El  jueves 1º de octubre se presentó la película “Cinco días sin Nora” en la Sinagoga Histórica Justo Sierra con la presencia de la escritora y directora, Mariana Chenillo.

ELENA BIALOSTOCKY PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO- Mariana Chenillo nació en México en 1977. Al salir de la Preparatoria entró a estudiar filosofía y al mismo tiempo cinematografía en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Fue guionista, continuista, asistente de dirección, productora y coordinadora de producción; realizó los cortometrajes En pocas palabras (2003) y Mar adentro (2004).

Otros de sus trabajo fueron: Cinco días sin Nora (2008), Revolución y Sucedió un día (2010) y Soy tu fan, una serie de televisión. La película “Cinco días sin Nora” fue su debut como directora.

“Cinco días sin Nora” inicia con una tragedia: Nora ha muerto. Se ha suicidado con la intención de que sea su ex marido, José, quien tenga que hacer cargo de su entierro. Ella se suicida sabiendo que, debido a una serie de festividades judías, no podrá ser enterrada hasta cinco días más tarde de su muerte. Durante esos cinco días, José viajará al pasado y conocerá a la mujer con la que compartió una parte de su vida, descubriendo, al fin, que nunca la dejó de amar.

Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Mariana Chenillo. Estas son sus palabras.

“Hice el examen en la escuela de cinematografía más por instinto que por vocación. Fue una decisión intuitiva entrar a la escuela de cine; mi intuición iba en contar historias. Muchos intereses pueden terminar enfocados al hacer una película de ficción o  documental. Fue ese proceso de la escuela, de escribir los documentales que había que escribir o hacer, lo que me hizo darme cuenta que esto era lo que yo quería hacer. Al mismo tiempo estudiaba filosofía: era mi vocación, es una carrera más estructurada y por otro lado veía yo la carrera de cine como un oficio.

Entré a la carrera a los 18 años y mis primeros cortometrajes eran espantosos, es una fuente de aprendizaje que no tiene comparación; no hay maestro, examen o prueba tangible o real. Es espantoso, la idea es espantosa; ese camino me hizo ver que mi intuición tenía muchas más raíces y era lo que yo quería.

He participado en dos películas que cuentan cada una con diez cortometrajes dirigiendo y escribiendo cada uno, uno de los cortometrajes se llama “Revolución” y el otro “El Aula Vacía”. Dirigí casi dos temporadas de una serie que quiero mucho “Soy tu Fan” para canal 11, también he hecho documentales para la televisión. Cuando estaba estudiando trabajé en otros puestos de películas de profesores y compañeros. Estoy preparando mi tercera película.

A partir de mis estudios hice varios cortometrajes acera del amor que se explora a través de la muerte; esto hizo que escribiera esta película que habla de la muerte en la comunidad judía y la shive. El origen tiene que ver con mi familia, mis abuelos, que estuvieron juntos muchos años. Mi abuela muchas veces trató de suicidarse- hasta que lo logró. Cuando murió, yo ya estaba en la escuela de cine y pude ver el amor hacia la familia y hacia mi abuelo, incluso cuando llevaban muchos años divorciados. Me pregunté si ese proceso del personaje que se queda,  a partir de la muerte, podía ser una exploración de cómo había sido la vida de ellos dos juntos. Durante la escuela de cine hice otros cortometrajes que no contemplaban el humor como herramienta, sino que eran más melodramáticos y no funcionaba bien para esta historia.

Cuando terminé la carrera tuve una beca del FONCA (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) para escribir un largometraje. Allí  me di cuenta de que el humor era una herramienta para que esta historia funcione y salgan a la luz las contradicciones, para poder hablar de lo más difícil, algo que el humor permite cuando hablas de cosas muy dolorosas  y que los espectadores se abran en lugar de protegerse y reflexionen sobre la muerte.

Esta película fue muy premiada; en México, ganamos siete Arieles, lo más padre es que tuvo estreno comercial en más de veinte países. Fuera de México ganamos muchos premios. En el Festival de Moscú, la mejor dirección, en Mar del Plata, la mejor película lo mismo en Biarritz, Francia y muchos más.

