La reciente reunión de los líderes estadounidense e israelí nos mostró a dos políticos haciendo ajustes en sus discursos y posturas. Eso no puede ser gratuito. Es evidente que ambos han tenido que reconsiderar lo ya sucedido, y sopesar lo que viene próximamente.

IRVING GATELL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Obama comprometido con la seguridad de Israel y con evitar que Irán obtenga armas nucleares; Netanyahu comprometido con la solución de dos Estados, uno judío y otro palestino. ¿El resultado? Una reunión entre ambos más amable y positiva de lo que se esperaba, después de que durante varios años la relación entre los dos países se deterioró mucho debido al evidente conflicto personal y directo entre Obama y Netanyahu.

Pero ¿a qué se deben los cambios de actitud? ¿Quién está cediendo y quién está aprovechando?

Basta con ver qué ha ganado y qué ha perdido cada uno en los últimos meses o años, y el resultado es evidente: Barack Obama está matizando su discurso para ver si logra rescatar un poco de lo mucho que ha dilapidado en su política exterior, y Netanyahu hace lo mismo pero sólo para cumplir con los protocolos diplomáticos, a sabiendas de que resulta irrelevante lo que diga sobre un posible Estado Palestinos.

He aquí los hechos:

En el transcurso de los últimos años, la desastrosa política exterior de Barack Obama ha dejado como resultado que el mundo es más peligroso hoy en día. Su debilidad e ineptitud en el manejo de los conflictos de Medio Oriente generaron las condiciones para que surgiera el Estado Islámico (además de las serias acusaciones de que mucho del financiamiento de este grupo extremista ha venido del gobierno de los Estados Unidos), permitieron a Rusia acaparar toda la influencia perdida por los Estados Unidos, le regalaron una serie de ventajas políticas a Irán sin recibir nada a cambio, y los Estados Árabes otrora aliados de Washington perdieron la confianza en la política estadounidense.

Por si fuera poco, la obsesión de Obama por lograr un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos se fue al bote de la basura. Obama ya admitió que eso va a ser imposible durante el próximo año, y eso significa que no se va a lograr mientras él sea presidente.

Todo el mundo se está dando cuenta de semejantes fallos protagonizados por Obama, Hillary Clinton en su momento, y especialmente John Kerry (un político tan inepto como ignorante de la realidad). Las acusaciones son de distinta índole: desde los grupos ultra-conservadores en los propios Estados Unidos que tachan a Obama y su gente de “traidores”, hasta el gobierno egipcio que ya les inició una acusación en forma por apoyar a la Hermandad Musulmana, una agrupación considerada legalmente como “terrorista” en Egipto.

Y Obama sabe que eso va a pesar en las próximas elecciones. Por ello, está dando claros pasos para intentar paliar el vendaval que se le viene.

¿Cuáles son sus fallos más significativos?

  1. Se firmó un tratado con Irán, pero la nación persa no está dando señales de querer conceder nada a cambio. Su discurso de odio sigue siendo el mismo, y su acercamiento con Rusia no ha variado en absolutamente nada. en pocas palabras, Estados Unidos cedió muchísimo y recibió nada a cambio.
  2. Se perdió toda la influencia en Oriente Medio. Nadie quiere jugar del lado de Estados Unidos. Israel, Arabia Saudita, Egipto y Jordania han optado por aglutinar un bloque que contrarreste la influencia iraní en la región, además de que le ponga un alto a la expansión del Estado Islámico, e incluso han encontrado en los kurdos un valioso aliado para combatir al extremismo. Muchas de sus acciones oficiales y extraoficiales las han tomado en contra de los deseos o hasta intentos de imposición por parte de Estados Unidos. Si en otra época fueron los “estados aliados de América”, durante los últimos años de la administración Obama lo dejaron de ser.
  3. La consecuencia directa de ello ha sido el crecimiento de la influencia rusa. Hoy por hoy, incluso Israel prefiere coordinarse con Vladimir Putin para defender sus intereses en la frontera con Siria, sin tomar demasiado en cuenta lo que haga o deje de hacer Obama. Sucede lo mismo con Egipto, Jordania, Arabia Saudita y los Emiratos del Golfo.
  4. La posibilidad norteamericana de influir en las negociaciones israelíes-palestinas se ha reducido a nada. Obama es una influencia intrascendente en el proceso.

¿A qué se debe semejante fracaso inaudito en la historia de la política exterior estadounidense? Simple: Barack Obama y John Kerry realmente no saben qué sucede en el Medio Oriente. Sus confusas políticas y erráticas acciones simplemente revelan que sus servicios de información no funcionan. Su interpretación de la realidad es obtusa, absurda.

