“Tu Pueblo será mi pueblo, tu D-os será mi D-os”…. Ruth 1:16
Cuando que me preguntan el porque de mi decisión de convertirme al judaísmo, siempre respondo “es una larga historia”; es mi salida fácil para evitar contarla.
No la considero especial o relevante. Es la historia de un niño que necesitaba descubrir quién era, y quién quería ser, y es algo que todos pasamos en algún momento de la vida. Y sólo la cuento cuando creo que quien la quiere conocer y desea descubrir quien soy.
Es una historia intima para íntimos. Lo único relevante de mi historia no soy yo, sino todas esas personas que con actos de bondad me dieron ejemplo de cómo se debe vivir. Y ésa es la razón por la cual la comparto hoy, para agradecer a todas esas personas que dejaron y dejan una huella en mi: Bernardo y Saul Borovsky, Tete Bravo, Abraham y Sara Nurko, Mirele y Alfredo Bistre, Manuel y Sarita Taifeld, Yaron Kaminer, Misha Dinershtein, Alejandro Saltiel, Esther Saba, Jacobo Adato, Menagen Peretz, Jacobo y Pamela Meir, Daniel Shwedel, Menajem Ganz, Shamuel Kornblit, Ayelet Corona. Mis Papas Robin y Martha Aguirre. También mis abuelos Carmen Jacobo e Ignacio. Sin duda mi memoria es mala, y faltan muchos por nombrar, pero gracias.
Israel Aguirre
