ALEXANDER MELEAGROU-HITCHENS

Hay un nuevo peligroso acontecimiento en la insurgencia yihadista en el cuerno de África.

17294695_xl

Cuando explotó una bomba a bordo de un vuelo de Daallo Airlines el 2 de febrero partiendo de Mogadiscio, Somalía, para Ciudad Djibouti, la atención se volvió rápidamente hacia el grupo yihadista más activo en la región, la milicia Al-Shabaab afiliada a Al Qaeda. El ataque fallido (el avión aterrizó a salvo y sólo el atacante resultó muerto) marca un peligroso nuevo acontecimiento en la insurgencia yihadista en el cuerno de África.

Antes de este ataque, Al-Shabaab se había enfocado principalmente en operativos militares, combatiendo una urgencia tradicional junto a una campaña asimétrica letal. Ha estado a la defensiva desde el año 2011, cuando una coalición de ejércitos de la Unión Africana respaldados por los occidentales comenzó a obtener importantes victorias contra él, aunque hay preocupantes señales recientes de un renacer. El mes pasado, Al-Shabaab se las arregló para infligir la peor pérdida de vidas en la historia militar de Kenia cuando masacró a cerca de 100 tropas del ejército de Kenia durante un ataque contra una base de avanzada en El-Adde, en el norte-centro de Somalia.

El reciente bombardeo al avión es un acontecimiento completamente nuevo para el grupo, sin embargo, eso lo hace preocupante. Aunque el grupo ha participado en otras formas de terrorismo en el pasado, este bombardeo a un avión civil es una táctica que al-Shabaab había evitado anteriormente.

Las razones para el cambio siguen sin ser claras, pero el objetivo en sí mismo puede ser fácil de explicar. El atacante tuvo reserva inicialmente en un vuelo de Turkish Airlines, y sólo se convirtió en un pasajero en Daallo cuando fue cancelado su vuelo original.

Turquía ha desarrollado negocios cercanos y vínculos contraterroristas con el gobierno somalí. Al-Shabaab, el cual se enmarca como el protector de Somalia y sus musulmanes de las influencias occidentales y otras foráneas, considera a Turquía “uno de los socios principales del Occidente en su guerra contra el Islam.”

En cuanto a la adopción de una nueva táctica terrorista, el bombardeo de Daallo puede ser una señal de un juego de poder entre grupos islámicos. Durante el año pasado, el Estado Islámico ha estado agitando para que Al-Shabaab renuncie a Al Qaeda y prometa su lealtad al auto-proclamado califato del Estado Islámico. Mientras el Estado Islámico continúa luchando por un punto de apoyo en Somalía, el grupo se ha vuelto popular entre algunos de los miembros más jóvenes de Al-Shabaab y sus cuadros de combatientes extranjeros. Estos son musulmanes de todo el mundo, incluidos hombres jóvenes de la diáspora somalí radicados en Occidente. Para estos combatientes comprometidos ideológicamente, el éxito del Estado Islámico hace del grupo una perspectiva muy atractiva.

El liderazgo de Al-Shabaab está feliz de responder con represiones brutales contra cualquier miembro que ha corrido sus lealtades, pero también debe tratar de ganar a los simpatizantes del Estado Islámico. Para Al-Shabaab emular el tipo de terrorismo de perfil más alto asociado ahora con su rival yihadista global puede ser una forma de hacerlo.

También notable es la larga dilación antes que Al-Shabaab este fin de semana se atribuyera por último la responsabilidad por el bombardeo. Esto puede sugerir que el grupo al principio estaba reticente a ser asociado con un fracaso más bien bochornoso. Pero, aunque el ataque no tuvo éxito, esto ha tenido más que ver con la suerte que con el contraterrorismo eficaz. De haber explotado la bomba después que el avión alcanzara la altitud de crucero, el daño habría sido significativamente peor. Si Al-Shabaab aprende sus lecciones aquí y persiste con esta nueva táctica, el próximo ataque podría ser mucho más devastador.

Puede ser prematuro afirmar que estamos presenciando un resurgimiento de Al-Shabaab, pero acontecimientos recientes de alto perfil deben servir como un recordatorio que, aunque el Estado Islámico se roba los titulares, Al Qaeda y sus afiliados continúan presentando una amenaza para el futuro cercano.

Meleagrou-Hitchens es un catedrático en el King’s College London y jefe de investigación en su Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización. 

 

 Fuente: The Wall Street Journal

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México