SALVADOR SOSTRES

*Cortesía de Antonio Escudero Ríos

Se le reprocha a Ada Colau que no se hubiera atrevido a insultar a la religión musulmana. Claro que no. Sólo se atreven contra nosotros y me parece muy bien.

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Es extraordinario que hasta nuestros peores haters sepan que somos los de la libertad y los de la compasión, y que siempre vamos a perdonarles. Es un logro de la civilización que hasta los bárbaros entiendan nuestras coordenadas. Se atreven contra nosotros porque saben que no vamos a responderles y que vamos a quererles exactamente igual. Siempre para ellos tendremos abiertos los brazos. Dios sólo nos enseñó a amar.

Y ellos lo saben, claro que lo saben. Lo han sabido siempre. Por eso se atrevieron con Jesucristo. Por eso todos los sentimientos están resumidos en el Calvario, y principalmente el amor.

Contra el Corán no se atreven porque hasta los Ada Colau han entendido que sólo hay una civilización, que adquirimos la fuerza de lo que conquistamos, y que fuera hace mucho frío.

Es una excelente noticia que hasta las expresiones más bajas de nuestra sociedad identifiquen nuestras virtudes y se beneficien de ellas. Es un buen paso en la correcta dirección. Tal vez algún día lleguen a comprender el mecanismo, y se incorporen a la gran rueda del amor, de la piedad y de la ternura como metáfora de la solución universal.

Está muy bien que vengan a insultarnos. No hay que despreciar el progreso: hasta hace muy poco venían a matarnos. Sabemos poner la otra mejilla y sabemos que no saben lo que se hacen. No puede haber ofensa, sólo compasión. Que nos enfademos como respuesta es como rezar otro Padrenuestro blasfemo, y lo que es peor, equivocado. No fue esto lo que Él nos enseñó.

No tengáis miedo, nos dijo Juan Pablo II. Deus caritas est, nos dejó escrito Ratzinger en su primera y bellísima encíclica. Nosotros somos los de la Cruz. Los que sabemos convertir  el viejo dolor en amor para legarlo solemnemente a la Historia. No hay nada más revolucionario que el amor y el perdón es la gran prerrogrativa de Dios. Ellos lo saben y por eso se atreven a decirnos cualquier cosa; y nosotros tendríamos que no olvidarlo cuando estemos tentados de transitar los estériles caminos del odio.

 

Fuente:abcblogs.abc.es