Si en otras épocas podía sospecharse de un doble juego por parte de Obama, ahora más bien parece quedar en claro que sólo se trata de ignorancia e ineptitud. Basta con ver el resultado: Estados Unidos no ha obtenido ningún beneficio en absolutamente ningún frente internacional. Algunos quieren suponer que los errores de Obama han beneficiado a los integrismos islámicos, pero eso tampoco es del todo exacto. En realidad, la guerra entre las diferentes facciones extremistas del Islam se ha recrudecido, y el resultado final difícilmente va a ser ventajoso para alguno de ellos. Más bien, están en un imparable proceso de autodestrucción.

El único gran beneficiado por la ineptitud estadounidense ha sido Rusia. Gracias a los disparos sin ton ni son de la Casa Blanca, Putin ha logrado colocar a su nación como la potencia con más influencia en esa zona del mundo.

Lo anterior sólo puede explicarse de un modo sencillo: Obama no sabe lo qué pasa allá y, en consecuencia, no tiene idea de lo que está haciendo.

Y todo ello, con el proceso electoral a punto de comenzar. Por lo tanto, es lógico que ahora pretenda arreglar un poco de lo que se arruinó (misión difícil, porque -opinión personal- el pobre no tiene idea de todo lo que hizo mal; así es difícil tener idea de qué se puede arreglar).

Naturalmente, una parte obligada de ese intento de enmendar las cosas pasa por contentarse con Israel, intentar regresar a las condiciones clásicas done la Casa Blanca y el Estado Judío son los grandes aliados de toda la vida. Y es algo que Israel va a aprovechar: la recuperada amabilidad americana mezclada con la urgencia de recuperar un poco de influencia en el terreno del Medio Oriente, le puede dejar muchos dividendos al gobierno de Netanyahu, mismos que se van a traducir en apoyos económicos en materia militar, tecnológica y de seguridad.

Obama sabe que eso ya no incluye un posible acuerdo con los palestinos. La situación está tan lesionada, que para los Estados Unidos ya sería una gran victoria (pírrica, por supuesto) influir de algún modo para detener la ola de violencia terrorista protagonizada por los palestinos de Cisjordania; soñar con un arreglo definitivo del que Obama se pueda jactar, imposible.

Por eso Netanyahu sabe que puede decir que apoya la solución de dos Estados, justamente porque -en el terreno práctico- es imposible. Los palestinos no van a tener un Estado en los próximos meses, o en los próximos años. Incluso, es probable que no lo tengan ni siquiera en las próximas décadas.

Sería un suicidio: la creación de un Estado Palestino significaría una guerra civil brutal e inmisericorde entre Hamas y Al Fatah. La lucha por el poder, donde -en el mejor estilo palestinos- todo se vale.

Cualquiera que conozca la realidad inmediata de los palestinos, sabe que las ventajas las tiene Hamas. Con toda seguridad, lograrían imponerse a sus contrincantes de la Autoridad Palestina en Ramallah.

Hay otro factor por el que muchos líderes de Al Fatah -seguramente, Abbas y sus más cercanos entre ellos- no quieren un Estado Palestino en este momento (ni próximamente): su fundación significaría el cambio de estatus de 4 millones de palestinos, que dejarían de ser “refugiados” y pasarían a ser “ciudadanos”.

Y eso significa dejar de recibir muchos millones de dólares en apoyos especiales, empezando por los de la UNRWA.

Por eso, para Netanyahu es cómodo hablar de una solución de dos Estados. Cumple con lo políticamente correcto, aparece “cediendo” a la par de Obama y dejándole en claro al público estadounidense de que él no es como los Ayatollas iraníes, y regresa a Jerusalén a enfrentar una situación bastante compleja, pero con un enorme factor a su favor.

Me refiero a que si en otros tiempos la obsesión de Obama era imponer un arreglo entre israelíes y palestinos, con la mayor cantidad de desventajas posibles para Israel (porque es un hecho que Obama es anti-israelí), la aparición de Rusia en el conflicto en Siria cambia las cosas.

Por primera vez en lo que va de su presidencia (imagínenese: apenas hasta el final se empieza a dar cuenta el señor…), ha entendido que el problema israelí-palestino está muy lejos de ser el verdaderamente importante en la zona, y que la Guerra Civil en Siria merece más y mejor atención. Lástima que entre en conciencia justo cuando ahora el pastelote se lo está comiendo Rusia (no sin sus muchos riesgos, que merecen otro análisis).

Guste o no, Israel es el único espacio estable en una región que se está cayendo en pedazos. Si Estados Unidos quiere recuperar algo de influencia en la zona, el proceso pasa por reconciliarse con Israel.

Eso deja a Netanyahu con todas las ventajas a la hora de negociar con Obama. Basta con decir lo que el inconsciente e ignorante Obama quiere oír, sonreír en la foto, y listo.

He allí el resultado de casi ocho años de política exterior desastrosa. Las consecuencias de haber dejado tan importante área de la política en manos de un absoluto inepto como John Kerry.

Cualquier parecido con la película Guerra Mundial Z no es coincidencia.