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BAN KI-MOON

Tras tantos reveses, no debemos escatimar esfuerzos para llevar a las partes a negociaciones significativas nuevamente.

En los últimos años, mis visitas a Israel y a Palestina se han llevado a cabo por alguna urgencia. Acabo de regresar de otra de esas misiones de crisis.

Arribé a la región con un objetivo claro: apoyar los esfuerzos colectivos para detener la violencia, reducir las tensiones y restablecer un horizonte político que puede conducir a una paz duradera.

Observé cómo el aumento de la violencia ha tocado todo el espectro de la sociedad: israelíes y palestinos, hombres y mujeres, jóvenes y viejos. El conflicto ha creado viudas y huérfanos, extinguiendo los sueños de muchos al principio de sus vidas.

No debe haber necesidad de convencer a israelíes y a palestinos que la paz es preferible a la constante violencia y la ocupación, o que la solución de dos Estados es la mejor fórmula para resolver el conflicto. El reto principal es que, en ambos lados, la gente ve una creciente brecha entre la visión de una solución de dos Estados y la realidad actual.

La desconfianza es profunda, los asentamientos y puestos de control se expanden, civiles viven bajo constantes amenazas de ataque, la ocupación pronto cumplirá 50 años, y la región es cada vez más volátil. Mientras tanto, una generación entera ha crecido desde Oslo que sólo ha conocido sueños derrochados y ausencia de liderazgo.

A medida que los agravios siguen sin resolverse, las pasiones que continúan haciendo estragos son más difíciles de controlar. Sería irresponsable cruzarse de brazos y esperar a que surjan mejores condiciones por arte de magia. Sería erróneo pensar que una política de calma temporal conducirá a una paz duradera.

Luego de tantos años de reveses, debemos hacer todo lo posible para que israelíes y palestinos puedan reanudar negociaciones significativas nuevamente. Las partes deben hacer los díficiles compromisos que requiere cualquier acuerdo de dos Estados. Al mismo tiempo, la búsqueda de una solución justa y duradera es también parte de una mayor estabilidad regional y global. El mundo tiene un interés profundo y debe proporcionar los incentivos, el apoyo y la presión necesaria para alentar a las partes a seguir el camino de la paz.

Fomentar confianza

En primer lugar, debemos fomentar confianza y estimular iniciativas audaces y significativas sobre el terreno para beneficio de la población, el fin de la ocupación y el establecimiento de un Estado palestino.

En segundo lugar, los países de la región deben involucrarse de manera constructiva, ya que los vecinos de Israel y los palestinos se beneficiarán más de la paz y ellos estarán encargados de mantenerla.

En tercer lugar, debemos crear la infraestructura internacional adecuada, a través de las Naciones Unidas y el Cuarteto, a fin de apoyar y estimular nuevas negociaciones para una resolución justa y global del conflicto.

Pese a las incertidumbres de hoy, la solución de dos Estados puede y debe prevalecer. Esta visión refleja el reconocimiento de que hay dos pueblos con un vínculo inquebrantable a esta tierra, y que ambos tienen derecho a la autodeterminación. Confío en que los líderes palestinos e israelíes compartan esta visión.

Las Naciones Unidas y yo, como su secretario general, seguimos comprometidos con la seguridad de Israel y el establecimiento de un Estado palestino independiente a su lado, en paz y seguridad. Ha llegado el momento de dejar atrás la emergencia y la crisis para dar lugar a un futuro de esperanza que israelíes y palestinos exigen y merecen.

El autor es secretario general de las Naciones Unidas.

Fuente: Haaretz

Traducción: Esti Peled

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