GATESTONE INSTITUTE: Nos guste o no, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDH) es un gran fracaso. No le importa un comino lo que se supone que debe hacer: promover y proteger los derechos humanos en general, y la libertad de asociación, de reunión, de expresión, de creencias y religión, de preferencia sexual y los derechos de la mujer y los de las minorías raciales y étnicas, en particular.

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Comisión de Derechos Humanos en Ginebra

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El historial del CDH muestra que ha pasado por alto violaciones de los derechos en una gran parte del mundo en general y en Oriente Medio, en particular. El CDH notoriamente ha estado obsesionado con la invención de violaciones de derechos por parte de Israel, la única democracia del Medio Oriente, donde las mujeres y las minorías – los sectores más oprimidos en la mayoría de las naciones en el mundo – gozan de igualdad ante la ley y la práctica ambos. Desde marzo de 2006, cuando la Asamblea General de la ONU creó el CDH, ha condenado a Israel 61 veces, en comparación con sólo 55 condenas de todas las demás naciones del mundo combinadas.

¿Cuántas veces ha condenado CDH a estados como Irán y Arabia Saudita, que oprimen a sus propios ciudadanos e inspiran a muchos estados a seguirlos?

¿Qué hace que el CDH ignore tales violaciones de los derechos? La respuesta es simple: la mayoría de los estados miembros del Consejo son, ellos mismos, los peores violadores de los derechos de sus propios ciudadanos, y tratan de salvarse mutuamente mediante una conspiración de corrupción.

El mandato de los expertos del Comité Asesor del CDH es demasiado restrictivo para que ellos investiguen los abusos contra los derechos de los estados a los que ellos mismos pertenecen. Los expertos tienden a pasar el tiempo discutiendo algunas vagas altisonantes prioridades, iniciativas, métodos de trabajo, medidas y propuestas de eficiencia procesal, como la creación de un tribunal mundial de derechos humanos para garantizar la seguridad ciudadana y los derechos humanos.

Recientemente, la CDH votó una resolución que condenaba a Israel por violaciones de derechos humanos presuntamente cometidos durante los ataques israelíes en Gaza en 2014. Cuarenta y un países votaron a favor de la resolución. Sólo Estados Unidos votó en contra. India, Kenia, Etiopía, Paraguay y Macedonia se abstuvieron.

El Informe de la Comisión Davis McGowan sobre los ataques israelíes afirma que el ejército israelí atacó deliberadamente zonas civiles y edificios residenciales. El CDH lo llevó a votación y pidió a Israel y Hamas “cooperar plenamente con la Corte Penal Internacional” – otro grupo irresponsable, parcial y politizado.

Aunque el Informe Davis McGowan también criticaba a Hamas por la violencia contra los ciudadanos israelíes, su efecto neto ascendió a equiparar Hamas, un actor terrorista sin ley, con Israel, un Estado democrático con un sistema de sana crítica.

Ese enfoque de la vida es algo que la mayoría de los estados miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU tienen en común con Hamas. Ninguno de los grupos parece creer en la democracia secular o los derechos humanos. La Carta de Hamas predica la política del odio y la violencia contra Israel, pero Hamas no perdona siquiera a su propio pueblo, al que utilizó libremente durante la guerra el año pasado como carne de cañón a los ojos de los equipos de televisión internacionales. Hamas lanzó muchos de los palestinos más progresistas de los pisos más altos de los edificios en Gaza, cuando se hizo cargo en 2007 y expulsó a funcionarios de la Autoridad Palestina (AP) y Fatah. Las actividades de Hamas también han incluido el apoyo del llamado “Eje de la Resistencia”: Irán, Siria, Hezbolá y la Yihad Islámica.

Después que el movimiento de los padres de Hamas, la Hermandad Musulmana, llegó al poder en El Cairo, el entonces presidente egipcio Mohammed Morsi bendijo a Hamas.

En junio de 2014, los altos dirigentes de Hamas, Khaled Mashaal, Fauzi Barhum y Mushir al-Masri elogiaron el secuestro y asesinato de los tres adolescentes judíos.

Cuando Hamas estaba lanzando una lluvia de cohetes sobre Israel, la mayoría de los miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU parec indiferente al hecho de que Jerusalem podría haber tenido obligaciones morales y legales para proteger a sus ciudadanos, recurriendo a la “Operación Margen Protector“, destinada a la lucha contra más de 11.000 ataques desde Gaza hacia Israel desde que Israel se retiró totalmente de la Franja de Gaza en 2005.

Dado el patrón de comportamiento sin ley, impune (a menudo recompensado), de muchos estados miembros actualmente – como Irán, premiado por violar el Tratado de No Proliferación por ser la vía rápida a la construcción de armas nucleares; Rusia, que invadió Ucrania sin resistencia; y China, que ha estado construyendo islas llenas de material militar a lo largo del Mar del Sur de China, sin encontrar ninguna respuesta negativa seria – ¿por qué no iban a emplear los líderes de Hamas una práctica ilegal en virtud de la Convención de Ginebra – con ayuda de la población civil en Gaza de rehén – para protegerse, y multiplicar las víctimas civiles inminentes como “crímenes israelíes contra la humanidad”?

Por el contrario, cualquier infracción percibida por parte de Israel de la más trivial naturaleza es tratada como una catástrofe internacional.

El horror es que tantos países corruptos lo apoyen para proteger su propia corrupción.

Más repugnante es que países que pretenden defender la libertad, como Estados Unidos, financien casi una cuarta parte del presupuesto de la ONU.

Es hora de que los que realmente se preocupan por los derechos humanos desmantelen este espectáculo.

* Jagdish N. Singh es un periodista indio superior con sede en Nueva Delhi, India.

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Fuente: Gatestone Institute / Jagdish N. Singh

Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

https://www.gatestoneinstitute.org/6446/dismantle-human-rights-council

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