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Los israelíes entendemos dónde se encuentran tus simpatías.

VIC ROSENTHAL

Iba a escribir sobre la forma en que la embajadora estadounidense ante la ONU, Samantha Power, recibió instrucciones de boicotear el discurso del P.M. Netanyahu, pero Elliot Abrams me ganó de mano: Piensen en cuán quisquillosa es realmente esa petición, la cual sólo puede haber venido de la Casa Blanca. Sentarse en el asiento y prestar atención a Netanyahu no es respaldar sus comentarios, es la cortesía que debemos a un aliado. La ausencia deliberada recuerda los años en los cuales docenas de delegaciones, mundo árabe y “Tercer Mundo”, abandonaban la cámara cuando cualquier israelí se levantaba para hablar. El gobierno de Obama todavía se está quejando por los errores diplomáticos que ha cometido Netanyahu, pero un rechazo a que el embajador estadounidense escuche su discurso es mezquino y dañino, dando a entender a las delegaciones anti-Israel que Estados Unidos puede estar dispuesto a permitir que todo tipo de medidas contrarias a Israel pasen sin oposición o crítica. 

El Secretario de Estado, John Kerry,  tampoco estuvo allí. Presuntamente fue llamado para participar en una conferencia en video con el Presidente Obama. Abrams siguió llamándolo “un punto bajo para siete años de diplomacia de Obama.”

Se me ocurre que no había absolutamente nada que ganar a partir de este ejercicio. No hay forma de que Netanyahu pueda arruinar el acuerdo de Obama con Irán, en la actualidad no hay ninguna negociación que esté continuando con la Autoridad Palestina. Todo lo que eso demuestra es  que el Presidente tiene desprecio por nuestro Primer Ministro, y por lo tanto por nuestra nación. Él hizo este gesto en un momento en que el régimen iraní anuncia casi diariamente que tiene intención de destruir a Israel, y cuando los árabes en Jerusalem y Judea/Samaria -incitados a hacerlo por el presidente de la AP, Mahmoud Abbas- han aumentado el terrorismo en todos los niveles, desde lanzamiento de piedras a apuñalamientos, bombas incendiarias y tiroteos. Cuatro israelíes fueron asesinados esta semana y muchos otros fueron heridos o aterrorizados.

Lo entendemos, Obama. Entendemos que no nos quieres por razones ideológicas profundas. Lo entendimos el verano pasado cuando te pusiste del lado equivocado durante nuestro conflicto con Hamas en Gaza, y en tantas otras ocasiones desde que te convertiste en presidente. Entendemos que quieres vernos con fronteras indefendibles, rodeados por enemigos armados hasta los dientes, por Irán, con dinero que le proporcionaste como parte de tu acuerdo nuclear.

Comprendemos que tus simpatías se encuentran con el mundo musulmán, no con el Occidente “colonialista”, al cual ves como la raíz del mal en el mundo. Entendemos cómo tu pereza intelectual e ignorancia te llevaron a aceptar la visión del mundo anti-occidental pos-colonial en general y la narrativa ‘palestina’ en especial. La escuchaste de tus mentores Edward Said y Rashid Khalidi, entre otros, y no tuviste las herramientas para distinguir los hechos de falsedad.

De hecho, aun cuando este es un problema para nosotros, es un problema mucho mayor para el pueblo de Estados Unidos, que está nervioso por tu evidente anti-americanismo y tu incómoda cercanía con el Islam, que no confía en Irán y no ve cómo el acuerdo que hiciste vaya a impedir que el régimen que apoya al terror obtenga armas nucleares. Pero no sabes cómo hacerlo en forma inteligente. Quizás podrías habernos engañado en un punto -ciertamente engañaste a muchos estadounidenses, y continúas engañando a los que han sido seducidos por el culto almibarado a la personalidad que tus obsecuentes han construido a tu alrededor. Pero medidas estúpidas como esta te descubren.

Israel no confía en ti. Sabemos lo que eres. Estamos bien familiarizados -tanto el pueblo judío como el liderazgo del estado de Israel- con los que nos desprecian. Tenemos una historia de miles de años lidiando con los de tu tipo. A diferencia de ti, nuestro Primer Ministro ha estudiado historia, no sólo ideología. Sabemos más que aceptar tus garantías o creer en tus promesas.

Israel tomará las medidas que tenga que tomar para protegerse, a pesar de tus intentos por impedirle hacerlo. Y espero que un Presidente estadounidense futuro fortalezca la relación entre dos pueblos que aman la libertad y democracia que tú has trabajado tan duro para destruir.

Fuente: AbuYehuda.com

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México