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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – En este comienzo de año 2016, debo hacer una declaración triste. Entre los intelectuales que no son judíos, soy uno de los pocos en Francia que defienden a Israel con claridad, rotundamente y sin ambigüedades.

Por Guy Millière

Sólo tengo que mirar a mi alrededor para entender mi casi soledad por defender a Israel, en Francia, y lo más importante, hacerlo de forma explícita e inequívoca, cuando no se es judío, no despierta mucha simpatía en los círculos de la cultura, la academia, la edición y los medios de comunicación. No puedo contar las puertas que se han cerrado ante mí en los últimos años por este motivo, la cantidad de personas que me han dado la espalda, o que me miraron con desdén y desconfianza.

 

He constatado en los debates televisados en los que he participado, que podía, en rigor, criticar a Barack Obama, pero que defender a Netanyahu sin inmediatamente añadir algunos sostenidos y bemoles permitiendo sugerir que está “muy a la derecha”, estaba dentro de lo impensable y que había pasado la línea y que no sería invitado la próxima vez.

 

Oí a periodistas decirme que mis posiciones eran inexplicables dado que yo “ni siquiera soy judío”.

 

Recibí sabios consejos de comentaristas que todavía son invitados a los debates televisados, sobre cómo hacer comentarios más “equilibrados”: comenzar diciendo lo contrario de lo que pienso, y continuar diciendo lo que realmente pienso. Me dijeron que así sería más audible. Contesté que si empezaba por mentir antes de decir la verdad, y recuperaba las mentiras que están al acecho en el aire fangoso de la época, actuaría de forma deshonesta.

 

Los que me dieron este consejo consideraron, parece, que asesorarme era inútil y que yo era incurable.

 

Quiero confirmarlo aquí: soy incurable.

 

He decidido hacer un trabajo intelectual honesto.

 

Creo que la forma en que Israel es tratado en Francia por todas partes, especialmente en los círculos de la cultura, la academia, la edición y los medios de comunicación, está impregnado de una deshonestidad consciente o inconsciente por parte de aquellos de los que emana.

 

También me gustaría confirmar aquí: Preferiría totalmente dejar de hacer mi trabajo antes que empezar a hacerlo de forma deshonesta.

 

Hay algo sospechoso en la forma en que se trata a Israel unánimemente en Francia. Creo que el odio y el resentimiento contra Israel son sólo la nueva piel que ha adoptado el antisemitismo y que la “causa palestina” es la máscara de la que se disfrazan los antisemitas que no se atreven a admitir lo que son.

 

Constato que este odio y este resentimiento están presentes en otras partes además de Francia, en toda Europa, y se encuentran incluso en palabras silenciosas en las decisiones políticas de la Unión Europea.

 

Constato también, estando a menudo en EE.UU. (de donde acabo de regresar), que aunque este odio y este resentimiento se encuentran en la extrema izquierda estadounidense, que actualmente está contaminando poco a poco al Partido Demócrata, están menos presentes en la población estadounidense.

 

La idea de que existe una ética inherente al trabajo intelectual es una idea que, a pesar de lo “políticamente correcto”, sigue estando mucho más presente en Estados Unidos que en Europa.

 

Sin duda, es por eso que el aire de América me parece más respirable, y cuando tengo que respirar a pleno pulmón y no me encuentro en Israel, elijo ir a Estados Unidos, país donde, hasta ahora, nadie se sorprende de que alguien que no es judío defienda a Israel. Claramente. Rotundamente. Y sin ambigüedades

 

Yo soy de los que piensan que hay una ética inherente al trabajo intelectual, y que consideran, por tanto, que hacer el trabajo intelectual sin ética es un delito que fácilmente conduce a otros delitos, como la historia ha demostrado.

Fuente: © Agencia de Noticias Metula Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

https://www.enlacejudio.com/2016/01/04/por-que-sigo-estando-decididamente-al-lado-de-israel/

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