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RAFAEL HODARA

Nostra Aetate (Nuestra época, en latín), fue uno de los 26 documentos promulgados por la Santa Sede, después de haber sesionado durante 3 años más de 2200 obispos de todo el mundo, en lo que se llamó El Concilio Vaticano II.

Este Concilio, fue inaugurado por el Papa Juan XXIII, en octubre de 1962, y clausurado por el Papa Pablo VI, en 1965.

Nostra Aetate reconoce las raíces judías del cristianismo. En el momento de su promulgación Pablo VI dijo: “Un parentesco nos une a Abraham. Los judíos no deben ser objeto de reprobación…, sino de respeto, de amor y esperanza”.

Entre otras cosas el Documento dice:

a) Los hombres tienen un solo origen y un solo fin, y esperan de las diversas religiones, la respuesta sobre los problemas máximos de la vida, de la muerte, y del destino humano.

b) La Iglesia reconoce, que los comienzos de su fe se hallan en la estirpe de Abraham, y recuerda el Antiguo Testamento, a aquel pueblo, con el cual recomienda un mutuo conocimiento y una mutua estima.

c) La muerte de Cristo no puede imputarse a todos los judíos que en ese entonces vivían, ni a los judíos de nuestro tiempo. Los judíos no deben ser presentados como réprobos, como si esto se dedujese del Evangelio.

d) La Iglesia deplora todas las manifestaciones de antisemitismo, y niega todo fundamento a las teorías discriminatorias. No podemos invocar a Dios Padre, si no abrigamos afecto fraterno respecto de TODOS los hombres.

A pesar que hace 50 años de la promulgación de este documento por el cual los judíos pasan, de ser “pérfidos” a “hermanos mayores”, su difusión ha sido muy escasa. Por lo tanto, es muy importante dar a conocerlo, ya que es acelerar este proceso de cambio de la Iglesia Católica.

Fuente:cciu.org.uy