El próximo miércoles, segundo día de Sucot, en el marco de la ceremonia de Hakhel, cuatro libros de la Torá, donados por las familias de Alberto Cojab y de Zuri Attie de México, entre otros, ingresarán al Muro de Los Lamentos.


Escritura del Sefer Torá, en presencia del Rabino Principal de Israel

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO- El término Hakhel (hebreo הקהל) se refiere a un mandamiento bíblico de reunir, una vez cada siete años, a todos los hombres, mujeres y niños judíos, así como “extranjeros” para montar y escuchar la lectura de la Torá.

Así dice en Deuteronomio 31: “Al final de cada siete años … en el Festival de Sucot siguiente al año sabático … Todo Israel vendrá y comparecerá ante el Señor, tu Di-s, en el lugar que Él escogerá … Deberá leer la Torá ante todo Israel … Reunirán al pueblo: hombres, mujeres y niños …

Este año 5776 es el año de Hakhel. En este año deberá realizarse la mitzvá (mandamiento) de reunir al Pueblo de Israel en Jerusalén en el segundo día de Sucot para escuchar la lectura de partes de la Torá (de Deuteronomio). Eso sucede este año porque el pasado sucedió el año Shmita (sabático) en la Tierra de Israel.

Arie Ranarat y su familia y el Congreso Judío también participaron en la donación de los cuatro libros.

El evento estará conducido por el hazan Jaim Adler; Yehuda Naftali; los cantantes jasídicos, Mendi Jerufi y Yannic Rubin, entre otras personas encargadas de animar al público para recibir con alegría los libros de la Torá y la festividad de Sucot.


Escritura del Sefer Torá, en presencia del Rabino Principal de Israel

Más de 100 rabinos y una multitud de asistentes se esperan para esta histórica reunión, de la cual informaremos en su oportunidad.


Una ceremonia de Hakhel en junio 2015 en Jerusalem

Un poco de historia: Hakhel estaba destinado a ser una recreación de la revelación en el Monte Sinaí. Se hacía en el Templo Sagrado. Una gran plataforma de madera era erigida en medio del patio del templo. El rey subía a la plataforma, y ​​después de una breve ceremonia, él leía partes designadas de la Torá. En los años en que no había rey, un líder diferente era honrado con la lectura. Varios bendiciones y oraciones se recitaban. Era un evento muy alegre, pues era el único evento que requiería la asistencia de todos y cada judío, tal como fue el caso en el Monte Sinaí.

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