Con todo nuestro cariño

Rabino Ilán A. Rubinstein y fam.