Buscando un acercamiento e interacción de la Juventud Maguen David con los rabinos, el 18 de enero en la terraza del Hotel Westin, Santa Fe, se llevó a cabo una noche bohemia.

ELENA BIALOSTOCKY PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Acudieron jóvenes universitarios con la intención de encontrarse con sus amigos y escuchar las palabras de los rabinos.  A pesar del frío los asistentes, en su mayoría, se quedaron hasta el final.

El primero en tomar la palabra fue el Rabino Yosef Zonana, de la Comunidad Maguen David quien dijo que en la Torá la música es la expresión más elevada del alma y las letras son su cuerpo.

“Según la Torá hay muchas leyes que no se podrían entender a no ser que se entonen con las tonadas musicales. La música nos impulsa a hacer cosas que no haríamos sin ella. Existen siete notas musicales, así como siete Sefirot  (emanaciones divinas). Para que cada una de esas notas  nos lleguen a tocar, ya sea de forma buena o mala, tenemos que exponernos a ella”.

El Rabino Beto Turquie, deleitó la noche tocando la guitarra  y comentó: “La música es y ha sido una parte muy importante de mi vida. Una parte importante de nosotros mismos es la música que llevamos por dentro, si no estamos satisfechos con nuestra vida, cambiemos el casete. Tenemos que recordar siempre que hay alguien que dirige esta orquesta que es el Kadosh Baruj Hu. Si quieres ser parte de D-os tienes que afinar tu instrumento al tono de Hashem”.

Posteriormente tomó la palabra el Rabino Amram Anidjar diciendo que en el judaísmo se habla mucho de la importancia que tienen las canciones. “David Hamelej (el rey David) es quizás el más destacado en la música, sabemos que le gustaban los cánticos y la música. Los Tehilim (Salmos) los escribió con varios instrumentos. Cuando David estaba inspirado comenzaba directamente a cantar, pero cuando estaba decaído, primero buscaba la inspiración y después cantaba. Ésta es una oportunidad de ofrecerles a todos una conexión con el creador. Como judíos, cambiemos nuestra música: hay música pura y pura música,  podemos ver una gran diferencia entre los dos”, señaló.

Antes de cautivarnos con sus cánticos, el rabino Sali Zaed, de la Comunidad Monte Sinaí, comentó: “Según el Gaón de Vilna, los padecimientos que tenemos son señales de lo que Hashem quiere que la persona mejore en su vida. Las personas que tenemos la oportunidad de cantar lo hacemos como una forma de acercarnos a D-os. Los Jajamim (sabios) de la Cabalá hablan que el idioma es la música: dependiendo de las palabras, será el ánimo que tengamos. Si las palabras son violentas, estaremos mal; mientras que si escuchamos tonadas lindas, con base en el judaísmo, nuestro humor será tranquilo”.

Después de estas pláticas, el Rabino Beto Turquie acompañó con su guitarra al Rabino Sali Zaed y juntos entonaron canciones judías.

Finalmente, tomó la palabra el Rabino Meir Mizrahi, Rabino del Colegio Atid, quien expresó:  “Tenemos que escuchar la música del alma. Hay que saber valorar y agradecer la música que nos eleva, la música del agradecimiento.  Alabamos a D-os es con el canto”.