heifetz-325Ronald Heifetz, fundador del Centro de Liderazgo Público, de la Escuela John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, lleva 30 años hablando de liderazgo y enseñando a empresarios, académicos, estudiantes y hasta a Jefes de Estado a ser mejores líderes.

En la Ciudad de las Ideas 2015, impartió una plática acerca del liderazgo en el marco del bloque  “What’s the point of Imagination?”

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO- La madre de Heifetz fue una judía alemana que escapó de la Alemania Nazi en 1938. Antes de Harvard, Heifetz fue un joven radical (a la edad de 17 años, trabajó en la campaña presidencial de Robert Kennedy y estuvo en el hotel Ambassador la noche en la que Kennedy fue asesinado). Se inscribió a un entrenamiento médico después de conseguir sus estudios de pregrado en Columbia y subsecuentemente entrenó como psiquiatra, sin embargo siempre se vio dividido entre sus dos intereses: medicina y música.

Después de calificarse como doctor, se inscribió en la escuela de música Julliard en Nueva York, pagando por su “hábito musical” con trabajos médicos durante las noches. Primero trabajó el turno nocturno en la cárcel principal de la ciudad, en Rikers Island, examinando los nuevo internos; luego tomó una posición en el Life Extension Institute, una clínica exclusiva. El primer trabajo le dio un interés en la política pública, el segundo lo expuso a los altos niveles de estrés de los ejecutivos.

En el cuarto de siglo desde que Heifetz desarrolló su curso, el liderazgo se ha convertido en más que una palabra; ahora es una industria. Libros con “liderazgo” en el título vuelan de los estantes. La Escuela de Kennedy ofrece más de 35 cursos en la materia.

En la Ciudad de las Ideas 2015, este ilustre judío que Andrés Roemer, Curador del evento, reconoce como su  maestro en Harvard, dio algunas claves acerca del verdadero liderazgo :

“Creo que casi cualquiera puede proveer liderazgo, en su familia, en su vecindario, en su escuela, su comunidad, o en su país. No creo que el liderazgo sea algo selecto que solo unos cuantos con ciertos dones pueden tener.

Sin embargo el liderazgo no es una cuestión fácil, viene con riesgos.

Algunas de las preguntas en la vida que necesitamos enfrentar, en nuestras comunidades, en nuestro país- y algunas de las mayores oportunidades que tienen que ser aprovechadas- requieren  que tengamos valor, que tomemos riesgos, y que convoquemos a la gente a creer en ellos mismos.

El liderazgo no es acerca de crear necesidad, sino de crear capacidad. Quisiera darles unas lecciones que he aprendido acerca de diversas personas en todo el mundo, de gente que ha tenido éxito pero también ha fallado. Porque todos fallan algunas veces.

1- La primer idea es la importancia de tener perspectiva en medio de la acción. Tener la capacidad de en el momento, salirnos y observar la situación desde otra perspectiva, y poder ver las tendencias. Si estas en una junta, empujar tu silla unos centímetros atrás y poder decir, ¿Qué está sucediendo realmente acá?, ¿De qué me estoy perdiendo?, ¿Qué están diciendo detrás de la retórica?, ¿Qué valores se encuentran en juego? Necesitamos analizarlo, y tener la capacidad de corregir la acción. Esa capacidad de poder ir de la acción a la reflexión y de nuevo a la acción te da la flexibilidad de improvisación, de ser creativo, en un ambiente en constante cambio. También es importante tener compañeros, porque la idea de que uno puede liderar por sí mismo es peligrosa.

2- Una de las formas en que tus compañeros o confidentes te pueden ayudar, es en distinguir entre tu persona y el papel que representas. Uno de los mayores errores en el liderazgo es que la gente se confunde entre su persona y el rol que tienen. Los líderes toman personal cuando son atacados o también cuando son idealizados, generalmente esto se debe al rol que juegas en las vidas de otros, así que hay que diferenciar.

Una historia que me contó el Rey de Jordania, cuando le pregunté cómo se había preparado para ser rey.

Me contestó: “Yo nunca pensé que iba a ser rey, pero mi padre justo antes de morir decidió que yo fuera rey en lugar de mi tío. Ahora que veo las cosas en retrospectiva, pienso que a lo largo de mi vida me estuvo preparando para ser rey, porque me dijo: “En el momento que empiezas a creer que eres un rey, estás en problemas”.

El Rey Hussein sabía que cuando la gente le besaba el anillo, estaban besando a su rango, no a él; y cuando le disparaban, intentaban matar a lo que él representaba, no a él.

3- Escuchar atentamente es elemental en cuestión de liderazgo. Los aliados vienen baratos; son tus opositores quienes tienen mucho más que perder- y por esta razón, debes tenerlos más cerca, y entenderlos más íntimamente.

4- Finalmente quiero sugerir que mantenerse vivo requiere la capacidad de recordar cuál es la razón de ser del liderazgo en primer lugar. La razón es la siguiente: No hay mayor fuente de significado en nuestras vidas que la de hacer la diferencia en las vidas de otras personas. De construir, vivir y darle la capacidad a otras personas de salir adelante, y superarse hasta los límites.

5- A veces en este esfuerzo, empezamos a medir y calibrar el valor del trabajo que estamos haciendo. Pero medir no siempre nos da la verdad. ¿Cómo cuantificas el bien que haces? Por ejemplo, si dejo un trabajo, mi pensamiento es que tengo que conseguir uno que sea mejor y más importante. Lo principal es hacer un impacto positivo en las vidas de la gente- y hay algo que no puedes medir: la bondad.

Hace unos años cuando mis hijos eran pequeños mi padre, uno de los grandes neurocirujanos de su era, recién retirado, vino a mi casa y me dijo que quería volver a uno de los hobbies de su niñez, la astronomía.

Decidió que quería enseñarles a sus nietos a observar las estrellas.. Así que fue y compró todos los libros de astronomía que pudo. Pero no le gustaron, así que escribió el suyo. Fue con una editorial, y le dijeron, “Esta obra está muy bien”, y le recomendaron a un ilustrador. Unos años después, el libro fue publicado.

Un día, un amigo vino a la casa, y cuando le mostramos el libro le pidió a mi padre una pluma. Él pensó que era para una firma. Pero mi amigo le dio la pluma a mis hijos y ellos lo firmaron. Mi padre sintió una alegría enorme, y me di cuenta que 40 años de salvar vidas no se podían comparar con el significado de ese momento.

No puedes medir la bondad. En mi tradición, que también es la de ustedes, la tradición judía (porque Jesús era uno de nuestros grandes hombres), si salvas una vida salvas al mundo entero. Creo que muchos de ustedes ya han ejercido el liderazgo y hecho cambios en las vidas de las personas. Con eso quiero dejarlos: ayúdense, gocen los frutos de su trabajo mientras continúan aprendiendo, mejorando y creciendo en su capacidad de proveer liderazgo en sus familias, sus comunidades y su sociedad.

Que la fuerza los acompañe”.

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