Enlace Judío México e Israel – El 28 de diciembre de 1965 fue promulgada por el Papa Pablo VI la Nostra Aetate, una “Declaración sobre la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas” del Concilio Vaticano II; en la que absuelve al pueblo judío del presunto asesinato de Jesús, revirtiendo la declaración de Inocencio III que 760 años antes los había inculpado.

Este día, el Papa Pablo VI anunció que el concilio ecuménico ha decidido que los judíos no son colectivamente responsables de la muerte de Cristo.

Al ser elegido Papa en 1958, y con base en sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial, Juan XXIII convocó a un proceso de introspección y re-evaluación profunda de las posturas de la Iglesia católica hacia los judíos y su religión.

Bajo su guía se comenzó a redactar el texto del documento Nostra Aetate (nuestra época, en Latín), para marcar y definir la relación de la Iglesia católica con las otras religiones.

Sin embargo no logró completar la tarea, que sería concluida por  su sucesor Paulo VI, de modo que la declaración finalmente salió a la luz en 1965.

Este documento innovador y significativo insta a olvidar las dificultades del pasado entre el catolicismo y las otras religiones y llama a promover los valores comunes de la justicia social, la paz y la libertad, apelando a la fraternidad universal.

Con mayor referencia a la religión judía, el documento destaca y afirma la raíz común del cristianismo y el judaísmo poniendo fin al anti-judaísmo cristiano, con la afirmación de que la elección del pueblo de Israel por Dios no ha caducado.

La Sección de la declaración que trata sobre el judaísmo, de 600 palabras, aproximadamente un tercio del documento, en donde rechaza la acusación, durante tanto tiempo lanzada contra el colectivo del pueblo judío, de que los judíos son culpables de matar a Cristo.

Nostra Aetate señala que la muerte de Jesús “no puede ser imputada ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy [… dado que] Cristo, como siempre lo ha profesado y profesa la Iglesia, abrazó voluntariamente y movido por inmensa caridad, su pasión y muerte”.

También prohíbe enseñanzas en las que los judíos son vistos como malditos, condena el antisemitismo, afirma las raíces judías del cristianismo y valida el pacto eterno de Dios con el pueblo judío.

Esta serie de documentos fue aprobada por 2 mil 221 votos contra 88. Se considera que estableció bases nuevas en las relaciones de los católicos con los judíos, los musulmanes, los budistas, los hindúes y demás creyentes de otras religiones no cristianas.

Celebrando “el patrimonio espiritual común a cristianos y judíos”, Nostra Aetate recomienda “la comprensión y el respeto mutuo”, que es el fruto del “diálogo fraterno”.

Así Nostra Aetate invirtió casi dos milenios de la enemistad cristiana hacia los judíos y el judaísmo que habían conducido a la violencia y la muerte, con un pico trágico en el Holocausto.

El documento destaca la raíz común del cristianismo y el judaísmo “el pueblo del Nuevo Testamento está espiritualmente unido con la raza de Abraham” y a continuación pone fin al antijudaísmo cristiano cuando afirma que la elección de Israel por Dios no ha caducado, pues “los judíos son todavía muy amados por Dios a causa de sus padres, porque Dios no se arrepiente de sus dones y de su vocación”, por lo que rechaza que los judíos sean señalados “como réprobos y malditos”.

Con información de Itongadol.

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