ISRAEL – Si a alguien aun le quedan dudas de que a los europeos les cuesta aceptar el hecho de que Israel, como nación soberana, no dejará que la Unión Europea se entrometa en sus asuntos internos, la debacle sobre el proyecto de ley de ONGs debería eliminárselas todas.

Por Judith Bergman

Imperialismo colonialismo europeo

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Radio Ejército informó el domingo que la UE protestó furiosamente la legislación propuesta. Según el informe, basado en lo que la radio del ejército dijo que era un documento interno de la UE filtrado, el Embajador de la UE Lars Faaborg-Andersen se reunió con la ministra de Justicia, Ayelet Shaked, hace varias semanas. Hizo un llamamiento a Israel para que se abstenga de tomar medidas que “hagan más complicado” el espacio en el que operan las organizaciones no gubernamentales israelíes, alegando que esto podría afectar a la libertad de expresión y de asociación. Según el informe, el embajador dijo que si bien la solicitud de transparencia era legítima, el proyecto de ley está dirigido a organizaciones que critican al gobierno.

“Esto tendrá un impacto negativo en la imagen de Israel y en Europa en relación a ella como sociedad abierta y democrática”, fue citado por el diario. Faaborg-Andersen supuestamente también dijo que colocar restricciones a la sociedad civil es algo “que se ve sobre todo en regímenes tiránicos. Hacemos un llamamiento a Israel para que permanezca en la familia de los estados democráticos y no se una a esta tendencia preocupante”.

Naturalmente, la UE está muy descontenta de ver limitada su intromisión en los asuntos internos de Israel de alguna manera, sobre todo porque hasta ahora ha podido hacerlo con impunidad. Sin embargo, alegar que Israel violaría algún derecho humano, como la libertad de expresión o asociación por implementar el proyecto de ley de ONGs es llevar la hipérbole más allá de todas las líneas rojas.

Seamos absolutamente claros: El proyecto de ley no viola los derechos de nadie, mucho menos los de la libertad de expresión y asociación. El proyecto de ley requiere que las ONG que reciben más del 50% de sus fondos de entidades extranjeras detallen las fuentes de financiación en todas sus publicaciones oficiales y de comunicación con los funcionarios electos. Los activistas de las organizaciones no gubernamentales también estarán obligados a llevar la etiqueta de identificación de nombre cuando trabajen en la Knesset de Israel, tal como hacen los grupos de presión. “Es un requisito razonable y justo, que de ninguna manera interfiere con el derecho de nadie a la libertad de expresión o asociación”.

Los críticos del proyecto de ley en Israel también están entrando en pánico, alegando que la legislación es discriminatoria, ya que son principalmente los grupos de izquierda los que reciben dinero de gobiernos extranjeros. La lógica retorcida de esto es simplemente alucinante: Si algo es discriminatorio y una amenaza para la democracia, es precisamente el abrumador apoyo financiero de los gobiernos europeos extranjeros y la Unión Europea a las ONG de izquierda, que da a las ONG una casi imbatible ventaja sobre cualquier otra ONG en la sociedad civil israelí. Esto no sólo es cierto para las ONG, sino también para el campo cultural, donde gran parte de, por ejemplo, la industria del cine israelí, está apoyada por organizaciones europeas, siempre que retraten a los israelíes como desagradables “ocupantes” y a los árabes como indefensas víctimas.

Es precisamente la intromisión de los gobiernos europeos en los asuntos internos de Israel a través de la financiación de ONG de izquierda, cuyos programas son a menudo subversivos para el Estado de Israel, lo que está en contravención directa con los principios del derecho internacional, la democracia y la diplomacia que la Unión Europea pretende mantener en tan alta estima. Los gobiernos extranjeros no tienen derecho en virtud del derecho internacional a promover sus propias agendas respecto a otra nación soberana mediante la financiación de ONGs subversivas en ese país.

Por el contrario, en realidad podría estar violando el derecho internacional. Además, se subvierte y distorsiona los principios más básicos de la diplomacia internacional, que se supone es el medio por el cual los Estados interactúan con arreglo al derecho internacional. Por último, la afrenta a la democracia no viene de exigir que las ONG detallen sus fuentes de financiación en todas sus publicaciones oficiales y las comunicaciones con los funcionarios electos, sino de la idea de que estas fuentes de financiación no deben ser divulgadas en esas publicaciones.

En conclusión, recordemos que la UE ha declarado explícitamente sus dificultades en aceptar la existencia de un estado soberano judío en primer lugar. En febrero de 2014, preguntado respecto a lo que piensa la UE si se debe presionar a los palestinos para que reconozcan al Estado judío, el embajador de la UE en Israel le dijo a un periodista israelí: “No creo que tengamos ninguna posición clara sobre eso porque no estamos 100% seguros de lo que se entiende por este concepto de estado judío”.

A Europa le cuesta captar adecuadamente el hecho de que Israel existe como Estado judío soberano, cuya integridad en el derecho internacional debe respetar de la misma manera que respeta la integridad de otros estados. Está furiosa de no poder inmiscuirse en secreto en los asuntos internos de Israel mediante la financiación de ONGs locales cuyas sus agendas luego desestabilizan a Israel y arruinan su imagen en el exterior.

Irónicamente, esta actitud de los europeos apesta a colonialistas, el espíritu imperialista que los europeos perfeccionaron y del que claramente todavía no pueden librarse.

*Judith Bergman es escritora y analista política residente en Israel.

Fuente: Israel Hayom

Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

https://www.enlacejudio.com/2016/01/01/israel-el-hedor-del-imperialismo/

Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico