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EMANUELE OTTOLENGHI Y YOSSI MANSHAROF

Contrariamente a las noticias que sugieren una reducción militar iraní en Siria, hay fuerte evidencia de que Irán está aumentando la apuesta.

No sólo los funcionarios iraníes han negado en forma vehemente que estén retirando sus fuerzas de los campos de la muerte de Siria, sino que, en forma más ominosa, según informes recientes confirmados por fuentes militares occidentales, la fuerza aérea del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI) está a punto de desplegar aviones de combate en Siria. Algunos informes incluso sugieren que Irán, bajo la cobertura de los misiles anti-aéreos rusos S-400, está desplegando dos escuadrones de aviones Sukhoi en un aeropuerto cerca de Homs. Rusia proporcionará mantenimiento y cobertura aérea a la aviación de Irán. Este acontecimiento crea el potencial para una gran escalada y pone de relieve cómo se necesita desesperadamente una revisión de la política del gobierno de Obama en Siria.

Ya hay aviones occidentales haciendo viajes contra objetivos del Estado Islámico (ISIS) en Irak y Siria, aviones rusos y helicópteros sirios atacando bastiones de los rebeldes sirios, y aviones israelíes llevando a cabo ataques aéreos en forma ocasional contra caravanas que transfieren misiles y otro armamento avanzado a Hezbolá. Israel está coordinando con las fuerzas rusas para minimizar el riesgo de hostilidades mientras preserva la opción de ejercer sus líneas rojas contra Hezbolá. Es probable que también esté ocurriendo la coordinación de las misiones occidentales con Rusia, aunque no es infalible. El reciente derribo de un avión ruso por parte de Turquía junto a la frontera sirio-turca pone de relieve la volatilidad de la situación. Sumar aviones de combate iraníes a esta mezcla ya combustible sólo puede hacer más grave el problema.

Respondiendo a informes de aviones iraníes en Siria, Yaakov Amidror, ex asesor en seguridad nacional del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que Israel “no tendría que responder en tanto los aviones iraníes no interfieran con nosotros.”

Hay poca posibilidad que los vuelos occidentales coordinaran con el comando aéreo del CGRI y menos de cero posibilidad que Israel e Irán pudieran arreglar un entendimiento para minimizar el riesgo de un enfrentamiento. A Rusia puede no importarle que Israel bombardee suministros de armas de Hezbolá, pero ha realzado su cooperación aérea militar con la Fuerza Aérea del CGRI en Siria e Irán puede interpretar esta cooperación como cobertura contra Israel. De ahí que es probable que el CGRI reaccione ante los ataques aéreos israelíes.

Las capacidades de la Fuerza Aérea del CGRI no son, per se, una amenaza estratégica para las operaciones israelíes. La aviación más moderna de Irán incluye algunos MIG-29 que Teherán adquirió a principios de la década de 1990 y viejos aviones Sukhoi rusos. Algunos de los MIG-29 de Irán estuvieron en tierra por años y, aunque el comandante de la fuerza aérea iraní, Shah Safi, alardeó en el año 2010 que los MIG de Irán eran finalmente operativos, no se equiparan a la aviación occidental. Los Sukhoi que tiene Irán son una versión más vieja del avión derribado por Turquía el mes pasado.

Es improbable que la inferioridad técnica sea un factor de restricción para Irán, no obstante. Funcionarios de seguridad y publicaciones iraníes se jactaron que la fuerza aérea iraní está preparada para cometer operaciones suicidas contra Israel. La posibilidad de que aviones iraníes permitan que Israel bombardee a Hezbolá sin un desafío o que aviones israelíes aborten la misión para evitar un enfrentamiento es improbable, Israel podría conceder su deseo de muerte a los pilotos del CGRI y derribar cualquier avión que rete su supremacía aérea. Pero las cosas pueden salir mal -y todo lo que Irán necesita para declarar victoria es derribar un avión israelí y capturar a un piloto, vivo o muerto. Irán podría responder también llevando a cabo misiones suicidas contra objetivos blandos israelíes o judíos en el exterior y alentando y ayudando a las unidades operativas de Hezbolá en operaciones de secuestro contra tropas israelíes junto a la frontera entre Líbano e Israel. Hezbolá puede no querer arriesgarse a abrir un frente con Israel mientras está empantanado en Siria. Pero una confrontación directa con Israel sobre los cielos de Siria puede cambiar los cálculos de Irán y llevar a una escalada. Cualquier represalia iraní, a su vez, provocaría la reacción enérgica de Israel.

Temeroso de molestar las negociaciones nucleares y, desde julio pasado, deseoso de capitalizar el éxito de su diplomacia nuclear con Irán, el gobierno de Obama se ha negado a emparejar su discurso respecto a Siria con su política en Siria. El Presidente Obama hasta ahora no ha cumplido su palabra sobre la necesidad de terminar las ambiciones regionales de Irán en Siria. El ya ha dado marcha atrás parcialmente en sus pronunciamientos iniciales de que el presidente sirio Bashar Assad debe irse. La reticencia de Estados Unidos a interferir en Siria no ha ayudado a contener ni a resolver su guerra civil. De hecho, ha abierto la puerta a la escalada y, en el proceso, limitó más las opciones de Estados Unidos, aumentando los costos para cualquier cambio de curso.

Un enfrentamiento directo entre Israel e Irán sería difícil de ignorar, aun para este presidente. No es muy tarde para que Obama salve su legado de la mancha de su política siria. La muy estimada distensión con Irán que ha buscado el Presidente a través de la diplomacia nuclear debe ser utilizada ahora para enviar un mensaje franco y permitir que Irán sepa que una escalada con Israel en Siria pondría en peligro todo lo que Irán ha conseguido hasta ahora.

De otra manera el presidente podría también prepararse para la guerra, porque nada bueno puede llegar de la aviación iraní e israelí habitando el mismo cielo.

Fuente: The Hill

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México