El proceso, al escribir ésta película, fue atreverme a cruzar muchas líneas; lo que me preocupaba es que había una mezcla de muchas cosas apegadas a la realidad. Primero hubo un proceso de síntesis, los personajes son muy pocos, hay un solo hijo, todo está llevado a algo mucho más simbólico. Muchos contrastes:  hay una serie de conflictos en donde los personajes toman posturas muy polarizadas, y muchas cosas que tuve que inventar para que la película funcionara.

Me generaba más preocupación todas las cosas que yo había inventado: estaba mostrando mi punto de vista,  tenía una postura y estaba eligiendo cuál era el punto de vista desde el que se iba a contar esa historia, casi decidiendo cuáles eran los acontecimientos que ayudaban a decir lo que yo quería decir. La sensación no era de estar exponiendo algo que sucedió -porque en realidad no es realmente lo que sucedió- sino lo que pasa en muchas familias. Lo que fue difícil era sentir que yo estaba manipulando la realidad de una esencia de lo que yo creía que significaba en mi vida: rescatar el pasado. Mis padres fueron muy respetuosos, fue más difícil resolverlo conmigo misma para tener esa valentía que lo que realmente fue al mostrarlo a la familia”.

 

NORA, UNA MADRE JUDÍA

Una de las espectadoras, Doris Stempa, comentó: “Me llegó  al corazón la nitidez y el carisma con el cual describes la fuerza de una madre judía: en toda la película hay cocina, hay comida. Esa comida sefaradita típica que se lleva a cabo, vemos cómo la preparan, es muy condimentada y muy rica. Vemos al final de la película la fuerza de Nora: ¿Quién antes de suicidarse deja la mesa puesta y el menú preparado para la cena de Pesaj? Utilizó esa mesa para reunir a la familia incluyendo a Fabiana, su sirvienta de muchos años. Aún muerta, está presente en la cena”

¿QUÉ ES LA JEVRÁ KADISHÁ?

Mónica Unikel-Fasja, Directora de Sinagoga Histórica Justo Sierra, explicó que “anteriormente los suicidas, según las costumbres de la religión judía, eran enterrados en la parte trasera del panteón por haber cometido un acto contra D-os. Actualmente se considera el suicidio una enfermedad; aparte es bastante el dolor que la familia está pasando, como para que encima se entierre a su muerto de forma diferente que al resto de los demás, por lo que son enterrados igual que todos.

Trabajar para la Jevrá Kadishá, se considera lo más sagrado, el trabajo consta en arreglar el cuerpo de una persona muerta, según el ritual judío, es una mitzvá (mandamiento), porque la persona que hace este trabajo lo hace sin esperar nada: es un trabajo voluntario, sin remuneración. Lo primero que hacen los integrantes de la Jevrá Kadishá es pedirle perdón, por si en el momento de lavar su cuerpo lo llegaran a lastimar. Esta preparación es muy minuciosa, el cuerpo tiene que ir muy limpio, se entierra en una caja de madera sin decoraciones y el entierro tiene que ser lo antes posible.”

El RITUAL JUDÍO: CÓMO SE PREPARA EL CUERPO PARA EL ENTIERRO

Tammy Katz, integrante de la Jevrá Kadishá, explicó: “Entré a formar parte de la “Jevrá” por insistencia de una amiga; me resistía hasta que un día acepté ir. Desde la primera vez, me di cuenta que era mucho más lo que yo recibía que lo que estaba dando. Ese lugar, ese ritual con la persona, dándole el respeto que merece en ese último momento en la tierra, sin que yo sepa quién es.

Lo importante es darle el mayor respeto con la mayor dignidad y honor. Después del ritual, el cuerpo queda sagrado. A todos se les trata por igual, sin diferencias de quién haya sido. Se lava el cuerpo siete veces, es una limpieza minuciosa  y se viste con siete prendas . En el judaísmo, el número siete es muy importante. Durante toda la “shivá” (siete días) se reza, para elevar su alma, dándole una bienvenida al mundo venidero”.