El año pasado, justo antes de Jánuca, Miriam, una abuela judía, estaba dando instrucciones a su nieto que iría a visitarla junto con su esposa.
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“Al llegar a la puerta principal del complejo de condominios. Estoy en el apartamento 2B”.
Miriam continuó: “Hay un gran panel en la puerta. Con el codo pulsa el boton 2B. Yo te abriré la puerta. Ya adentro, el ascensor está a la derecha. Con el codo pica el botón 2, y cuando salgas, mi casa está a la izquierda. Con el codo, golpea mi puerta. “
‘Abuela, eso suena fácil,’ contestó Jonathan, el nieto, “pero ¿por qué tendré que golpear todos esos botones con el codo?
A lo que ella respondió: “¿Vendrás a visitarme con las manos vacías?”