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HADJES NAVARRO PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Queridos amigos, el mundo aún no sale de su estupor ante el bárbaro ataque terrorista ocurrido en París.

Creo que desde el ataque a las Torres Gemelas, no se veía tal muestra de solidaridad ante los franceses y tanto rechazo ante el EI, el cual, orgulloso, se apresuró a reconocer la “gran hazaña de asesinar a tantos civiles inocentes”. Incluso, me atrevería a decir que en esta oportunidad, las muestras de solidaridad para con el pueblo francés, superaron ampliamente lo demostrado con los americanos cuando ellos fueron los afectados. En lo personal, me inscribo en la lista de los que repudiamos con el máximo de nuestras fuerzas, ambos actos demenciales.

Pero…….. ¿Qué pasa con los 110 iraquíes que fueron asesinados justo un día antes? Igualmente, ¿dónde se manifiesta el repudio a los ya más de 300 mil sirios asesinados desde que se inició la guerra civil en dicho país?

Cuando uno o cientos de franceses o americanos son masacrados, el mundo, como uno sólo, alza su voz para condenar tan deleznable actuar. Cuando decenas, cientos o miles de sirios, iraquíes, yemeníes, egipcios, eritreos y etc. originarios de Medio Oriente o África, son asesinados, simplemente pasan a engrosar cifras estadísticas, las cuales serán usadas acorde a la conveniencia de quien menciona tan fantasmagórico escenario.

Cuando un palestino muere, independiente de las circunstancias en que se produjo tal deceso, si un israelí está involucrado, el mundo, las Naciones Unidas, los organismos defensores de los derechos humanos y los países como tales,  incluidos los hoy afectados, se prepararan de inmediato, para condenar a Israel.

¿Cree alguno de mis queridos lectores, que bajo este tan absurdo prisma de actuación, se podrá luchar contra el terrorismo con alguna justificación moral?

Los grandes estadistas, sin encontrar respuesta alguna, se seguirán preguntando qué hacer para evitar que la juventud americana y europea se siga adhiriendo tan entusiastamente a la causa islamista, pese a estar tan apartados del epicentro del conflicto islámico.

Si la vida de los europeos y americanos es sagrada, ¿Por qué no lo es la de las otras víctimas ya mencionadas y, más aún, por qué cuando Israel actúa en legítima defensa, será la víctima la condenada, mientras el asesino es proclamado héroe nacional?

Escuchamos cómo Francia y Bélgica se alistan para enfrentar posibles nuevos actos terroristas, deteniendo a sospechosos e intensificando sus ataques aéreos contra ciudades en poder del ISIS, sin dar a conocer el número de muertos y si parte de ellos son civiles.

Rusia, igualmente, al verse obligado a reconocer que fue efectiva la autoría que se adjudicaron los yihadistas, al manifestar que fue un artefacto explosivo puesto por ellos, lo que derribó al avión en el Sinaí, igualmente intensifica los ataques aéreos en contra de ciudades hoy islamizadas.

¿Por qué cuando Israel actúa en contra de terroristas palestinos que disparan cohetes y obuses contra civiles israelíes o los degollan al grito de “Alá es grande”, es tan groseramente condenado por estos mismos países y todos esos otros que respaldan a estos damnificados?

Sé que mis llamados a la cordura, la igualdad y la justicia, no tienen otro alcance que el que llega hasta mis amigos lectores.

¿Qué pasaría si cada uno de ustedes se decidiera a abandonar su pasividad y, con la misma fuerza que trato yo de hacerlo, alzan su voz en busca de una mayor moralidad que dé auténtica legitimidad a todos los que hoy, tan vehementemente, condenan al EI por derribar un avión ruso o por los atentados en París?

¿Habrá quienes escuchen hoy mi llamado o deberemos esperar que sea demasiado tarde para que se pregunten por qué no escucharon mis súplicas?

David ben Jaim